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Haciéndolo con un maduro amigo de mi padre

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Me describiré nuevamente para los que no me han leído: 1 metro 60, cabello largo y oscuro, nalgas pequeñas pero redonditas y paraditas, senos grandes redondos y firmes con unos pezones grandes y rodados, y una figura en general de muerte y solo 22 añitos.

Esta historia comenzó cuando mi familia se reencontró con un viejo amigo de mi padre. Un hombre fuerte y bien cuidado y con unos 47 años bien recorridos. Cabe destacar que el hombre me vio crecer pero hubo un tiempo en el que por cuestiones de trabajo tuvo que alejarse.

El día del reencuentro yo iba con un vestido casual, corto y tipo straple que dejaba ver todas mis curvas. El quedo impresionado al verme, lo sé porque me lo dijo. El día transcurrió normal, exceptuando sus mirabas que me desnudaban, todo estuvo normal.

Al día siguiente en la noche me invito a salir, ese día me puse despampanante, me coloque vestido negro cortito, tacones negros de suela roja y de ropa interior una tangita negra con encaje rosa y el sostén que le hace juego.

Ya en camino me pregunto qué quería hacer así que fuimos a tomar unas copas, bailamos y juguetiamos entre nosotros toda la noche, cosa que me excitaba, salimos de el bar y me pregunto de nuevo que quería hacer:

ÉL: -¿Qué quieres hacer ahora princesa?

YO: -No lo sé, lo que tú quieras, sorpréndeme.

Y sí que me sorprendió, pues se vino hacia mí y comenzó a besarme con furia

en el coche mientras estábamos en el estacionamiento todavía.

Se notaba que estaba excitado ya que me decía lo rica que era mi boca una y otra vez.

EL: -Que rica boquita tienes, eres todo un premio, nunca imagine que te pondrías tan buena –Hizo una pequeña pausa mientras me miraba y pregunto- ¿No te gustaría ir a un lugar más privado?

Estaba ya tan excitada que solo dije que si, solo quería comerme esa vergota que se marcaba en ese pantalón (soy una puta, lo sé jajaja). Camino al hotel ya eran las 4am y yo venía tocando su polla sobre el pantalón, cosa que lo obligó a frenar el auto en medio de la calle, para ir sobre mí y sacar uno de mis pechos de el vestido para besarlo y chaparlo deliciosamente. Todo esto ya me tenía muy caliente, sentía lo húmedo por toda mi tanga y solo podía clavarle las uñas en la cabeza y alar su cabello ofreciéndole por completo el disfrute de mi pecho.

Se reincorporo y puso el auto a andar. Pronto llegamos a el hotel y seguido a esto a la habitación del mismo. A penas cerró la puerta se fue hacia mí y en menos de lo que canta un gallo saco mi vestido dejándome solo con la ropa interior y los tacones, saco mis senos por sobre las copas y siguió el trabajo que dejo incompleto en el auto, besando y chupando mis senos. Al mismo tiempo hizo a un lado mi tanga y comenzó a penetrarme con un dedo, yo estaba súper mojada y excitada. Saque su polla y me quede con los ojos como huevos fritos al ver su gran tamaño y grosor, me arrodille ante él y comencé a meterme todo lo que pude en la boca me encanta chupar pollas así que me considero muy buena en eso. Le estuve chupando la verga y las bolas un buen rato en el que me mantenía sujeta del cabello como impidiendo que me escapara, hasta que sentí que iba a explotar, me detuve, lo vi desde abajo y los ojos y sonreí. Me levante y quite su camisa para sentir su pecho, lo bese suavemente desde abajo hacia arriba, buscando llegar a su boca, mientras lo pajeaba lento.

Nos besamos por unos minutos y de repente me tiro a la cama, me volteo y me puso en 4, solo bajo mis tangas hasta mis rodillas y me penetro sin más, pegue un grito de dolor y placer al sentir su grande verga llenarme y solo se escucho decir de el:

EL: -Pfff, que rica y mojada estas.

Y allí estaba yo, con las tangas a las rodillas, los tacones puestos, los senos fuera de la copa del sostén y gozando como una loca mientras este madurito me cogía como a una perra.

YO: -aahhh que rico papi, eso así, cógeme duro mi amor, que rico que me lo metes mmmm que ricoo si si si

El solo gemía, me nalgueaba cada tanto y decía lo rico y apretadito que tengo coño. Eso me hizo llegar a tener un orgasmo de esos que te llevan al cielo que casi me

mata.

El por su parte siguió bombeándome hasta que llego su turno de acabar. Saco su verga de mí y dejo caer una abundante cantidad de leche caliente y espesa en mi baja espalda. Mientras sentía como corría la leche, se acerco a mi oreja, la mordisqueo y él me dijo:

EL: -Eres toda una perrita divina así que me imagino quedaste con ganas de que inundara tus entrañas de leche, y eso voy a hacer, pero primero deberíamos bañarnos para limpiar tu espalda.

Y eso hicimos, nos dimos un delicioso baño, pero esa será otra historia.


Mi compañero de viaje

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Hola a todos; me llamo Ivette y he sido lectora de Todorelatos desde los 18 años cuando accidentalmente me tope con esta página, desde entonces he leído muchas de las diferentes historias que ahí se publican, algunas muy excitantes y dignas de ser llevadas a la pantalla, así como ustedes yo también tengo una historia y es hasta el día de hoy que he decidido contarla y compartirla con ustedes; no soy una buena escritora pero hare mi esfuerzo para que mi relato sea claro y entendible.

Bueno empezare por describirme, mi nombre es Ivette, soy de México, tengo 24 años, mi cabello es lacio, negro y largo a media espalda, soy de tez blanca, tengo una carita bonita que la verdad me hace aparentar menos edad, tengo un cuerpo bonito, gracias al ejercicio, voy a un Gym que está a dos cuadras de donde vivo, en el trayecto del camino ya sea al Gym o a comprar algo a la tienda puedo constatar por las miradas de los hombres que tengo un figura atractiva, además de que mi andar es coqueto y muy sensual, mis senos son grandes, cuando voy por la calle me gusta observar en los cristales de los negocios ese ligero bote que tienen cuando camino, una cinturita que hace resaltar mi trasero, redondito y paradito, me gusta vestir sexy y ligera, con pantalones de mezclilla ajustados, falditas, mallones, blusitas pegaditas, etc.

Soy hija única, nací en el seno de una familia de clase media-alta, mis padres son maestros y la verdad tiene capital para cumplir mis caprichitos, me consienten mucho, siento como si me cuidaran como a una niña, lo malo que son muy conservadores, mis padres son muy celosos conmigo, yo creo que veían como mi cuerpo se desarrollaba y la forma en que era observada por los hombres, los cuales no me veían como una niña, me veían con otras intenciones. Y es que me toco vivir en una ciudad donde los hombres parecen burros en primavera, no faltaban los que querían propasarse conmigo o me decían alguna grosería, aun siendo conocidos de la familia (como el vecino que le cae gordo a mi papa, el cual logro darme un repaso), sin embargo yo no decía nada para no causar un problema mayor. También yo ayudaba a que se portaran así conmigo vistiéndome sexy, pero no era mi culpa, me gusta vestir así, aparte es una zona donde hace mucho calor y te dan ganas de vestir ligera.

Tengo muchas amigas, pero no soy de esas que les guste salir de fiesta a altas horas de la madrugada, aparte de que mis padres no me dejan, mucho menos llegar con aliento alcohólico, “me matan”. Por eso es que gran parte de mi tiempo libre lo gasto en mi cuarto con mi lap, escucho música, veo películas o de plano solo platico con mis amigas, gracias a que tengo conexión a internet en la casa no me aburro, fue en una de esas noches que descubrí esta página, y después otras que no sabía de su existencia y que me llamaron mucho la atención, ya había visto pornografía en videos pero no en relatos, estos me parecieron mas entretenidos que los videos porque echaban a andar mi imaginación, después de leer relatos de las distintas clasificaciones, la de sexo con maduros se convirtió en mi favorita.

En algunos cometarios que le hacían a los relatos hablaban sobre la capacidad que tiene los viejos para satisfacer a las jovencitas, que los viejitos son los que mejor te comen la vagina, y el morbo que da estar con uno de ellos, con estas historias aprendí a masturbarme, y en ocasiones estando tan caliente me imaginaba a mí como protagonista de ellas, sin embargo pensaba que esto no sucedía en la vida real, o al menos no me sucedería a mí, y que a lo mejor estando con uno a la mera hora no me atrevería, salía a la calle y veía a los viejos de mi comunidad, todos gordos, panzones, asquerosos, peludos, borrachos sobre todo, algunos me comían con la mirada, la verdad no me imaginaba estar en la intimidad con uno de ellos, yo mejor aceleraba el paso cuando me topaba en la calle con un viejo de estos.

Termine la prepa y entre a la universidad, quería ser maestra como mis padres, y para eso tenía que viajar a la capital donde estaban las mejores escuelas, pero no al DF, sino a la capital Xalapa, en el Estado de Veracruz, como pase el examen de admisión me costó mucho convencer a mis padres que me dejaran rentar un cuarto para mi sola, ellos me querían mandar con unos tíos que vivían hay pero yo no quería, porque mi tío era muy morboso y siempre que iban de visita podía sentir sus miradas sobre mi cuerpo, ahora imagínense tenerme ahí todos los días pues como que no, en ese entonces recién acababa de cumplir 18 años y ya contaba con el físico que les describí anteriormente.

Mis padres me encontraron un cuarto, era una pensión para “señoritas”, muy bonita por cierto, el cuarto que me rentaron era amplio y amueblado, lo malo era que no contaba con internet, tenía que salir a hacer las tareas a un cyber que había afuera.

Asistía a clases todos los días, de las 7 am hasta las 4 pm, 6 pm, y en ocasiones hasta las 8 de la noche, era una chava muy dedicada al estudio y tenia bien fija mi meta, sacaba muy buenas calificaciones, yo me daba cuenta que llamaba la atención de los muchachos del salón y de otros salones, algunos eran muy guapos y la verdad me hubiera gustado hacerme novia de alguno de ellos pero eso representaría perder tiempo importante para mis estudios porque veía que las compañeras y amigas que tenían novio preferían gastar su tiempo con ellos que en los trabajos escolares.

Todos los viernes por las tardes regresaba a mi cuidad, tenia suerte porque los viernes siempre salía temprano, era el día que tenía menos materias, como era normal mis padres me esperaban afuera de la terminal de autobuses; así mismo me iban a dejar los domingos por la tarde cuando me tocaba regresar a la escuela, cuando estaba en la escuela me empecé a alejar un poco de los relatos porque me dejaban mucha tarea y luego salía tarde, aburrida, chocada, cansada y pues lo que quería era llegar a dormir.

Un sábado que estaba en casa decidí descargar algunos videos porno de internet para entretenerme durante la semana, los videos eran de viejos asquerosos cogiendo con hermosas jovencitas bien putas y calientes, y de negros muy bien dotados que se cogían a unas muy voluptuosas rubias, me gusta mucho ver de estos videos. Así que los descargué y los guarde en mi lap.

Cuando llegué el domingo a mi cuarto de Xalapa me encerré y me dedique a ver los videos hasta tarde porque sabía que el lunes no tenia clases, cosa que no le dije a mis padres para que no me mandaran hasta el lunes en la tarde, mientras observaba los videos una extraña sensación se apodero de mi, empecé a sentirme húmeda y caliente de mis partes, rápidamente me fui despojando de mis ropas hasta quedar solamente con una tanguita color rosa y una camiseta blanca de esas de tirantes, me imaginaba a mí como la protagonista de las historia hasta el punto de que deseaba que pasara realmente, los videos eran muy excitantes, o al menos a mi así me parecían, en especial los videos en donde negros superdotados cogen con mujeres blancas, y otro donde un viejo que al principio me cayo gordo porque era muy caliente y hablaba obscenidades de las mujeres (el video estaba en español), salía a la calle en busca de jovencitas, pero cuando encontró una me impresiono el verbo que tenia para convencerla hasta que se la llevo a la cama, nada más porque era un video sino también a mi me convence, esa noche me masturbe de una forma increíble, empape tanto mi tanguita que me la quite, durmiendo solo con la camisa.

Ya de regreso a la escuela las cosas siguieron de manera normal, estudiando, tareas, exposiciones, exámenes, etc., me estaban saturando de tareas, estaba algo estresada, nada que una buena masturbada no pudiera arreglar, ese era mi método para desestresarme, muy bueno por cierto, lo recomiendo.

Así siguieron los días, muy cansados y estresados, hasta que llego un viernes muy especial, ese día tuve que entregar un trabajo muy importante el cual la maestra me venía revisando desde hace casi un mes, desafortunadamente en la clase la maestra me dijo que tenía que corregir algunos detalles y que se lo tenía que entregar en la tarde, así lo hice, me quede en la sala de computo de la escuela hasta tarde, cuando termine fui al cubículo de la maestra para entregarle el trabajo, la maestra me hizo esperar algo de tiempo hasta que al fin se desocupo y me atendió, le dio una ojeada y me dijo:

-bueno Ivette, creo que está en orden, vete tranquila porque gracias a este trabajo estas exenta en el examen-

-deberás, gracias maestra- la dije con una sonrisa de oreja a oreja

Nos despedimos y salí rápido de ahí, ese día salí tarde de la escuela, pero saliendo inmediatamente me fui a tomar el carro para llegar temprano al cuarto.

Llegue a mi cuarto y lo primero que hice fue tomar un baño, me vestí, por desgracia no encontré ningún pantalón limpio, por el exceso de tarea esa semana no los había llevado a la lavandería, así que tome una falda de mezclilla que vi por ahí y que estaba limpia, me quedaba algo corta y ajustada, poco más arriba de media pierna, casi mini, debajo de mi falda una tanguita semitrasparante de esas de hilo, color negra con el elástico en fiusha (me gusta mucho usar tanga) una blusita de tirantes color blanca con florecitas en fiusha muy escotada de la parte de enfrente tanto que dejaba ver parte de mi sostén y ni que decir de mis pechos, y para cubrir mis hombros por el fresco del clima me lleve una suéter de esos que nada mas son de meterse por los brazos y que no se abotonan de la parte de enfrente, si me veían así pensarías que iba a buscar otra cosa, no sé por qué me dio por vestirme sexy ese día pero como ya era tarde pensé que el autobús iría vacio y no habría tantos hombres. Salí, tome un taxi y me dirigí a la terminal.

En el trayecto pude confirmar lo corta de mi falda ya que al sentarme esta se subió bastante y dejaba ver una buena parte de mis piernas, y qué decir de mis pechos que ligeramente botaban con cada tope y bache que pasaba el taxi, hasta parecía como si lo hiciera a proposito, el taxista aprovecho para recrearse un poco la vista, empezó a querer hacerme platica pero yo solo le contestaba por educación, me daban ganas de decirle que diera vuelta para volver a mi cuarto y cambiarme de ropa pero ya era tarde y de por si mis padres como que no me creyeron cuando les dije que se me había hecho tarde por entregar una tarea.

Eran las 9 de la noche y el autobús estaba saliendo de la terminal, ósea que llegaría a las 12 de la noche a mi destino, para esto ya había avisado a mis padres para que fueran por mí a esa hora, sé que mis padres lo hacen porque me quieren paro a veces siento que me hostigan, que no dan mi espacio y privacidad, que les costaba que yo me fuera el sábado temprano.

Regresando a la historia, estuve a punto de perder ese autobús, corrí por el pasillo para alcanzarlo ya que el otro salía dentro de media hora, lo bueno fue que el chofer me vio y se detuvo, permitiéndome subir, le di mi boleto y camine, pude ver a unas conocidas de mi cuidad en el autobús, las salude y seguí avanzando, siempre me ha gustado sentarme hasta atrás del autobús, en la parte donde son 5 asientos pegados, pero estos ya estaban ocupados por una señora con sus hijos que llevaban muchas bolsas de compra, yo creo que eran de alguno de esos pueblos que están saliendo de la capital.

En fin, me senté en la fila siguiente del lado de la ventanilla porque me gusta ir viendo el paisaje mientras viajo, además así dejo el otro asiento libre esperando a que me toque ir acompañada de algún chico atractivo como esos de la escuela, por desgracia esa noche parecía que me iría sola, busque mis audífonos para ir escuchando música pero por las prisas se me olvidaron.

Unas cuadras antes de salir de la cuidad el autobús se detuvo para subir a otras personas, cuatro en total subiendo en este grupo mi compañero de viaje, yo no me fije en el hasta que llego a donde estaba mi asiento y se quedo parado al lado viéndome, enseguida entendí el mensaje y me recorrí un poco para darle más espacio;

-disculpa muchacha está ocupado- me dijo

-no, siéntese- le dije regalándole una sonrisa

- gracias- se sentó y sentí que me recorrió con la mirada

En eso eche un vistazo al resto del autobús y vi que no iba muy lleno, incluso pude ver todavía asientos en donde los dos lugares iban desocupados, bien pudo haberse sentado en otro lado.

Comencé a analizar a mi compañero, era un señor viejo, como de 60 años más o menos, técnicamente más que menos, moreno y muy panzón, vestía unos pantalones color caqui, y una camisas de esas de botones, color amarilla a cuadros de manga larga, su rostro no era de lo más atractivo que digamos, es mas no tenia atractivo, tenia barba y bigote de esos que llamamos de tres días que es el que cuando te afeitas te empieza a salir después y que raspa como lija, casi no tenia cabello, era de esos viejos que son calvos del coco y solo tienen cabello a los costados, casi canoso, tenía una voz ronca y áspera, era más alto que yo (bueno yo no soy tan alta, mido 1.64 m), venia algo sudado, yo digo que era de esas personas que sudan mucho, porque no se veía agitado, eso me hizo sentir un olorcito como entra a colonia y sudor, en fin, no era el compañero que una espera en este tipo de situación.

Después de escanear a mi compañero volví a voltear por la ventanilla para seguir disfrutando de la vista que ofrece Xalapa, es una ciudad muy bonita por si un día quieren venir a visitarla entre colonial y moderna, entonces mi acompañante me volvió a preguntar;

-¿vienes de la escuela muchacha?-me dijo, a la vez que no me quitaba la vista de encima.

-si- yo me limitaba a contestar, no quería hacerle platica a este señor que se veía que era de esos viejos lujuriosos y que algunas amigas me han dicho que son bien calientes, que nada más se la pasan observando a las muchachitas y este no me parecía la excepción por la forma en que miraba las piernas,

-¿en donde estudias?-

-en la XXXXXXXXXXX- volví a contestarle (no puedo decir mi escuela, porque todavía mantengo contacto con algunos docentes)

-ah, y que estas estudiando-

-para maestra-

-ah, que bien, con una maestra como tu si regresaría a la escuela para que me enseñara algunas cositas- se rio de manera burlona -¿cómo te llamas bonita?-

-Ivette- su sarcasmo no me pareció de lo mas gracioso

-qué bonito nombre, dime Ivette, ¿Cuántos años tienes?- me pregunto mientras pasaba suavemente sus dedos por mi brazo izquierdo-

-18-

Al decirle mi edad vi que hasta los ojos le brillaron.

Empezó a hablarme sobre él, me dijo que se llamaba Roberto, que tenía 63 años, era divorciado y pensionado, que tenía dos hijos casados que rara vez lo visitaban, había trabajado de ingeniero en una empresa muy importante aquí en México y eso le permitía cobrar una buena pensión, además también la caía un dinero extra gracias a que tenia unos cuartos que rentaba; me llamo la atención porque la dirección que me dijo donde estaban los cuartos era más cercana a la escuela que en donde yo vivía,

-y cuanto cobra- le dije

-barato Ivette, yo cobro 1000 mensual- me dijo.

-¿tu vives con familia o también rentas?

- no, yo también rento, a mi me cobran 2000 al mes y la habitación esta algo lejos de la escuela, ya nada más porque esta amueblada,

-esta caro, pues yo tengo cuartos disponibles, digo por si quieres un cambio- me dijo, yo note su mirada típica de viejo pervertido cuando me propuso el cambio,

-no sería mala idea- la dije, al momento que por reflejo mire su entrepierna y un bulto se medio asomaba, pensé, será el pantalón o es su herramienta de trabajo, el se dio cuenta de donde lo miraba y comenzó a rascarse su paquete de forma vulgar (obvio no se masturbaba, solo se lo tallaba por encima del pantalón), a lo que yo quite rápido la mirada disimulando que no lo había visto, pero creo que se dio cuenta que lo miraba por la ventanilla, tal vez esto fue el primer paso para lo que después se atrevió a hacer.

Mientras se tocaba siguió haciéndome preguntas, como que de donde era, en que semestre iba, mi familia, mis gustos, etc., claro que no voy a relatar toda la plática por eso me llevaría horas, además de que algunas cosas no las recuerdo muy bien, yo le contestaba pero sin voltear a verlo porque sabía que se estaba agarrando su miembro y fue entonces que me vinieron a la mente las historias que había leído en los relatos, empecé a sentirme nerviosa, incluso hasta caliente, un calorcito rico empezó a invadir mi cuerpo, principalmente en mis partes, además me empezaron a sudar las manos típico de cuando yo me pongo nerviosa, por un lado me incomodaba la forma en que se tocaba el paquete hay junto a mí y la manera en que se me quedaba viendo, y por el otro me excitaba el pensar en la situación en que me encontraba, una situación que siempre pensé que nunca me pasaría, tanto que sentí que comenzaba a mojarme.

Hubo unos minutos de silencio en los que yo miraba su actividad por el reflejo que ofrecen las ventanillas de los autobuses que en las noches y con las luces encendidas sirven como espejos, fue cuando en eso puso su mano derecha en una de sus piernas, pero sus dedos alcanzaban a tocar la mía, eso me puso más nerviosa pero no mostré ningún signo de incomodidad, y creo que el noto que no me había molestado tomándolo como aprobación porque minutos después ya tenía su mano descansando en mi rodilla mientras le daba pequeños masajitos, volteaba seguido para los lados yo creo para asegurarse de que no lo vieran, yo en tanto seguía disimulando viendo hacia la ventanilla, como si no pasara nada.

A medida que el autobús y la plática avanzaban también lo hacían sus masajes, ahora ya tenía su mano completamente en mi pierna, yo sabia que el viejo buscaría manosear mi intimidad así que recapacite de mi trance, puse mi mano en mi pierna haciendo a un lado la de él, pero Don Roberto aprovecho para tomarme de la mano como cual novio toma a su novia de la mano, quería pararme y cambiarme de asiento pero algo dentro de mi me lo impedía, pensé en reclamarle e insultarlo pero la gente se daría cuenta que seguro venía siendo manoseada además en el autobús venían chavas que me conocían y me daba pena por miedo a que lo contaran a mis amistades, me sentía extraña, tenía mi piel muy chinita y por otro lado siempre había sido muy curiosa y me daba mucha curiosidad el saber por mi misma si era cierto que los viejos son los mejores para satisfacer a las jovencitas, además algo dentro de mi quería saber hasta donde era capaz de llegar este viejito.

El viejo se daba lujo de recorrer con su mano toda mi pierna, yo también empecé a voltear para los lados a ver si nadie nos veía, y pues no creo que nadie nos viera porque estábamos en una parte del carro donde casi no iban pasajeros, en eso el chofer apago las luces y el viejo aprovecho para poner su mano ya muy cerca de mi intimidad, en ese momento yo sentía mi falda cortísima, que no me tapaba nada, y es que si mi falda se había subido bastante, tanto que sentía que se podía observar a simple vista mi tanga.

En eso el chofer prendió las luces, y me di cuenta que la señora que venía atrás de nosotros había tocado el timbre que está en la puerta trasera del carro, al parecer la señora y sus hijos habían llegado a su destino, esto le iba a permitir al viejo no preocuparse tanto si alguien nos veía ya que la señora y los niños eran de las poquitas personas que venían en la parte trasera junto a nosotros.

El autobús emprendió la marcha y el chofer volvió a apagar las luces, el viejo volvió a poner su mano en mi pierna y ahí la dejo por un rato, yo estaba extremadamente caliente, llevo su mano a mi vagina y comenzó a acariciarla muy despacito por encima de mi tanguita, yo sentía bien rico, así que subí todavía más mi falda, de modo que yo estaba prácticamente casi desnuda de la parte de abajo, inconscientemente me abrí un poco de piernas para facilitarle su trabajo, entonces acerco su boca a mi oreja para lamerla, al principio me aleje, pero después me deje lamer.

-que hace- la dije casi suspirando

-te gusta- me dijo

-si- le dije entre pequeños gemidos mientras me mordía mis labios

Me lamia mi orejita, le daba pequeñas mordidas al lóbulo de mi oreja, pasaba su lengua por mi cuello al igual que me lo mordía despacito también, además de las caricias que me daba allá abajo, todo esto me tenia fuera de mi, estaba muy mojada y sentía mi cuerpo muy caliente, y lo más sorprendente es que no me daba asco, no sabía cómo es que yo estaba dejando que un viejo rabo verde me estuviera manoseando a su antojo, tal vez la diferencia de edades, la oscuridad en la que estábamos, mi excitación con su experimentado manoseo, la adrenalina a que nos pudieran descubrir y el tiempo que llevaba sin tener relaciones y sin masturbarme y un poco el estrés de la escuela, todo esto combinado me hacía sentir ese morbo del que tanto había escuchado decir en los relatos por las víctimas.

Yo ya no era virgen, había perdido mi virginidad en la prepa, cuando un maestro organizo exposiciones de esas que son por equipo, y que los integrantes se reúnen en la casa de otro compañero, ese día me quede sola con mi compañero, lo hicimos y a pesar de que era muy guapo, no me dejo satisfecha del todo, por lo que me di cuenta en mis otras experiencias es que los muchachitos parece que solo piensan en tener placer ellos y no piensan en nosotras, además de que no aguantan mucho tiempo.

Por el contrario este viejo, al que yo de seguro me hubiera encontrado en la calle y tal vez ni siquiera voltearía a ver, este viejo rabo verde me estaba dando una muestra de lo que es sentirse mujer, su lengua hacia maravillas en mi oreja, mmmmm si esa lengua hacia esto en mi oreja, me imaginaba las maravillas que me haría haya abajo, pensaba; mientras tanto el viejo ya había encontrado mi clítoris, movía su dedo haciendo pequeños círculos sobre este, sentía una intensa sensación de calor al tiempo que escalofríos invadían mi cuerpo y me hacia tener ligeros temblores, gemía pero él con la otra mano me tapaba la boca para no hacer tanto ruido.

Entonces empecé a sentir que algo venia, una sensación similar como si tuviera ganas de orinar, pero sabía que no era orina, este viejo baboso estaba logrando que me viniera, y lo hizo me vine de una manera tan deliciosa, como nunca lo había hecho, lo bueno fue que Don Roberto me estaba tapando la boca para evitar que me escucharan.

El viejo dejo de tocarme y se limpio sus dedos en mi blusa, al parecer estaba dejando que descansara, yo tenía la respiración agitadísima, me toque y estaba muy mojada, mi tanga estaba empapada de mis jugos, sentí el asiento y estaba mojado también, no podía creer lo que me había pasado, entonces me recosté en su hombro mientras retomaba el aliento y él me acariciaba el cabello.

Pasaron unos minutos y el chofer volvió a prender las luces para que bajara más gente, me incorpore y aproveche para acomodarme la falda, y pude observar que en la entrepierna del viejo donde hace rato se marcaba un ligero bulto ahora se le marcaba una erección descomunal, siempre pensé que eso que dicen en los relatos que a los viejos los describen con vergas inmensas era pura exageración, pero la que tenia a mi vista era como de unos 20 cms, se veía gruesa, casi del grosor de mi muñeca, se marcaba muy bien por encima del pantalón incluso se podían observar las venas, el viejo se la sobaba sin importar que lo estuviera viendo, pero parece que eso era lo que quería que lo viera.

-te gusto lo de hace rato- me pregunto

-si- le conteste con algo de pena todavía

-que no te de pena, que no era eso lo que querías, desde que me subí al carro y te vi me gustaste, y por cómo te vi vestida me dije, esta quiere que le acaricie su conejito, y que rico lo tienes depiladito, como me gustan, mírate estas bien sabrosa, tienes novio?

-no, no tengo-

-pues que maricones son los muchachos de ahorita, una preciosidad como tú no se desperdicia, claro que yo no pienso desperdiciarte,- me dijo y empezó otra vez a meterme mano.

Las luces estaban encendidas, pero era seguro que no veían su movimiento de mano, yo voltee hacia la ventanilla y me dejaba hacer, cerré los ojos y comencé a emitir leves gemidos,

-mmm, ahhhh, Don Roberto ahhhh, nos van a ver-

-nadie nos ve, que rico gimes Ivette, me gusta oír a las niñas como tu gemir como las putitas que son-

-oiga, yo no soy ninguna putita, mmmmm,-

-como de que no, y entonces por qué te estás dejando manosear por un viejo como yo que apenas y conoces, eh, reconócelo, te está gustando que te meta mano, verdad, eres una putita en potencia, que rica conchita, esta mojadita y calientita-

-mmmm, usted, me hace mmmm, sentir cosas ahhhh-

-te hago rico, te gusta lo que te hago Ivette

-si me encanta, ahyyy, siga- en eso el chofer volvió a apagar las luces

-ya te lo habían hecho antes,-

-no, nadie me había tocado hay,- y era cierto las poquitas veces que había relaciones no me habían tocado, ni comido mi vagina, ni mucho menos había chupado una verga ni dejado que se vinieran en mi boca, esto último se me daba algo de asco, me la metían a lo seco, era de comprenderse porque eran chavitos que apenas y se les paraba.

-es porque no has estado con un hombre de verdad- me dijo muy orgulloso

En eso sentí que me estaba besando la mejilla, la besaba y la lamia, podía sentir su barba raspándome mi suave piel, en un momento que lamia mi mejilla yo aproveche para atrapar su lengua con mis labios, estaba muy babosa, la lengua, bueno yo también de mi vagina, Don Roberto era de verdad un experto, pasaba su dedo por todo mi canalito vaginal de arriba abajo y de abajo a arriba, con la intención de querer penetrarme con su dedo pero sin hacerlo, solo hacia la ilusión de penetrarme y de ahí lo sacaba, digamos que solo me metía lo que abarcaba de la uña, y luego movía su dedo en forma circular.

Levante mis caderas, tome mi tanguita por los costados y la baje hasta quitármela por completo, la sentía muy mojada y sentía que a Don Roberto le estorbaba, iba a guardarla en mi bolsa cuando Don Roberto me la quito de la mano y se la guardo en su pantalón,

-me la voy a quedar como recuerdo, no te molesta verdad,

-no, quédesela, béseme, siga besándome,-

Nos seguimos besando como dos novios, metía su lengua lo mas que podía dentro de mi boca llenándola de saliva, había dejado de estimular mi vagina y ahora estaba masajeando mis senos, mis pezones estaban durísimos, me los apretaba por encima de la blusa, me tenia arrinconada pegada a la ventanilla, entonces puse mi mano encima de su paquete, podía sentir su calor a pesar de que nos separaba la tela del pantalón, era grueso, y estaba muy duro, extrañamente comencé a mover mi mano de arriba a abajo, fue como algo por instinto.

-vas a tener que hacer algo más que eso para que me venga Ivette, pero ahora no, será para otra ocasión, aquí es muy arriesgado-

Estaba en un trance de excitación, casi a punto de venirme por segunda ocasión cuando sonó mi celular, era un mensaje de mis padres preguntando por donde venia,

-¿quién es?- dijo Don Roberto

-mis padres, me pregunta por donde vengo- mire por la ventanilla y me di cuenta que ya estábamos por llegar.

-diles que no vas a llegar, que te vas a ir conmigo,-

-estás loco- nos reímos y nos fundimos en otro apasionado beso,

Ahí estaba yo, una chava de 18 años, besándose con un viejo de 63 años en la parte trasera de un autobús y lo más increíble que estaba excitada y sin mi tanga, de los clásicos besos de enamorados pasamos otra vez a los de lengua, nuestras leguas se enrollaban dentro de nuestras bocas como serpientes cuando se aparean, descargaba mucha saliva dentro de mi boca, tanto que comenzó a escurrir por mi barbilla al igual que por la suya, pero esta la atrapaba con mi lengua para llevarla de nuevo a mi boca.

Dejamos de besarnos y pude sentir que al separa nuestras bocas unos ligeros hilos de saliva las unían, en eso el chofer encendió las luces, ya estábamos entrando a la cuidad, la verdad no quería que este viaje acabara, entonces él me pregunto.

-cuando te regresas-

-el domingo en la tarde, como a las 6-

-porque no nos vamos vas tarde, para ir un poco mas cómodos- se rio

No puedo, ellos son los que vienen a dejar, pero nos podemos seguir viendo allá, te puedo ir a visitar,-

-pásame tu número-

Don Roberto saco su celular, era de esos modelos viejitos que tienen forma de cacahuate, me lo dio y yo lo anote,

-tenga- le dije,

Me acomode mi falda, mi blusa y mi suéter, me arregle mi cabello, saque un espejo y mire mi rostro, mis pómulos estaban enrojecidos y mis ojos tenían una mirada de deseo, mi respiración era agitada pero regresaba a la normalidad, Don Roberto se acomodaba su paquete en el pantalón de manera que cuando se él se levantara del asiento no se le notara que la llevaba parada.

Llegamos a nuestra destino, tome mi mochila, y camine por el pasillo del autobús con Don Roberto tras de mí, me sentía rara al no llevar mi tanga, en eso aprovecho para darme una nalgada, como éramos los ultimo que nos bajábamos, a lo que yo le respondí con una sonrisa.

-las tienes duritas, Ivette-

-debe ser por el ejercicio- le dije mientras le sacaba la lengua

Llegue con mis padres, y antes de abrazarme y decirme como me había ido se pusieron a criticar la manera en que iba vestida, Don Roberto se quedo algo retirado, observando a mis padres, dándole especial atención al cuerpo de mi mama que a pesar de su edad se conserva atractiva, pero no solo eso, toda muchachita de buen cuerpo que pasaba cerca de el era repasada de arriba abajo por su mirada de baboso, y pensar que un tipo así me había manoseado a su antojo, me había metido su lengua hasta la campanilla, que llevaba mi tanguita en uno de sus bolsillos del pantalón y que todavía le había dado mi número de teléfono para que me marcara cuando quisiera. Nada mas de acordarme de eso y de ver lo rabo verde que era comencé a mojarme de nuevo, tanto que el ligero viento que corría me hacía sentir en mis partes una sensación deliciosa y refrescante.

Subimos al auto y pude ver a Don Roberto subir a un taxi, llegue a mi casa, estaba muy cansada así que terminando de cenar me fui a mi cuarto, estaba sentada en mi cama recordando lo sucedido, estaba muy húmeda, así que me comencé a masturbar, la hacía tan rico casi como lo hizo Don Roberto, trataba de imitar sus movimientos, mis dedos producían en mi vagina un excitante sonido debido a su humedad, justo en eso me llego un mensaje, era Don Roberto, me decía:

“hola Ivette, soy Roberto, debes de estar masturbándote en estos momentos recordando lo nuestro verdad, que rica te debes de ver, yo también me la estoy jalando en tu honor y tengo una pequeña prenda enrollada en mi verga, la voy a llenar de leche, te dejo porque me vengo”

Nada más el leer ese mensaje hizo que me viniera de una forma descomunal, ahogando un grito con mi almohada, termine agotadísima, me desvesti y así desnuda me quede profundamente dormida.

El sábado mi vida transcurrió con completa normalidad, ni un mensaje de Don Roberto, pensaba que seguro estaría con un grupo de amigos, todos gordos y viejos como él, y de seguro estaría contándoles cómo es que se fajo a una muchachita de 18 años, de buen cuerpo y que además le había dado su teléfono, seguro que no faltaría el que no le creyera, entonces sacaría mi tanga y la mostraría a sus amigos como símbolo de triunfo, también no faltaría el que le dijera que solo la compro, entonces la pasaría a cada uno de ellos para que la aspiraran, que aspiraran la prenda y se acordaran de cómo huele una hembra en celo. De solo pensarlo hacia que me mojara.

Se llego el domingo en la tarde, le dije a mis padres que estaba en mi cuarto haciendo una tarea, aprovechando el internet de la casa, ya que en la pensión no había internet, les mentí al decirles que los domingos los cyber cierran temprano, bueno algunos si lo hacían. Para eso ya había avisado por mensaje a Don Roberto la hora en que me llegaría a la terminal, no me respondió nada y eso fue lo que me preocupo.

Llegue a la terminal, me despedí de mis padres, compre mi boleto avance a los andenes y no vi a Don Roberto por ningún lado, la verdad me puse triste, me había maquillado y vestido sexy y coqueta para él, llevaba otra faldita de mezclilla más corta que la anterior y una tanguita blanca para facilitarle su labor, una blusita d manga corta color blanca que transparentaba la tonalidad blanca de mi sostén, a mis padres como que no les parecía que me pusiera faldas tan cortas, pero yo no les hacía caso.

Subí al autobús y me senté igual que la vez anterior, hasta atrás, en el mismo asiento que la vez anterior, solo que este era otro autobús, el autobús casi no se lleno, raro por que como era más temprano suele ir mas gente, mire por la ventanilla, saque mis audífonos, otros que tenía en la casa para ir escuchando música, ya me había resignado a que no vería a Don Roberto cuando sentí que alguien se sentó a mi lado, voltee y era Don Roberto.

-hola Ivette, perdón por el retraso, pero es que no pasaba taxi, lo bueno que vi a tus padres acá afuera y eso me dio esperanzas de encontrarte.-

Yo le sonreí, como cuando sonríes al ver a alguien que no has visto en mucho tiempo, el autobús avanzo, el chofer apago las luces, Don Roberto puso su mano en mi pierna, yo me abrí un poco de pierna y subí ligeramente mi falda y lo que ocurrió después se los dejo a su imaginación…

Bueno esto es todo por el momento, soy Ivette una chava como cualquiera de ustedes que solo se dejo llevar por la calentura y la curiosidad, y la verdad no me arrepiento, fue lo mejor que me ha pasado, espero y les haya gustado mi historia, para cualquier comentario, crítica, duda, o recomendación escríbanme a mi correo:

Princess_llera@outlook.com

Tal vez pronto les tenga una segunda parte.

La joven concubina

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Tahiya está sola en su cuerto, la luz de la luna entra por la ventana, sabe que debe plantearse su situación en la casa. Al mirarse en el espejo, ve una joven hermosa, de 19 años a la que la vida sexual del último año la ha hecho madurar como una flor cargada de aromas sensuales que surgen de un cuerpo satisfecho. Ha engordado , la flaquita que volvió a su pueblo ya no es la joven ,casi niña que dejó las islas. Aquello quedó atrás, como le dijo su madre cuando le ordenó que se convirtiera en la concubina del que ahora era su hombre, su dueño, su sustento. Ese hombre que ahora está desflorando a su nueva esposa. Ella no pude serlo, no era virgen cuando le conoció.

Intenta oír cómo su señor da placer a la joven, cogiéndola como sabe que él lo hace, salvaje y poderoso , pero las paredes de la alcoba nupcial son gruesas y los gritos que seguro dan no le llegan.

Enciende un cigarrillo, ha descubierto el placer de fumar con él, y sonríe para si, al pensar en el cambio que ha dado su vida.

Fue a España con apenas 8 años, una niña morena con enormes ojos negros. Su padre había ido antes a trabajar en la construcción, después fueron su madre, su hermano y ella. Lo pasó mal el primer año, el idioma, el pensarse diferente e inferior. Se integró en la escuela, era estudiosa y deportista, corría como las balas, pero se sabía diferente.

Fue Tatiana, su profesora de lengua, la que le ayudó a quitarse los complejos. La hizo conocer los avances de su cultura musulmana: la numeración, el uso del agua en los regadíos y los baños, la mezquita de Córdoba, la Alambra, y frente a la cerrazón actual de muchos de los suyos, la alegría vital de Omar-el- Jayim con sus Rubayats. Fue la literatura la que la quitó los prejuicios, la que hizo que se valorara.

Le gustaban las tardes con Tatiana, el atardecer en el mar cuando su maestra la abrazaba como una hermana mayor y le ayudaba a secarse tras bañarse en el cálido mar.

Se lo había dicho Fátima, la primera esposa de su señor.

-“Tahiya , eres una personita encantadora, me agradas. Creo que podrás complacer a mi esposo. Junto a tu belleza, tienes alegría y sobre todo cultura, aprovecha, estudia, lee, así podrás gozar más de la vida y él te valorará más. Ha tenido más concubinas, pero las ha ido dejando, todas le parecían brutas, hermosas que no eran capaces de hablarle, de darle el placer intelectual de la charla. Tú eres diferente, aprovéchalo. Es un hombre maravilloso, que se merece todo.”-

Al principio no la entendía, pero ahora pasado más de un año, cuando se había convertido en una segunda madre, se daba cuenta de la razón que tenía, y como sus consejos le habían ayudado a disfrutar de su nueva vida.

Tahiya está caliente, sus dedos buscan, en el sexo depilado, el botón del placer. Piensa en su primera vez, en Alessandro, rubio y dorado como la miel, hermoso. Le había conocido corriendo, entrenándose para la competición de fin de curso, él trotaba a su lado, se habían picado, el oro y el bronce viendo quien llegaba primero al final del paseo. Lo había hecho ella, que se volvió a verle llegar con una sonrisa que dejaba al descubierto sus dientes blancos, perfectos, en medio de los labios gruesos, sensuales.

-“Me has ganado y te debo una invitación. Me llamo Alessandro. No te extrañe mi acento, soy italiano”- le soltó con una alegría que hacía brillar sus ojos verdes.

-“Yo me llamo Tay y vengo a entrenarme, corro los 100 metros en el equipo femenino de mi instituto”-

-“Pareces una gacela, anda te invito a tomar una coca y así sé más de ti”-

Los dedos acarician despacio el clítoris inflamado, Tahiya no quiere acabar enseguida, quiere pasar tiempo en esa nebulosa del placer prolongado que ha aprendido a encontrar. Se tumba en la cama, cierra los muslos dejando sólo el índice y el corazón jugando con la fuente de su deleite femenino. Se pellizca los pezones erizados, poniéndolos más y más duros.

La iba a buscar a la salida de clase, fue a las carreras, ella orgullosa le enseñó la medalla de la victoria, y él la besó. Nunca le habían besado, parecía dar miedo a sus compañeros, o quizás era demasiado flaca, y los labios de su amigo despertaron fuego en su cuerpo, sintió una corriente de la boca a su sexo, se mojó, como cuando se tocaba sola en la noche.

Desde aquel día se buscaban, ella tenía tiempo, el curso había acabado, y él tenía horas libres en su trabajo de camarero en el chiringuito de la playa.

Se lo había contado todo a Tatiana, su profe, su confidente, que la besó y acarició con mimo, ofreciéndose a ser cómplice y coartada, mientras le susurraba que ya no era una niña, sino una jovencita ardorosa. Tahiya estaba feliz de contar con el apoyo de su maestra, y a ella le fue contando sus dudas, sus miedos, sus calenturas, sus ilusiones.

La mujer la oía mientras sus manos le recorrían el cuerpo en una suave caricia, que le producía una mezcla extraña de sedación y placer.

Tahiya mientras se toca piensa en lo que nunca pensó, en cómo le gustaba el amor de otra mujer, y recuerda las manos de la catalana en su piel. Acelera el ritmo de la masturbación sonriendo de sus inicios en Lesbos, en ese placer que daba y le daban sin tener noción de lo que hacía.

Y la noche en la playa, donde se entregó a su novio, sintiéndose la mujer más dichosa del mundo, la dulzura al penetrarla que hizo que apenas le doliera, su ritmo buscando el placer de ella, sus gemidos de gata en celo, la explosión cuando llegó, las embestidas de él hasta que derramó la leche de vida. Y la repetición , ahora sin dudas, sin tabúes, entregándose al macho como una fierecilla apasionada.

Tatiana le dio una pastilla para evitar un embarazo. Ese día en su casa, le pidió que se desnudara par ver cómo la niña ya era mujer. Sin darle importancia , con mimo, le estudió el sexo, acarició los labios íntimos, mientras le repetía una y otra vez “qué lindo coñito el de mi niña que ya sabe lo que es una buena polla”, Tahiya se reía al tiempo que se excitaba cada vez más, tanto que sin darse cuenta comenzó a gemir y apretó la mano de su profesora contra su sexo, Tatiana la miró con ojos sabios y comenzó a mover los dedos masturbándola. La joven se dejaba ir, sólo suspiraba y ronroneaba animando a su maestra, se oyó decir sin entender cómo salían esas palabras de su boca “quiero acabar, házmelo, por favor”. Y la caricia se aceleró y la muchacha entró en una nebulosa en la que por fin encontró un sol que estallaba dejándola temblando.

Los dedos de Tahiya le llevan a la nirvana, ha cerrado los ojos, sólo sentir el río del placer que la va llenando y recordar aquel verano. El amor de Alessandro , sus encuentros donde se iba entregando y gozando cada vez más al sentirle dentro, los días con Tatiana que le ayudaba a descubrir su propio cuerpo, ese cuerpo que usaba con su novio volviéndole loco.

En el verano que cumplió los 16, se convirtió en una mariposa que se llena de color y vuela entre los campos de flores.

Se nota llegar, el pantano de su lívido se ha llenado, abre las piernas, se mete dos dedos en la vagina, se busca el punto G, la otra mano sigue en el clítoris, las caricias se han más rápidas y profundas, siente el desborde de la pasión como el agua que se suelta por el aliviadero, fuerte, poderoso, salvaje.

Está sudada, se levanta, se cubre con una túnica de seda y va hacia el baño del serrallo. La luz lunar se filtra por el techo, enciende cuatro velas aromáticas y se desnuda metiéndose en la pequeña piscina. Deja que el agua tibia y perfumada de rosas le cubra el cuerpo y vuelve a sus recuerdos.

Todo duele cuando llega a su termino. Alessandro se volvió a Italia prometiendo contactar con ella vía mail , quedaron para el próximo verano, blanquearían su relación, pidiéndola en matrimonio. Tatiana fue su consuelo, su cómplice, su apoyo, en los meses del otoño y el principio de invierno. El amor no la dejaba ver lo que ocurría en su entorno. La crisis de la que todos hablaban le cayó a su familia como una bomba, no podían seguir todos en las islas, se iban a quedar los hombres, su padre y su hermano. Ella y su madre volverían al pueblo donde habían nacido, a la casa que poco a poco habían ido pagando con el trabajo de emigrantes.

Su mundo se rompió, tenía que dejar todo, se negó, lloró, pataleó, pero dio igual, su madre y ella acabaron en la casa blanca que habían construido en el Magreb, y estaba a medio pagar.

Se sumerge entera, contiene la respiración dentro del agua y deja su mente libre, sale necesitando llenar los pulmones de aire, cuando lo hace la polla de su señor surge en sus pensamientos: Gruesa , grande , dura , llena de venas, con un enorme cipote marrón oscuro. Y sonríe.

Coloca el pelo largo , húmedo tapándole los senos, se los acaricia, comprobando que han aumentado en el año y poco que lleva viviendo en el serrallo. Vuelve a la verga de su señor y la primera vez que él la poseyó.

La habían preparado con una depilación en que sólo le quedó su cabello y las cejas, el resto del vello fue eliminado. Un baño con aceites y esencias que dejó su piel de una suavidad increíble y por último vestirla.

Ahí conoció a Fátima, la sirvienta había elegido un chaleco de pedrería y un pantalón bombacha de seda transparente, iba a comenzar a peinarla, cuando entró la primera esposa del señor. Una mujer de unos cuarenta años, hermosa, morena, con un cuerpo voluptuoso, unos enormes ojos verdes. Ordenó a la mujer que trajera algo para beber. Nunca había tomado un té tan maravilloso, se dio cuenta que la relajaba, la dejaba sedada, mientras hablaba con ella. Le contó su vida a grandes rasgos, ella quiso saber más de la vida amorosa. No sabe cómo pero acabo explicando todo con pelos y señales. Una sonrisa curvaba sus labios gruesos y sensuales mientras la oía.

Ordenó un cambio de vestuario, una camiseta blanca de tirantes de corredora, totalmente ceñida al torso, que marcaba los pezones erguidos y un short rojo de seda, debajo nada. Luego la calzaron con unos calcetines blancos y unos nike. El pelo lo recogieron en un moño. Entonces le llamaron por primera vez con el que iba a ser su apodo en la casa: “Yegüita” mientras bebía un último refresco dulzón, pero que le hizo que su cuerpo se calentara y adquiriera una sensualidad que no conocía.

El agua tibia la relaja pero al tiempo le hace entrar en una nube de recuerdos eróticos, y sin buscarlo, su mano derecha vuelve a llegar a su sexo suave, depilado, con la rajita que apenas muestra los labios íntimos. Los dedos juegan con ella.

Cuando entró en el dormitorio de su señor iba con miedo pero al tiempo con una sensación que nunca había experimentado: de hembra que se debe al sexo, que está para dar placer al macho.

La esperaba recostado en una otomana, pensó que era un viejo sátiro, con su túnica de seda blanca, carga de hilos de oro y pequeñas perlas el brocado del escote que dejaba ver un pelo gris, abundante.

-“ Yegüita, acércate al alcance de mis manos”-

La voz era ronca, de hombre acostumbrado a mandar, trabajada por el tabaco, y le produjo un extraño efecto hipnótico. A medida que se aproximaba más sentía una perversa atracción, la del deseo lujurioso del otro, como si la mirada que la devoraba fuera lamiendo cada centímetro de su piel y la excitara como a una gata en celo.

Se levantó, parado ante ella, pudo oler la mezcla de perfume y tabaco que exudaba, las manos grandes , llenas de pelos, fueron a su encuentro.

Pasó la yema de los dedos por los brazos desnudos, por el cuello y la piel del escote, la iba poseyendo sin prisas, cuando recorrió el camino de los pechos, tocándoles a través del fino algodón, los pezones se erizaron, se pusieron duros, ansiosos de sus caricias. Fue un tocar ligero, más fuerte luego hasta que los apretó entre sus dedos llevándola a una mezcla desconocida de placer y dolor. Gimió, una sonrisa de sátiro curvó los labios del hombre y mientras una mano seguía pellizcando un pezón, la otra como un tigre que salta sobre su presa le agarró el coño, metiendo dos dedos en su interior.

-“Yegüita, veo que te gusta”-

-“Sí, mi señor”- no podía mentir, el flujo de su vagina la delataba. La mano siguió acariciando su sexo, como reconociendo una propiedad. Cerró los ojos para dejarse hacer, para que el macho tomara posesión de la hembra.

Las manos abandonaron su cuerpo, abrió los ojos, su señor había tomado un puñal de la mesa cercana, se acercó a ella. El miedo la excitaba más y más. Fueron cuatro cortes, los tirantes de la camiseta y los laterales del pantaloncito, esté cayó al suelo. Tahiya levantó los brazos entregada, el cuchillo rasgó el algodón y quedó desnuda ante él.

-“Túmbate en la cama, deja las piernas fuera”-

Le obedeció, no podía quitar los ojos de él, se le acercó, se levantó la túnica y entonces vio su miembro, era gordo, grueso, surcado de venas, y con un glande como una ciruela grande y oscura. La agarró las piernas por los tobillos y las levantó abriéndolas, su coño quedó al alcance del ariete masculino. Sintió el tanteo de la verga por su sexo , ella se movió ligeramente cuando notó que estaba entre sus labios apuntando el camino de su interior, entonces durante unas décimas de segundo sólo tuvo dentro la punta del glande, y entonces él la penetró de un golpe , sin miramientos. Estaba excitada pero sin lubricación suficiente para la acometida de aquel monstruo que la taladró hasta el final.

Luego empezó a bombear, duro, fuerte, de una manera concienzuda y rítmica, casi hasta fuera y luego hasta el fondo, una y otra vez, como el cilindro de una máquina, a medida que la lívido de la muchacha respondía a la cogida. Sin poder evitarlo comenzó a gemir y suspirar cada vez más fuerte. Tenía los ojos cerrados, estaba a punto de estallar y él se paró.

Abrió los ojos y le vio con una sonrisa de fauno, de macho cabrío, de diablo y supo lo que tenía que decir: -“Mi señor, por favor, siga”-

Y siguió, no quiso cerrar los ojos, deseaba que él viera como el placer la inundaba, y chilló al alcanzar su primer orgasmo de hembra sometida.

Cerró los ojos, necesitaba recuperarse, pero notó como el miembro duro salía de ella, las manos que sujetaban sus tobillos se fueron deslizando por las piernas hasta agarrar como presas sus muslos y entonces……

Tahiya se da cuenta que pensando en es primera noche con su señor, n el agua tibia, relajada, su mano, sin ella mandarla, lleva un rato acariciando su clítoris suavemente, manteniéndola en una nirvana de placer. Es verdad que ha cambiado, ahora es una mujer sensual, lasciva, que busca y da placer sexual. Se pone de pie, y se mete los dedos en el coño lleno de jugos, los empapa y se los lleva a la boca, saborea su propia feminidad y se vuelve a tumbar en el agua.

Nunca se lo habían hecho, fue la primera vez que una boca le comió el sexo. Fue tan fuerte, tan maravilloso, sentirse devorada por su señor ansioso de su intimidad, que recuerda cómo gritó, cómo su cuerpo respondía con espasmos lujuriosos a aquella invasión larga, en la que se vino una y otra vez, en que pidió clemencia rogando que parara, y en cómo conoció la pequeña muerte, ese desmayo que produce el placer sublime, cuando tu cuerpo no puede más. Fueron sólo unos segundos de desmayo tras la cascadas de orgasmos y cuando abrió los ojos, allí estaba su señor, desnudo, gordo, canoso, como un fauno con la verga brillante y dura en alto, con la boca chorreante de ella, sus flujos le habían empapado la barba de chivo vicioso.

-“Tienes el sabor de la vida, de las huríes, del paraíso, mi pequeña yegua”- dijo mientras se tumbaba en el suelo sobre una enorme piel de león- “Ven y ensártate en mi , y cabalga como una amazona del desierto, hasta que sepas que has llegado a tu oasis”-

Le obedeció tambaleante, se empaló sin problemas deslizando su vagina aceitada por el placer en el duro vástago. Se quedó parada, sintiendo la invasión de aquel cuerpo duro y pétreo en su sexo.

-“Lleva tu ritmo, disfruta del paseo en tu semental y suéltate el cabello”- le ordenó.

Y elle comenzó a moverse, centrando toda su sensibilidad en ese frote de los dos sexos, mientras levantado las manos se deshacía el moño. El pelo le cayó cubriendo la espalda, con los dedos se le arregló para que parte le semi tapara los senos, se sabía hermosa, de lo más profundo le surgía un ansia de placer, una música le llenaba el cerebro y a ese ritmo decidió cabalgar, lento , rápido, siempre profundas las embestidas, jugó con su cabello haciéndolo una parte mas de la danza erótica que surgía de su coño y volvió a irse como una bestia brutal y salvaje . Cuando bajó la vista a su señor, una mueca de sátiro degenerado le curaba los labios simulando una sonrisa.

Nunca supo como pudo decir lo que dijo: -“Mi señor quiero su simiente”-

El hizo que se levantara y fue al sillón, se sentó indicando que se arrodillara entre sus piernas, delante tenía la verga venosa que surgía entre un matorral gris de pelos que tapaban los huevos y los muslos. Se dio cuenta lo que el hombre buscaba , que se la chupara, no lo había hecho nunca, pero tenía necesidad de sentir que aquel hombre perdía el control, y se abalanzó con la lengua, los labios. Lamió, besó, chupó, hasta que un chorro de leche espesa surgía inundando su boca, dejó que acabara y mirándole a los ojos se la tragó golosa.

Está de nuevo a punto de irse, acelera el movimiento de sus dedos sobre su botón rosado hasta que se va. Descansa unos segundos, se da cuenta que tiene la piel arrugada por el tiempo que lleva en el agua, se levanta y desnuda va hacia la habitación contigua, la sauna seca en la que pretende sudar y acabar de relajarse mientras piensa.

Fátima, la primera esposa de su señor, le contó que lo que más le había excitado al hombre era su inexperiencia a la hora de mamársela . Mientras suda y nota cómo se le abren los poros, se da cuenta que Fátima se ha ido convirtiendo en su maestra, en una hermana mayor que le ha ido enseñando a satisfacer a su señor, a desarrollar todo un mundo donde se mezclaba la sensualidad con la lujuria, donde ella fue convirtiéndose en una hurí del paraíso, una hembra que gozaba dando los placeres más perversos y que disfrutaba haciéndolo.

Va a tomar una ducha fría y cuando se está secando , ve llegar a Fátima, desnuda, voluptuosa y sonriente.

-“Sabía que te encontraría acá, ¿ por qué no vienes a mi cuarto y preparamos lo que debemos hacer para hacer feliz a mi esposo y disfrutar nosotras?”-

Se toman de la cintura , abrazadas, sintiendo la suavidad de sus pieles van camino de un mundo que las espera.

A Tatiana, inspiradora, felina, compañera.

Mi vecina madura

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Apenas contaba con ocho años, cuando un vecino fue por mí para que lo acompañara a un lugar desde el cual se podía espiar a Gisela (nombre falso) con toda comodidad.

-Vamos, se le mira toda la panocha –dijo en tono de burla.

A pesar de nuestra edad, no teníamos mucho respeto por las mujeres, y desesperados, buscábamos a como fuera posible verles la entrepierna. Eso lo habíamos aprendido de nuestros padres, quienes siempre nos inculcaron ver a la mujer como el objeto del deseo, a las que les gustaba ser miradas y tocadas, por más que lo negaran, pero nos pedían que tuviéramos un respeto moderado, porque tampoco éramos violadores, pero nos explicaron que con insistencia, coqueteo, romanticismo, seducción y un poco de fuerza, se podía encamar a cualquier mujer. Quizá por eso cuando pasaba una mujer guapa, nos decían que prestáramos atención a los comentarios picaros que les hacían a ellas, para que nosotros, con alevosía, las usáramos ante nuestras compañeras de escuela o amiguitas. Incluso, nos pedían que las espiáramos por debajo de las faldas y, entre juegos, aprovecháramos para tocarlas aparentando ser un mal entendido, pero con intenciones a escondidas.

-Hay mucho maricon hoy en día, el mundo se está yendo al carajo –decían constantemente.

Así que corrimos apresurados y en efecto desde el dichoso rincón se podía ver a la guapa de Gisela, con las piernas abiertas, metiéndose dos dedos, sacarlos húmedos y llevárselos a la boca, degustando así, los jugos de su raja. Esta era rosita, chica y algo velluda, un tesoro que muchos deseaban comerse, abrir y entrar en él. Pero a pesar de haber rumores de que Gisela era una vil puta, nunca pudieron comprobarse y a sus dieciocho añitos, no sé sabia de nadie que se la hubiese tirado aun.

Entonces la joven más guapa de la colonia se puso de pie y dio la vuelta, dejándonos a la vista su culito rosado, rodeado de dos nalgas blancas bien formadas y paraditas. Se puso de rodillas y un dedo húmedo se lo llevo al hoyito para frotárselo. Jadeando, se lo detuvo en el centro y poco a poco se fue ensartando el dedo índice hasta pegar un pequeño grito cuando entro todo. Comenzó un mete y saca que nos dejó boquiabiertos, sus gemidos parecían música para nosotros y deseábamos acercarnos para tocarle el agujerito o ya siendo más atrevidos lamerlo, ya que a mí ninguna parte del cuerpo de la mujer me daba asco, desde chico fui un amante total de las mujeres, no me andaba con miramientos.

Repentinamente, se escucharon unos pasos, alertando a Gisela sobre la posible cercanía de alguien, rápido se puso de pie y corrió detrás de unos coches, donde se escondió para ver al intruso, quien resultó ser el hijo de un amigo de su padre, sin querer este se encontró los calzones de Gisela, húmedos con sus jugos. Al tomarlos y olerlos, sonrió, con su mirada intento encontrarla pero mejor se marchó con una mediana sonrisa en cara, que delataba su excitación por tener algo de Gisela, que olía y sabia a ella.

Fue la última ocasión que vi a Gisela, ella se marchó a estudiar una carrera a la Ciudad de México y no volví a saber nada de esa guapura.

Pasaron los años y me volví un pícaro como mí padre, durante mi crecimiento me fui tirando a cuanta mujer se pudo, una de ellas fue una amiga de mi mamá, conocida suya desde preparatoria, veinticinco años mayor que yo, a la que convencí de coger luego de mucho insistir y tratar de seducirla. Cuando finalmente cedió, no había donde hacerlo sin poder meternos en problemas, pero al comentarle a mi padre de mi aventura con ella, se ofreció a prestarme las llaves de nuestra segunda casa y me dijo:

-Rómpele el culo, ya la traes caliente.

Obedientemente, lo hice y para mi infortunio, mamá se enteró, pero al querer reprenderme mi papá interfirió e impuso su opinión, alegando que la culpa la tenía su amiga por habérseme abierto de piernas. Mi mamá, por temor, guardo silencio y nunca más se atrevió a mencionar el tema, eso sí, le pidió a su amiga que jamás volviera a poner un pie en casa, sin embargo, de vez en cuando, me la volvía a coger.

También me interese por una prima, a ella la convencí bailando después de meses de insistirle que se me entregara. Era amante de la música y siempre la invitaba a bailar a las fiestas y arrimármele hasta quedar bien pegados, ella intuyo desde el inicio que deseaba encamarla, pero a pesar de esto no rechazaba mis arrimones y siempre accedía a bailar conmigo.

-Bailas muy bien, me gusta mucho bailar contigo primo.

Luego de unos meses, de mucho baile, coqueteo y bonitas palabras al oído, la convencí de darme una mamada en casa de mi tía, y luego de tragarse mis mecos pidió que la acompañara a su cuarto para cogérmela como yo quisiera.

Mi tío se enteró de lo sucedido, sin embargo no se molestó. Él pensaba igual que mi padre y su filosofía era que cualquier mujer que me culeara era un triunfo, y por los triunfos se felicita, no se reprime.

-Si ella se dejó, es su culpa –dijo con seriedad-; ya conseguiste lo que querías, ahora te voy a pedir que dejes de hacerlo con ella, búscate a otra, allá afuera hay muchos culitos sin estrenar –me dijo mi tío.

Pasaron quince años de aquella vez que espié a Gisela, en el camino había dejado a varías, y comencé a sentirme muy atraído por las mujeres en los treinta y principios de los cuarenta, porque yo al tener apariencia de niño, uno muy pícaro, fue que varias así se interesó por mí y comenzó, gracias a ellas, una obsesión por hembras con estas características. En especial si eran casadas, ya que el morbo me excitaba con exageración.

Para mi suerte Gisela volvió desde México y era el tipo de mujer por la que yo no dormía. Tetuda, con un culazo, piernas largas, blanca y de piel tersa, sin olvidar unos labios finitos pero bien puestos para mamar verga.

A los días de haber llegado, se realizó una boda en un salón privado al que ambos asistimos. No desaproveche la fiesta y al verla tan guapa me le acerque.

-Buenas, ¿usted es Gisela?

-Sí, soy yo.

-Mis primos iban con usted en la preparatoria. Me contaron mucho sobre usted.

-¿Ah sí? ¿Y qué te contaron?

-Puras cosas buenas señora, no se preocupe.

-Es lo bueno –dijo al ver que ya servían la cena en la fiesta- te dejo, iré a cenar.

-¿No la puedo acompañar?

Se quedó seria y muda.

-Sí, está bien – respondió, muy seria y dudosa de mis intenciones.

Pasamos una hora platicando, logre sacarle unas risas y de vez en cuando algún secretillo incómodo.

-¿Y tienes novia? –pregunto.

-No, ¿usted?

-Mi marido está en Estados Unidos, no viene a México hasta quien sabe cuándo –contesto terminándose de beber su cuarta cerveza.

-¿En serio? Que lastima. Ah de estar desesperado por volver.

-¿Por qué habría de estarlo?

-Porque usted está muy guapa.

-Ah, ok.

Abrió otra cerveza y luego de darle un buen trago, guardo un silencio que aprovecho para dedicarse pensar lo que preguntaría.

-¿Y qué te dijeron de mí? Cuéntame –pregunto.

-Puras cosas buenas, no se preocupe.

-Si pero dime que cosas buenas, quiero saberlo.

-Señora, no se preocupe.

-Quiero que me cuentes, dímelo, no te andes con rodeos.

-¿Quiere saberlo?

-Sí, dímelo.

-Está bien –me acerque a ella y al oído le hable- me dijeron que usted era muy buena para montar hombres

-Ah mira que tal, ¿y eso es algo bueno para ti?

-Claro, no todas las mujeres tienen esa fama.

-No pues, que honor eh –dijo levantándose – mucho gusto en conocerte muchacho, adiós.

A pesar de irse moleta, en mi mente, no dejaba de pensar en el hecho de hacer mía a esa putita y dedique los siguientes meses a convencerla de hacerlo conmigo.

Preguntando a mis conocidos, supe que vivía sola y de vez en cuando la visitaban sus hermanas pero el marido seguía ausente por trabajar en Estados Unidos. Que desperdicio pensé, una mujer de ese tamaño y no tenga quien le dé, pero las condiciones estaban dadas, un marido lejos, un joven queriendo estar encima de su cuerpo y ella jugando su papel de hermosura.

También supe que muchos se mostraban interesados por ella, hasta los niños de la colonia se sentían atraídos hacia Gisela. Cuando caminaba por la calle con vestido o falda, un grupito de niños la esperaba y le levantaban la falda para verle los calzones. Ella con golpes los alejaba molesta, pero no tanto.

Las mamas de los niños se morían de celos, a Gisela le provocaba un poco risa y quizá hasta excitación, porque estás actitudes en los niños del lugar han sido desde siempre.

También supe que por las mañanas compraba en el abarrote de la plazuela y yo la esperaba en el quiosco para verle el culazo a ese mujeron. Pasaba frente a mí, contoneando sus nalgas, y al mismo tiempo que le daba los buenos días me la comía con una mirada picara.

-Buenos días –respondía sin incomodarse por mi forma lasciva de verla. Cuando compro lo que ocupaba volvió a pasar ante mis ojos y la despedí con un “Que le vaya bien”. Respondió que me deseaba lo mismo.

Miré su culito hasta que dio vuelta en una esquina y se perdió.

Una mañana que la ví cambie las palabras y fui más directo, le di los buenos días pero agregue el “qué guapa amaneció hoy señora”, a lo que sonrió y sonrojo, ahora ya se habían planteado las cosas y sabía que de aquí en adelante la cortejaría.

-Gracias muchacho –camino hacia el abarrote no sin antes verme de reojo. Compro lo que tenía que comprar y la despedí diciéndole que mañana viniera más guapa, sonrió pero no hizo un reproche.

Pasaron varias semanas y no falto un solo día en que no le dijera algo que sonrojara a la señora y cada día lucia más guapa, cada día quería tirármela y las cosas parecían estar por darse. En una oportunidad cuando acabo de comprar lo suyo, paso frente a mí y al decirle “señora vengase más guapa mañana”, se detuvo mostrando molestia pero al final sonrió.

-¿Hoy no vine muy guapa?

-Señora, claro, nada más véase.

-¿Y por qué me dices guapa cada que me ves?

-Porque usted me gusta.

Guardo silencio. Se puso a pensar. Después miro al suelo y volvió su cabeza al frente para fijar sus ojos en los míos.

-¿Y qué pretendes con que te gusto y me digas esas cosas?

-Señora, le seré sincero, mis intenciones con usted ya sabe cuáles son, no ocupo decirlas pero quiero hacer bien las cosas y por eso me dedico a decirle lo guapa que esta.

-Si lo sé, pero quiero que lo digas, ten los pantalones para hacerlo.

-Miré, usted está muy guapa y créame que me gusta mucho cortejarla y me gusta aún más que no me rechace. Yo lo hago porque la deseo y quisiera ver si se puede dar la oportunidad de hacerlo con usted. Yo me llamo Javier, no se lo dije en la fiesta.

Estire mi mano para saludarla y ella hizo lo mismo, sin embargo, no la solté y me dedique a tallarle su mano con mi dedo índice suavemente, por lo que suspiro.

-¿La he ofendido?

-No, para nada, no me siento ofendida.

-Señora usted está en todo su derecho de rechazarme pero le quiero proponer algo, yo vengo aquí exclusivamente a verla, no hay otra razón, así que le quiero pedir permiso para que me deje seguir cortejándola, si usted no quiere, para mañana no me vera aquí.

-Ufff… hijo, no sé qué decirte.

Sobe su mano un poco más, lo hice en forma de círculos y esta le comenzó a temblar.

-Está bien hijo, tienes mi permiso, pero no que te propases.

-Existe la posibilidad de que usted y yo lo hagamos.

Volví a sobar su mano cuidadosamente.

-Eso ni siquiera lo des por hecho.

-Claro que no, yo sé que tengo que hacer méritos. Dígame que méritos quiere que haga para que se me entregué.

-Eso no te lo diré, es algo que te toca descubrir a ti.

Me soltó la mano y dijo que me cuidara.

En casa me masturbe cuantas veces pude, mientras me estiraba el cuero pensaba en su culo, sus tetas, su labios y su raja. La deseaba tanto que solté varios chorros con sólo imaginármela desnuda. ¿Qué sé sentirá abrirle la panocha a vergazos? Lamerle las tetas o estar entre sus piernas, eran preguntas que no dejaban de rondar en mi cabeza mientras me sobaba los huevos con una mano y me hacia una puñeta con la otra.

Al caer la noche, me había masturbado más de diez veces con ella en mente.

Muy temprano al siguiente día me pare cercas del quiosco y la espere como un niño esperando a mami y al verla venir desde la cera contraria, los ojos se me iluminaron.

-Señora pero que guapa se vino hoy.

-Gracias muchacho, gracias –dijo muy seria.

Entro a la tienda, luego de unos minutos salió con un poco de mandado.

-Que le vaya bien señora, que tenga buen día.

-Igualmente muchacho.

-¿No me deja acompañarla? –le dije muy sonriente de manera picara.

Ella se detuvo y noto mis intenciones detrás de la propuesta, invitarme a conocer su casa, aunque sea por fuera, era algo ya más atrevido y prácticamente me estaba abriendo las puertas a una pequeña parte de su intimidad.

-No hijo, gracias, no ocupo compañía.

Se quedó inmóvil unos segundos, viéndome, después sonrió y se dio la vuelta para continuar su marcha, permitiéndome así, deleitarme viéndole sus nalgas.

Al siguiente día, de nuevo en ese lugar para verla, se presentó con un vestido blanco de tela delgada luciendo sus bien torneadas piernas.

-Bueno días, señora pero que guapa viene hoy.

-Gracias, que amable –dijo al meterse a la tienda.

Minutos después salió con refresco en una mano y en la otra cargaba con una bolsa grande de mandado.

-¿No quiere que la acompañe? –pregunte sonriendo.

-No gracias –dijo defendiéndose.

Me acerque a ella, su cara se mostró con un poco de miedo y le tome la bolsa con mandado.

-Si quiere yo le llevo el mandado, para que no se canse.

Se puso a pensar.

-Ande, no hay nada de malo en que yo ayude a una mujer tan guapa.

-Bueno, ayúdame pues –respondió luego de unos segundos de dudarlo.

Caminando por las calles, me dedique a mirarla, ella observaba hacia el frente disimulando no sentirse incomoda por verle su excelente cuerpo.

-¿Cómo le hace para estar tan guapa?

-No sé, así nací –me respondió riéndose levemente.

-¿Y hace ejercicio o ese cuerpo se moldeo solo?

-Solito, ya te dije que así nací.

Mientras avanzamos por la calle, me arrime un poco para que mi mano chocara con la suya, la primera vez se sorprendió, sin embargo no mostro oposición y después, sentí que ella se acercaba para también rozar mi mano con la suya.

-¿Y si alguna vez salimos a comer?

-Jamás.

-Bueno, ¿Cuándo me invita a comer a su casa?

-Nunca.

-¿Cuándo me deja darle un beso pues?

Enmudeció pero siguió caminando. Yo me detuve y la tome de su mano.

-Señora, no se imagina cuanto me gusta, ya no me conformo con verla, dígame que quiere para que ya no me rechace.

-¿Tú que es lo que quieres? Dímelo.

-Que se me entregué, ya no aguanto, ni siquiera me interesan las de mi edad, usted es la que no me puedo sacar de la mente, y aunque es ajena y ya tiene dueño, yo quiero insistir en hacerla mía. Ya no puedo guardarle respeto, quiero tocarla y besarla.

-¿Y qué propones?

-Vernos en algún ligar y lo que salga ya dependa de usted.

-No gracias, soy mujer casada y con hijos. No se puede.

Tomo la bolsa y camino media calle, hasta ser interrumpida por mí.

-¿Se ofendió?

-No hijo, no me sentí ofendida, pero no puedo hacer eso, eres un muchacho guapo pero no sé, esas cosas me dan miedo, me siento mal nomás de pensarlo.

-Señora –le dije tomando de la mano- yo no voy a dejar de insistirle, ya me obsesione.

-Búscate a una de tu edad –me dijo apartándose de mí, no obstante, la tome del brazo con una ligera fuerza a lo que se asustó.

-No, usted es la que me gusta, usted ya es una mujer, no se anda con bobadas y yo quiero convencerla de que se me entregué.

-Pues no, así de simple –me respondió apartándose y metiéndose a su casa, que se encontraba a unos diez metros de distancia.

Dos días después se presentó a su puerta un hombre con un ramo de flores enviado por mí, al siguiente día ese mismo hombre volvió a llevarle flores y durante la siguiente semana todos los días le llevo flores por órdenes mías. En estas iban una nota resaltando su hermosura y las ganas de querer salir con ella.

Era un detalle soso pero hasta la mujer más amargada le sube el ánimo.

En mis sueños, siempre estaba ella, sobre mi cama, puesta de perrito y recibiéndome por detrás, extasiada, con la raja chorreada de sus líquidos y escuchándose el golpeteo de mis huevos en sus nalgas y yo exclamando la ricura de su panocha, por ser tan apretada, húmeda y caliente.

Al siguiente día se apareció de nuevo embutida en un vestido de color blanco también, caminaba coqueta y note que esperaba los buenos días.

-Buenos días señora, pero que guapa viene hoy –dije sonriendo y con picardía.

-Gracias, muchas gracias –contesto sonriente.

Entro a la tienda, se ocupó de lo suyo por unos segundos y salió con una botella de agua nada más.

-No la puedo acompañar señora –le pregunto riendo de forma lasciva.

-Si quieres –respondió, a lo que sorprendido me puse de pie y la acompañe.

Caminamos juntos un par de calles, sin dejar de decirle lo guapa que se veía, ella por su parte, dijo haberle gustado mucho las flores, un detalle romántico, aunque algo ya obsoleto para su edad, pero que igual se agradece.

Fue al terminar de hablar que la tome de la mano y caminamos juntos hacia su casa, no me importaba que nos vieran los demás, algunas vecinas se mostraban sorprendidas al ver un joven caminar tomado de la mano de una mujer mayor que él, pero en la cama las edades no existen y a Gisela le faltaba poco para abrirse de piernas.

Llegando a su casa me dirigí hacia su puerta y en la entrada le dije:

-¿No me va a invitar a pasar?

-No, discúlpame.

-¿Por qué no?

-Porque no puedo –suspiro- por eso.

-Pero si quiere.

Enmudeció un breve tiempo, se mostró muy nerviosa, más cuando me acerque a ella y tomados de la mano le plante un enorme beso, que busco una abertura en su boca y al sentirá metí lengua en ella, a lo que respondió tomando mi nuca con su mano libre y acompañarme en un riquísimo juego de lenguas.

-Pasa –me dijo al separarse ya extasiada.

Abrió la puerta, desesperada por entrar, me tomo de la mano y me llevo al interior, cerró la puerta tan fuerte que el golpe retumbo en mis oídos. Luego me llevo a la sala y en esta me acomode en el sillón, ella, nerviosa y tímida tomo asiento junto a mí. Expreso con miedo el hecho de meter a su casa a un hombre que no era su marido, el permitir besarla, cortejarla y tocarla, saber que era un joven y ella una mujer ya madura, que a pesar de haber probado las mieles del buen coger, mostraba un hambre y ansiedad de quinceañera.

-Puedo –le dije señalando con el dedo a mi pene. Asustada volteo a ver el bulto que se notaba sobre el pantalón.

-Como gustes –respondió con ojos bien abiertos.

Lentamente me baje el cierre, sin dejar de verle la cara, metí mi mano en la bragueta y saque de esta una verga bien parada, a la cual la cabeza se le quería asomar pero el cuero se lo impedía. Asombrada no aparto su mirada de mi pene y la boca se le entre abrió.

-¿Qué me decía? –pregunte sin recibir respuesta, ni siquiera un poco de atención. Así que la tome de la barbilla y gire su cabeza hacia mí. -¿Qué decía? –volví a preguntar.

-Que me siento… mal… porque…

Comencé a masturbarme ligeramente pero de una forma tan erótica que no le quedo de otra más que callar y dedicarse a verme haciéndome una puñeta muy cachonda.

-Siga, ¿Qué es lo que decía?

-Pues… no sé, es que, esto está mal porque yo soy casada…

-¿Desde cuándo no se come una verga? –su mirada se clavó en mi rostro al terminar mi pregunta y un silencio invadió la habitación por lo que se dedicó a verme, para después, ponerse de pie e intentar marcharse, pero la sujete firmemente y la jale hacia mí, dejando muy en claro que de encamarnos no se iba a librar.

-Espere… Respóndame, ¿desde cuándo no se come una verga?

-Pues ya desde hace mucho…

-Venga –mencione al poner su mano sobre mi verga y guiarla con movimientos suaves para que me masturbara. Ella se le quedo mirando y jalo lo suficiente para sacar la cabeza y quedarse embobada al mirarla.

-Uyyy –dijo al sentir el calor y humedad de esta.

-Señora, ya no lo oculte, ya sabe qué hacer.

-Es que…

-Es que nada –le dije poniendo mi mano sobre su nuca y empujarla de forma lenta hacia mi verga, quedando su boquita a escasos centímetros del glande. –señora, ya no tiene nada que ocultar, cómaselo, ande, ya no juegue, vuelva a ser la puta de la preparatoria.

-Pero yo ya soy una mujer casada.

-Pues vuélvase la putona que alguna vez fue, no creo que le cueste mucho trabajo.

Con mirada de preocupación por sentirse una mujer amoral, creyendo cometer un pecado, decidió seguirme el juego y abrió su diminuta boca para meterse la verga en ella.

-Ahhhh señora, que rico chupa.

Gisela sabia chupar vergas, sus labios no sólo le servían para comer y hablar, el chupar era una de sus mejores habilidades, y cada que sacaba el glande su boca se escuchaba un chupetón que resonaba en toda la habitación.

A mí me volvía loco el sonido de esos chupetes, que dejaban babosa la cabeza de mi verga, cuando la retiraba, uno o dos hilos de saliva unían mi pene con sus labios y usando su lengua los rompía. Cuando volvió a meterse la cabeza en su boca, mientras jugaba a lamerlo con su lengua, aproveche la oportunidad y empuje su cabeza hacia abajo, hasta metérselo todo en la boca y sus labios pegaran con el inicio de mis huevos.

-Gluuuuuuu –dijo sorprendida- gluuaaauuuuaaaa –con un movimiento de manos me pidió que apartara la mía de su nuca y solita se quedó así, con toda la verga ensartada en su boca.

Entonces comenzó hacer algo que la devolvió a sus épocas doradas en la preparatoria, cuando era una de las mejores putas de la escuela. Apretó sus labios al grueso de mi pene y muy lentamente se fue haciendo hacia arriba, muy lentamente, provocándome un placer que nunca había sentido. Faltando poco para llegar al final de mi pene se dejó ir hacia abajo y se lo metió completo, nuevamente lo apretó con fuerza usando los labios y se fue subiendo de manera jocosa, haciéndome sentir su boca rosando el cuero de mi miembro. Hizo esto por más de cinco minutos y al final se escuchó un chupetón como pocos.

-Huuuuuuu señora, que buena es pa’ mamar vergas.

-Ven –me dijo al tomarme de la mano- te quiero montar.

Avanzando por el pasillo que conecta la sala con su recamara fue que la detuve y la puse de frente contra la pared, sus palmas se recargaban en esta y le pedí que levantara firmemente el culito, orden que realizo obedientemente.

Le abrí las piernas y pase mi mano con suavidad desde los talones en dirección hacia su raja, que al recorrer toda su pierna y sentir su piel tersa, dio un pequeño brinco al sentir mis dedos en su pepa, dejándose llevar por mis movimientos circulares.

-Ayyyyyyy –exclamo excitada al mismo tiempo que se le chorreaba la vagina.

-¿Qué siente?

-Rico, siento muy rico –respondió mientras mis dedos le apartaban el calzón ya mojado y metía la punta de mi dedo en su abertura. Retire este ya húmedo y lo lleve a mi boca. –señora le sabe riquísima la panocha.

-¿En serio?

-Claro que sí, pruébela – pase un dedo por su vagina y recolecte un poco de líquido, repegue mi dedo en sus labios y los abrió inmediatamente para chuparlo.

-¿A que le sabe?

-Ayyy…. Ya no me acordaba de ese sabor.

-Y yo por fin lo conocí, señora su panocha pide verga.

Saque el pene de la bragueta y levante su vestido para repagárselo en el medio de las nalgas, frotándole así el hoyito trasero con lo caliente de mi pedazo de carne.

-Eres un pedazo de mujer –le dije al oído mientras seguía dándole arrimones de verga y metía mis manos en su vestido para masajearle las tetas.

-¿Lo crees?

-Claro que si, sigues siendo una putita muy rica –conteste mientras le pellizque ambos pezones.

-Ayyyyy… ayyyy que rico.

Me arrodille y me embutí debajo de su vestido, hice a un lado su calzón y di paso a la tarea de darle lengüetazos en la pepa.

-Ayyyyy… ahhhhh… que delicia hijo… que delicia –expreso al sentir mi lengua introduciéndose en ella a través de vagina.

Saque esta y le introduje un dedo en repetidas ocasiones. Fui aumentando el ritmo de a poquito y luego de unos minutos se escuchaban los líquidos venir.

-¿Escuchas eso Gisela?

-Sí, son mis jugos.

-Así es, es su panochon que ya se va a venir.

Metí y saque, metí y saque mi dedo, después, con fuerza le metí otro al mismo tiempo.

-Ahhhhhh muchacho me tienes a mil, me estas llevando al cielo…. Ayyyyy… ahhhhh.

No deje, en ningún momento, de hacerle un riquísimo mete-saca de dedos, porque mi objetivo eran sus jugos y no dejaría de dedearla con fuerza hasta que le exprimiera la vagina. Repentinamente, unas gotas de sus fluidos comenzaron a brotarle luego de meterle los dedos y sacárselos de manera brutal.

-AYYYYYYYYYYYYY… AHHHHHGGGGGGGGG… QUE RICO…. AHHHGGGGG… ay ay ay ay ay.

En el clímax, mientras gemía, gritaba y jadeaba le note venir sus líquidos como si se tratara de una manguera soltando agua a chorros, de inmediato puse mi boca debajo de su raja y la abrí para recibirle todos sus juguitos, porque yo era un amante de la mujer y rechazar la eyaculación de ellas me parecía algo de maricones y sentía, sobre todo, que era rechazar a la mujer por el simple hecho de ser mujer.

A mi boca cayo un delicioso líquido de sabor poco amargo, pero que me extasió a más no poder y a ella la hizo arrodillarse por quedar exhausta, derramando así un poco de fluidos en el suelo. La abrace por la espalda y busque sus labios con los míos, estos y mi cuello, así como una parte de mi pecho quedaron húmedos por los jugos que se me escaparon.

-Con la lengua mujer, que no te de asco probar la miel que te sale de allá abajo –le dije al sentir un ligero rechazo por besarme.

Tocándole las tetas le pedí lo siguiente:

-Lléveme a su cama.

Desesperados nos pusimos de pie y nos dirigimos a su habitación, avanzando, no desperdicie la oportunidad para meterle mano debajo de la falda, así disfrutaba de tocarle las nalgas y la rajita húmeda. Entramos a su habitación, lucia pulcra, elegante, cuidada hasta el más mínimo detalle, el de una mujer fina y educada, que por momentos bien podría ser burguesa.

Se puso de rodillas ante a mí y me dio una mamada como pocas, con un chasquido llamo mi atención y pidió que no dejara de verla a los ojos mientras me chupaba la verga y fijaba su mirada en mi rostro. Así, entre chupetones y lamidas sus ojos nuca dejaron de verme, hasta que, tome su cabeza y la empuje a mí para embutirle el pene hasta la garganta.

-Gluuuuuuuuu –hizo de ruido y aunque en inicio trato de apartarse, ya que se acostumbró al intruso dejo de hacer fuerza con las manos y mejor se dedicó a darme de caricias con la lengua. Cuando la retire exclamo un enorme: -ahhhhhhhhhh – luego se limpió las babas de su barbilla.

Pidió que me acostara, ella aprovecho mientras me desprendía de la ropa y me recostaba boca arriba para deshacerse de los aretes y una cadena, ya libre, volteo conmigo y observo a un joven acostado en su cama con una verga bien parada y los huevos hinchados por las excelentes mamadas que le había dado.

Sus manos las llevo a los hombros, y con un ligero movimiento se deshizo del vestido, cayendo al suelo y dejándola sola en ropa interior, se deshizo de esta y frente a mí quedo una escultural mujer, diez años mayor que yo, casada, con hijos, deseosa de revivir sus años de puta en la escuela.

Avanzo hacia la cama, llegando tomo mi pene y le dio unos chupetes más, se subió a la cama, puso mi pito hacia abajo y tomo asiento encima de él, de su panocha escurrieron unas gotas de sus líquidos y sentí lo caliente de estos.

Entonces comenzó un riquísimo movimiento con el cual su vagina rozaba mi verga y lo dejaba completamente lubricado, parecía deslizarse sobre este, dejándolo con un brillo hermoso que sólo una mujer con su experiencia y hambre de ser cogida podía generar.

Sentí, como un chorro de líquido se deslizaba por mis huevos.

-YA –dijo bien caliente- ya no aguanto.

Se levantó un poco y agarrándome la verga puso está de pie apuntando la cabeza de la entrada de su vagina, despacio se dejó ir cayendo, dejándome ver con claridad como los labios se le abrían y daban paso a la entrada de mi pene.

-Ayyyyy –dijo- ayyyy que rico. Ya extrañaba esto.

Señora, es un pedazo de mujer, que rica panocha tiene.

-Ni me digas que tu verga también está bien rica.

La tome de la cintura, ante esto, se preparó y comenzó a subir y bajar suavemente en mi macana, era una suavidad deliciosa que me permitía ver a ese cuero de mujer moviéndose encima de mí.

-Ahhhhh… ahhhh… que rico es esto –dijo extasiada.

Me agarro las manos y las llevo a sus tetas, las masajee con movimientos circulares, y ella, puta como siempre, comenzó a cabalgar de manera impresionante. No era una montada común, aquella mujer, de cuerpo escultura se estaba ensartando sola de manera fuerte y me atrevo a decir sádica, porque cada que se comía toda mi verga con su pepa, podía sentir sus nalgas en mis huevos, robándole un grito que bien pudo haberse escuchado hasta con los vecinos.

La mujer siguió, cabalgando, montando, ensartándose. Su raja se comía la verga con devoción y esta quedaba brillosa al escurrirle sus jugos.

Gisela parecía castigarse y mi pene era su verdugo, porque daba unos tremendos brincos y me pedía que no dejara de acariciarle las tetas.

-Ahhhhh….. que delicia es esto por dios –dijo casi gritando- ¿te habían montado así?

-No señora, sólo usted.

-¿Y entonces soy buena para montar?

-Si señora, lo es.

-En la escuela me tire a medio salón en esta posición.

-¿En serio?

-Si, por eso tengo esa fama de ser buena montando… ayyyy…. Ahhhh.

Se agarró de un muslo, y dio de más brincos, giraba hacia atrás su cabeza y el rostro le quedaba con la mirada al techo, así jadeaba hasta hartarse y volvía a bajar la mirada para buscar mi boca con la suya y darnos unos besos inmejorables.

Besándonos y con nuestras lenguas jugando, jamás dejo de ensartarse y aproveche entre los riquísimos besos, para pasarle el dedo índice por encima del anito y rosárselo suavemente.

-Mmmmmmmm…. –hacia- mmmmmm.

Estuvimos así unos minutos, besándonos como enamorados pero cogiendo como amantes, ya que Gisela no dejaba de clavarse la verga con mucho énfasis. Entonces volvió a enderezar la espalda y comenzó una cabalgata extraordinaria, dolorosa para ambos pero excitante como ninguna, haciéndome sentir que me haría reventar el pito y a ella la raja.

-Ahhhhhh…. Aggggg… ahhgggg… -no para de gritar.

Fue tal la fuerza con la que se daba de sentadas, que se escuchaba nalgadas al sentarse por completo en mí.

-Señora, es una puta de las mejores usted.

-Ahhhhggg… ahggg… ahgggg –gritaba.

Y fue faltando poco para venirnos que me levante y comencé a chuparle las tetas como si quisiera amamantarme.

-Hijo… me estás matando.

-No señora, usted se está matando sola –le respondí al dejar de chuparle brevemente las tetas.

Y seguimos así, ella brincando y yo lamiéndole y chupándole los pezones. Se ensartaba una y otra vez mi verga, como una experta vaquera montando hombres.

Ambos sentimos que el clímax estaba por llegar así que estiro una de sus manos y acaricio mis huevos, mientras seguía cabalgando con intensidad, así que gustoso, le lamí más fuerte las tetas.

-Ahhhh… agggg… que rico muchacho… ahhggg que rico… que ricooooooo.

-Mujer me vas a sacar toda la leche.

-Eso es lo que quiero, tengo tanto tiempo…. Ayyy… que no siento leche dentro de mí… aggggff ayyyy.

Monto, monto y monto. Se ensarto la verga hasta el cansancio y en la última cabalgada le mordí el pezón con una cierta fuerza.

-AHHHHHHHHHHH… AYYYYYYYYY..AGGGHHHHHHGHHHHH –grito por última ocasión.

-Ahhhhhh puta… eres una puta –le dije llenándole su cueva de mecos.

-AHHHHH… AYYY…AHHGGGHHGG..AHGGG… que rico, que rico… te siento la leche –me dijo respirando a duras penas.

Ambos culminamos gritando, yo me fui de espaldas y ella acabo encima de mí besándome de forma apasionada.

-Señora, coge riquísimo –le dije en un momento que dejo de besarme.

-Gracias, ya tenía tiempo que no echaba un palo. Como me dio gusto hacerlo.

La rodee con mis brazos y como niña se quedó encima de mí descansando después haberse sentido mujer luego de mucho tiempo.

Cansado, pensé en las otras mujeres cuarentonas que me había tirado, ninguna como Gisela, como esa puta experta, aunque no me gustaran las comparaciones era inevitable hacerlo, la señora había sido la mejor.

El resto del día lo pasamos besándonos y cogiendo, hasta que oscureciendo, con la escasa iluminación del sol, me baje a su entrepierna y le di una mamada a esa delicia de panocha.

-Mamela muchacho… no dejes de mamarla.

Con mi lengua dentro de su vagina, aquella noche no acabo hasta que Gisela eyaculo y gustoso, me trague sus fluidos.

-Señora es una maravilla de mujer –le dije con los labios todos húmedos.

Así acabo ese día y pasaron los meses y años. Algunas veces lo hacíamos en otros lugares y en una muy especial nos fuimos una ciudad turística donde lo hicimos hasta morir clavados. De recuerdo nos trajimos fotos, videos, música y ropa de nuestros paseos, pero sobre todo el recuerdo de ambos desnudos y cogiendo de lo lindo.

A pesar de habérmela tirado infinidad de ocasiones, no he dejado de cortejarla, esperarla en la tienda y decirle lo guapa que se ve, tomarla de la mano y encaminarla a su casa para llevármela a la cama, ella sin reproches, siempre se me abre de piernas.

Y aun hoy en día, me la sigo culeando.

sarupent@hotmail.com

Amantes

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Amantes. Habíamos sido amantes. Únicamente amantes. Nuestro único vínculo era el sexo.

E iba a volver a verla. Estaba inquieto y ansioso. Con el sentimiento y la certeza de quien sabe que va a follar hasta la extenuación, a la vez que algo nervioso. Porque nunca se sabe con certeza que puede esperar la otra persona.

Tras un largo viaje –casi 10 horas de coche- llegué a su ciudad.

Aparqué, cogí mi maleta y subía al lugar donde vivía ahora.

No me defraudó en absoluto.

Abrió la puerta. Nos dimos dos besos en las mejillas y pase. Dentro de su casa. Cerró la puerta y yo dejé l maleta en el suelo.

Y allí mismo, sin movernos de donde estábamos, junto a la puerta ya bien cerrada, la besé larga y profundamente. Dejando que nuestras lenguas volvieran a encontrarse.

Y ya no pude parar. Fui bajando hasta caer de rodillas. Mirando su blusa blanca, abierta hasta marcar un delicioso escote. Escote que escondía un precioso sujetador azul marino, de encaje y con transparencias que dejaban entrever unos prominentes pezones que ya desafíaban a la gravedad desde su maravillosa posición en sus perfectos pechos.

Una vez de rodillas, me introduje dentro de su falda. Una falda muy cómoda que se abotonaba con corchetes a discreción desde el tobillo hasta la cadera.

Y bajo la falda, lamí la tela del elegante tanga que cubría su sexo.

Apreté con mis manos su culo para acercarla más. Y mientras ella acariciaba mis cabellos con sus dedos, yo conseguí apartar con mi boca su pequeña prenda y tomé posesión de su sexo. Y olí, sorbí, chupé de nuevo el órgano del placer que tantas veces había penetrado, que ella me ofrecía y yo hacía en ese momento mío.

A estas alturas, menos de diez minutos desde que atravesé la puerta de su casa, Eva gemía como solo podía gemir ella, demostrándome que le gustaba lo que estaba pasando.

Y me inundó la boca con sus deliciosos jugos que provenían de su primer orgasmo. Y entonces lo dijo, la expresión que deseaba que saliese de su boca: ¡¡Fóllame!!

Y no pude más. Me levanté, le rompí la blusa, le quité el sujetador y tomé sus pezones con mi boca que todavía conservaba el sabor a coño apoyándola en la cómoda del pasillo; le subí la falda, aparté su tanga y la penetré. Mi polla entró fácilmente dentro de ella y volvió a ocupar un sitio que le correspondía por derecho de amante.

Tras un instante para gozar del calor interior, la follé como pedía. De forma rápida y con energía. Sin llegar a la violencia. Como si fuera lo último que iba a hacer en esta vida.

Y sin poder evitarlo me fui, llenando aquel cocho con mi leche que ya impregnaba labios mayores, menores y el delicado tanga, porque, al contrario de otras veces, que cuando me corría paraba de penetrar y dejaba mi polla dentro de su chocho, esta vez era tal el ansia y el deseo de follar de follarla bien, que seguí con el mete y saca hasta que conseguí que Eva se volviese a correr otra vez y yo con ella.

Tras esta tórrida bienvenida fuimos la ducha.

La enjaboné, me enjabonó y esta vez fue ella la que se arrodilló ante mí. Y allí mismo bajo el agua tibia, se metió toda mi polla en su boca mientras acariciaba con una mano mis testículos y con la otra empujaba mi culo hacia ella. Me estaba haciendo una mamada impresionante. Pero yo sabía lo que quería. Así que cuando estuve a punto se lo dije y ella dijo lo segundo que más me gustaba oir: ¡¡ córrete entre mis pechos!!

Y así lo hice. A la segunda pasada por el canalillo de sus tetas que aprisionaban mi polla me corrí de nuevo. Ya estábamos empatados a orgasmos.

Tras la ducha nos secamos y cada cual se aseó y vistió correctamente. De reojo miraba que delicada lencería escogía para mí.

Le tocó esta vez a un conjunto negro, de sujetador también de encaje y también con transparencias –yo creo que son sus favoritos porque dejan excitarse a sus deliciosos y desafiantes pezones sin provocarle molestias con el roce- y un tanga también transparente sobre un liguero unido a medias negras que la hacían estar absolutamente y arrebatadoramente deseable.

Se puso otra blusa oscura que no transparentaba nada pero que dejaba intuir un provocador escote… Lo complementó con una falda un poco ajustada pero sin exageración para no marcar nada de su ropa interior y se calzó unos zapatos de tacón alto. Vamos, estaba de infarto. Nadie diría que esa mujer de 55 años tenía más de 50. A su edad estaba estupenda. Atractiva, elegante… una morena con ojos de portuguesa y un erótico mechón blanco. Una mujer con un excelente trasero, un vientre plano y unas tetas de las que quitan el hipo. Lo que se dice una mujer bandera.

Estaba por arrancarle la ropa y follarla de nuevo pero me contuve. Únicamente la besé volviendo otra vez a disfrutar de su boca.

Ya listos decidimos ir en taxi a cenar para evitar tentaciones de meternos mano mientras conducíamos.

Estaba de lujuria. Máxime cuando yo sabía lo que había debajo de su recatada ropa. Erotismo y lujuria puros.

En el restaurante con una proteínica comida y un buen vino blanco, nos pusimos al día de nuestras vidas. Si muchos detalles. No hacían falta. Además yo veía que se estaba achispando un poco. No me importaba. Es más. Nunca me importó que bebiera un poco porque después siempre se colgaba de mi brazo. Apretándose. De manera que uno de sus pechos siempre estaba apoyado en mi y muy, muy al alcance de mi mano. Y me encantaba.

Al salir del restaurante tomamos una copa rápida en un pub bastante tranquilo. Lo hicimos rápido. Teníamos ganas el uno del otro otra vez. Así que cogimos otro taxi y paramos un poco antes de su casa, para tomar el aire antes de subir.

Ella se cogío de mi brazo y yo delicada y disimuladamente iba acariciando su pecho.

Subimos a su casa y comenzamos a desvestirnos. Lentamente con muchos besos y caricias. Un botón un roce de labios, otro botón un beso en la frente…

Así lo hicimos hasta que nos quedamos yo con mi slip y ella con toda su lencería. Lencería que ahora, con la luz íntima de su dormitorio, tenía un brillo especial.

Tras unos largos, humedos y profundos besos en la boca, noté como se hinchaba su pecho y me ofrecía lo que ella sabía que era delicioso y a mí me encantaba. Sus tetas, coronadas con unos pezones que ya entonces estaban como piedras.

“Cógelos”, “cómetelos… sabes que son tuyos” me dijo.

“No cariño, son tuyos, debes estar muy orgullosa de ellos y sabes que siempre los adoraré. Sabes que me vuelven loco y que acepto tu regalo de l mejor manera que sé”

Dicho esto pasé la yema de mi dedo por el borde interior de la copa de su sujetador. Sabía que esas caricias le gustaban a rabiar y al rozar su pezón se le escapó su primer gemido de la noche.

Acerqué mi boca y llené de saliva la tela del transparente sujetador. Sorbí, mordí aquellos pezones hasta que, de una vez por todas fue ella la que se lo quitó para entregarse totalmente a mis caricias, besos, chupadas y pequeños mordiscos. Y quitándome el slip se las acaricié con mi polla ya dura. Le encantaba que le comiese sus tetas y le encantaba que me corriese en ellas. Desde la primera vez. Tanto con ropa como desnuda le gustaba que disfrutase de sus pechos. Comiéndoselos y follándolselos. Y dicho de paso, a mi también. Sus pechos son deliciosos. Con la dureza justa para su edad, calientes, acogedores y del tamaño justo, con unos pezones duros rodeados de una areola muy apetitosa y erótica. Por eso me gustaba meterle mano en cualquier parte y acariciárselos discreta o indiscretamente . aunque nada como ponerles una lámina de saliva encima y disfrutarlos. Sí que no pude más, la folle entre las tetas y me corrí mientras ellas esperaba con su boca abierta todo el producto que salía por mi polla.

Y ahora me tocaba a mi. Acaricié sus piernas, le desgarré el tanga a mordiscos y llegué a su botón del placer. Y al hacerlo no pudo más y se corrió.

Decidimos descansar un poco. Se puso de espaldas a mi, la abracé, alojé mi polla dentro de su sexo, ahora húmedo, caliente y recién exprimido y en esa postura nos dormimos.

Gloria Divina

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La conocí el día que cumplió 18 años, sus padres nos invitaron a mi esposa y a mi a su cumpleaños, celebrado en el chalet familiar a pie de playa. Era verano, la fiesta era para ella y la parte mas grande del jardín, que incluía la piscina era el territorio joven, de Gloria y sus amigos y amigas. En en porche trasero los amigos de la familia, media docena de parejas y matrimonios, andábamos empeñados en una barbacoa y en beber cerveza por un tubo.

Al llegar, sus padres nos la presentaron, a mi esposa y a mi, yo la recordaba de pequeña (8 o 10 años) pues eran muy amigos de mi cuñada y su esposo y alguna vez habíamos coincidido tomando unas raciones y unos vinos en Malaga de donde es originaria la familia de mi esposa. Mi mujer, ya sabéis como funciona el asunto, se deshizo en piropos sobre lo linda que estaba Gloria y como había crecido, el típico comentario que hace poca gracia a la joven a la que se intenta piropear y es cierto, Gloria era muy guapa pero ademas de que siempre he intentando, por higiene mental, por prejuicios y por prudencia, fijarme poco en las jóvenes, no era mi tipo, como su madre tenia poco pecho y era delgada y también, como su madre, parecía que los kilos se concentraban en su trasero proporcionadole un culo que llamaba la atención, su mirada, su sonrisa y que me besara peligrosamente cerca de la comisura de los labios volviendo la cara para besarme en el preciso momento que yo la iba a besar en la mejilla me parecieron en ese momento pura anécdota.

Después de la carne llegó la hora de las copas y la aparente tranquilidad, alrededor de la mesa el grupo de mujeres, con la anfitriona al frente, hablaba de sus cosas y los hombres en dos o tres grupitos mas de lo mismo. Gloria aparecía de vez en cuando y siempre cuando la miraba ella me miraba y me sentía descubierto, incluso una vez que ya se iba con sus amigos de fiesta a la zona de la piscina y aproveche para echarle un vistazo a su culazo discretamente ella se dio la vuelta para decirle algo a su madre y me “pillo”. No le di importancia pero me sentí incomodo y nervioso. Nadie se había dado cuenta pero me sentí como un chiquillo sorprendido en plena travesura, seguí conversando con mi interlocutor pero no me la podía quitar de la cabeza, no sentía ningún interés, a priori, por Gloria y me molestaba que una joven que estrenaba mayoría de edad me inquietara como lo hacia.

Cuando decidí a tomar mi primera copa fui, como me había indicado Gregorio, el anfitrión, su padre, a la cocina donde estaban la botella de vodka y los refrescos de naranja (todos bebían ron y whisky y esas eran las botellas que había en el porche). Cuando estaba sacando el hielo del frigo llegó Gloria y me preguntó:
-¿Que bebes?
-Vodka con naranja
-¿Me pones a mi uno?
Me ahorré el comentario preventivo sobre los efectos del alcohol y llené de hielo dos vasos, no porque quisiera ganar puntos sino por lo poco que me gusta hacerle a los jóvenes aquello que nos hacían a nosotros de jóvenes, al fin y al cabo no hace tanto tiempo, y tanto nos molestaba, por cierto tengo 52 años y cuando acontecieron los hechos que relato contaba con 46.
No hablamos, ella observaba sin perder detalle todos mis movimientos con una sonrisa que en eso momento no supe clasificar y yo hacia como que me concentraba en la elaboración del combinado pero sobre todo evitaba mirarla y mas aun que la mirada fuera a su culo o a sus ojos cuya mirada me intimidaba de forma que pensaba inexplicable y que me molestaba porque me despojaba de mi apreciada seguridad de madurito casado.
Me invito a brindar y justo cuando estaba dando mi primer trago a la copa Gloria que se volvía con sus amigos me dio un apretón en la nalga que me cogió desprevenido y hizo que espurreara parte del trago y riendo a carcajadas se fue diciéndome:
-Tu también tienes un buen culito.

No lo pase bien el resto de la velada, soy de una generación donde los chicos perseguían a las chicas y no al contrario, mucho menos que persiguieran al marido de una amiga de su madre. Cada vez que aparecía y me miraba con esa sonrisa en la que ahora apreciaba control y deseo me sentía incomodo, todas las ideas convencionales llegaban a mi cerebro de casado convencional, yo no quiero problemas, como mi mujer se quede con la copla me amarga la vida un semestre por lo menos y si son los padres los que pillan la onda ni te cuento ¿por que me tienen que pasar a mi estas cosas? pero todo eran elucubraciones y fantasmas de un casado acomodado y falto de practica en el arte de la seducción y el ligue, nadie había observado nada, nadie había notado nada, en realidad no había pasado ni pasaba nada, solo una bromita de adolescente lanzada ¿solo?.

Pasadas las dos de la mañana los adultos nos fuimos yendo, casi todos a la vez, en mi caso con mi esposa, su hermana y su marido nos agrupamos en la salida mas de media docena de personas, Gloria se rozó dos veces, de forma sutil y disimulada, conmigo y como despedida estelar dio un pequeño traspié que vino a depositar su excelso trasero a la altura de mi entrepierna por unas décimas de segundo.
-Disculpa -dijo dando un pequeño culetazo en mi paquete al separarse con su inseparable y peligrosa sonrisa
-Niña cuantas copas te has tomado -bromeo mi cuñada sobre el traspié y todo el mundo sonrió como si fiera lo mas normal del mundo, allí tampoco había pasado nada.

De vuelta comprobé, para mi tranquilidad, que mi esposa no se había dado cuenta de nada, no solo eso, sino que ademas echaba leña al fuego sin saberlo.
-Que guapa esta Gloria
-Tiene un tipo muy parecido a la madre pero es mas guapa
-Es verdad, poco pecho y guapita y culona como la madre ¿sabes una cosa? un día Gloria, la madre, nos contó a mi hermana y a mi, y mi hermana que es su intima amiga lo corroboraba, que todos los novios que se echaba se obsesionaban con su culo y ella que estaba obsesionada con llegar virgen al matrimonio y casarse bien lo consiguió ya sabes como
-¿Dejando que se la metieran por el culo? -pregunté haciéndome el sorprendido.
-Exactamente y le debió de coger el gusto porque a veces, dice mi hermana, se queja que Gregorio nunca la ha pedido investigar por ese lado, bueno, en general se queja de que Gregorio investiga poco.
Yo me hacia un poco el sueco pero me iba haciendo una idea de la situación, la verdad que al bueno de Gregorio no se le veía pinta de follador, lo suyo eran los amigos y el bar, era un buen comercial y por su don de gentes le iba muy bien profesionalmente, gozaba de un buena situación económica, Gloria madre había conseguido el buen casamiento que buscaba a cambio de privarse del placer que al parecer le procuraba que la follaran por el culo.
Mi mujer me hablaba de la madre pero yo veía a la hija y ¡joder! estaba empalmado, empalmado como hacia tiempo que no estaba, me dolía la polla de dura que la tenia, tenerla prisionera bajo los slips y el pantalón mientras conducía a casa era una tortura.
-Por cierto mañana hemos quedado para echar el día de playa y comer en el chiringuito de al lado, lo he hecho pensando en ti como no te gusta la arena si quieres te puedes quedar tumbado en la piscina o irte al chiringuito con Gregorio.
Estábamos llegando a casa y ahora no solo me dolía la polla de dura que la tenia, me dolían también los huevos.
Ya en la habitación mi mujer se mostró receptiva y tuvimos sexo, le comía el coño y cerraba los ojos y aparecía la sonrisita perversa de Gloria, la follaba en la tradicional posición del misionero y cerraba los ojos y aparecía la sonrisita perversa de Gloria al final la puse a cuatro patas y la folle bien duro con los ojos cerrados viendo la sonrisita perversa de Gloria, cuando me corrí casi me sale el corazón por la boca, estaba a 200 de la enérgica follada.
-Que ímpetu esposo! -me piropeo mi esposa- hacia tiempo que no me mojaba tanto, vaya si has empujado bien.
Yo me había corrido como un bendito, parecía que me salia el alma en vez del semen por la punta de la polla, de hecho la polla aun me palpitaba y permanecía semierecta a pesar de los minutos pasados tras la reciente eyaculación.

A las nueve de la mañana mi esposa me despertó con el desayuno en la cama, algo poco habitual, era su forma de expresarme que la noche anterior la había follado de forma satisfactoria, cuando conducía en dirección al chalet de Gloria sentía miedo mezclado con excitación, una sensación que realmente me resultaba molesta, me hacia sentir inseguro, parecía una virgen que esta deseando que la desvirguen y sentir una rica polla en su coñito pero que titubea porque sabe que es un paso del que no hay vuelta atrás.
Afortunadamente, pasaban las diez y media de la mañana, no había rastro de Gloria hija ni se habló de ella, mi esposa, Gloria madre, mi cuñada y su marido se fueron a la playa y yo me quede con Gregorio tomando el sol en la piscina sin poder concentrarme en la lectura de un best seller de Dan Brown porque Gregorio no paraba de sacarme conversación sobre temas banales, a las doce menos diez minutos Gregorio me dio un ultimátum:
-A las doce me ponen una cerveza en la barra del chiringuito, si no llego pronto se calienta ¿que haces? ¿te vienes o te quedas aquí leyendo?
-Me quedo aquí y tiro para el bar a la hora del arroz
-En eso también son muy puntuales, ya sabes que soy cliente de primera, a las dos y cuarto en punto tenemos el arroz en la mesa
Y se largo a la suyo, al bar.

Ni tres minutos habían pasado cuando Gloria apareció en el jardín
-Buenos días -saludo en un tono cantarin lleno de malicia, desafió y complicidad, solo dos palabras, un saludo convencional y me sentí contra las cuerdas, llevaba un bikini blanco del que solo se veía la parte superior que tapaba sus pequeñas tetas, abajo llevaba un pareo, caminó por el borde de la piscina, yo la miraba sin mover la cabeza amparada la mirada por las gafas de sol pero ella debía tener la certeza de que yo no perdía detalle de sus movimientos, al llegar a la rampa-trampolín se quito el pareo y se dio la vuelta agachándose para poner el pareo sobre el trampolín y sentarse sobre el, lo hizo despacio y con ceremonia, ofreciéndome un panorama de primera de su maravilloso culo, al ser delgada, sus muslos estaban separados y sin roce en la entrepierna lo que permitía ver, ademas de un culo de esos maravillosos con un surco profundo y largo, como se marcaban en la braguita del bikini unos abultados y sobresalientes labios de coño, el contraste entre su estrachisima cintura y su voluminoso culo era tremendo, ver esto y ponerse mi polla palpitante y dura fue simultaneo. Yo en la tumbona hacia como que leía pero no perdía detalle y Gloria consciente de ello, de su poderío y de la fascinación que producía en el madurito me obsequiaba con poses que iban de la pretendida inocencia a la provocación mas descarada, lo que me daba pánico es que pudiera descubrir la tienda campaña que se dibujaba a la altura de mi entrepierna y que intentaba disimular flexionando las rodillas y ocultándolo a su vista.

-Hace calor, me voy a dar un baño ¿te apuntas? -y se tiro al agua de cabeza desde el trampolín efectuando una entrada perfecta en el agua, aparentando desgana me incorpore y me dirigí a la piscina intentando disimular el empalme que llevaba, imposible, para empeorar la cosa pude ver como el agua fría producía el habitual efecto de marcar los pezones bajo el bikini y los pezones que se marcaban bajo el bikini de Gloria eran unos pedazos de pezones gordos y sobresalientes, esta vez fui yo quien la sorprendió mirándome pero eso no vino precisamente a aumentar mi seguridad sino todo lo contrario, ella, con su peligrosa sonrisa cándida miraba mi paquete, abultado como nunca, me metí en el agua un poco cortado y hice unas brazas, ella me propuso jugar con una pelota, cada uno a un lado de la piscina la lanzaba y el otro la cogía, pronto estuvimos cerca el uno del otro, como si no hubiera nadie mas en el mundo, con el típico forcejeo inocente que no es tan inocente, yo era muy cuidadoso a la hora de intentar arrebatarle la pelota, todavía tímido y cortado a pesar de mi calentura, no puedo decir lo mismo de Gloria, desde el primer momento el roce de alguna de sus manos en mi polla me pareció falsamente involuntario, de hecho disimulaba tan poco que al tercer forcejeo cuando, con la mano en alto, apartaba la pelota de su alcance ella me echó mano a la polla dura, yo me sorprendí y aprovecho la sorpresa para quitarme la pelota riendo a carcajadas.

La pelota flotaba en el agua, ya no era necesaria, yo no tenia voluntad, estaba quieto, las manos de Gloria no estaban quietas, me manoseaba la polla y los huevos sobre el bañador bajo el agua mirándome, sin decir nada, salvo la separación que la tela proporcionaba Gloria me estaba haciendo una señora paja, una impresionante paja submarina.
-¡Ven! Vamos a la cocina que desde allí se ve la puerta mejor.
La seguí como un autómata, ella me tenia cogido de la polla por encima del bañador y así me llevó hasta la cocina donde me había dado el apretón de nalgas la noche anterior, allí me quito el bañador y continuo el pajazo, me miraba a la cara y me miraba a la polla concentrándose en la tarea de menearmela, yo no hacia nada y ella no me lo demandaba, tímidamente acaricie una de sus tetas sobre el bikini y ella se lo quito, sus pechos eran pequeñitos y su oscura aureola, que contrastaba con su piel mas pálida, también, su pezón era otra cosa, duro, grande y gordo, impresionante, ¿duro? durisimo y respondían a mis caricias, Gloria también, gemía y acrecentaba el ritmo de la paja sin que su maldita sonrisa y su mirada de loba a punto de devorar a su cordero le abandonaran, me acariciaba las pelotas con una mano a la par que me masturbaba con la otra, ora miraba mi cara de placer y se mordía los labios poniendo cara de zorra ora se concentraba en mirar mi polla dura y los efectos de su manipulación pajera, cuando mis gemidos se hicieron mas seguidos y se acrecentaron anunciando la próxima corrida ella, rompiendo el silencio, me animó a correrme.
-!Venga córrete papi! ¡Suelta toda tu leche para mi!
¿Soltar leche? Mi polla era un surtidor, nunca había visto salir tanto chorro ni con tanta fuerza, el suelo y su manita inocente se embarraron, ella siguió pajeandome hasta que mi polla escupió su ultima gota de leche si dejar escapar detalle alguno, limpió con su mano los últimos chorros, que ya salieron con menos fuerza y brillaban en la cabeza de mi polla y chupó sus dedos mirándome y sonriendo como si fueran un manjar, verla saborear mi leche me produjo temblor de piernas, bueno, verla probar mi leche y el remordimiento de conciencia que te sobreviene después de correrte ante una mujer que no es tu esposa, también todos los pensamientos paranoicos tipo la he cagado vaya lío en que me he metido. Ella tomó un vaso lo llenó de agua fresca del frigo lo bebió de un trago, me imagino que para que los restos de leche espesa fueran para dentro, y cuando ya subía las escaleras en dirección a su cuarto me dijo:
-La del suelo la limpias tu que para eso es tuya.
Hay situaciones de las que somos protagonistas y que nos parece que en realidad le esta ocurriendo a otro, mientras limpiaba los restos de semen del suelo con unos kleenex mi corazón y mi polla palpitaban de morbo, de miedo, de emoción, de todo un poco tuve esa sensacion.
-¿Todavía estas así? Venga vístete que te esperan, con el arroz son muy puntuales en el chiringuito- bajaba vestida por las escaleras y se largó.

Camino del chiringuito mi cabeza daba vueltas, la culpabilidad me castigaba bueno hay que ser sincero lo que de verdad me preocupaba es que lo que había ocurrido trascendiera de alguna manera y mi cómoda vida de funcionario con familia se convirtiera en la incomoda vida de un funcionario cuyo sueldo ingresa casi integro en la cuenta corriente de su ex esposa.
En la comida mi mujer me inquirió que parecía tener la cabeza en otra parte, me excuse diciéndole que la lectura de Dan Brown me tenia pillado, Gloria que había llegado la ultima diciendo que venia de tomar un refresco con una amiga bromeo:
-Ya lo creo que te tiene pillado la lectura cuando salí de casa roncabas con el libro entre las manos y no te has dado ni cuenta.
Todos rieron y bromearon con la ocurrencia de la niña menos yo que puse cara de circunstancia, aun me preguntaba como un tipo como yo podía caer en la red de una adolescente que controlara absolutamente la situación y hiciera conmigo lo que le diera la gana, fácil, ella era la dueña de mi polla y mi polla era la que pensaba cuando ella entraba en escena.
Tras los cafés me acerque a la barra a pedir unos helados, ella aparentando que quería ver los que había en el mostrador para elegir se acerco y susurrando me dijo:
-Que sepas que yo también quiero llegar virgen al matrimonio como mi madre.
Me lo dijo con naturalidad, con su sonrisa encantadora habitual y sin inmutarse, ella dictaba las reglas, ella era la madura y yo el adolescente.
-Te espero en casa, no tardes
Y dando lametazos y chupadas a su cucurucho de tutti frutti se largó, al pasar por la mesa donde estaban sus padres se despidió:
-Me voy a echar un rato a casa de Miriam, nos vemos luego.
Los tres matrimonios fuimos a la playa, yo no me encontraba a gusto pero mi esposa interpretó que era mi aversión a la arena y a las playas atiborradas de gente y mi afición a la siesta tranquila sin niños jugando a tu alrededor salpicándote agua y arena, que Gregorio también refunfuñara esperando el momento de volver al chiringuito dio argumentos a mi esposa que es de ordeno y mando para resolver la situación:
-Para amargarnos la tarde de playa mejor os largáis así que tu -dirigiéndose a mi- lárgate a echar la siesta en una tumbona de la piscina y tu Gregorio tira para el chiringuito no sea que te vayan a quitar el sitio.
Las otras dos mujeres rieron la ocurrencia y asintieron, Allí íbamos Gregorio a por su copa y yo a sodomizar a su hija, en el corto camino al chalet intentaba culpar a mi esposa por las involuntarias facilidades que me estaba dando para serle infiel con una nena que había llegado a la mayoría de edad el día antes. Cuando llegué Gloria me hizo señas desde la ventana de su su habitación, subí:
-¿Estas preparado? -me pregunto enseñándome un bote de crema y una toalla -desde aquí podemos ver si vienen, mira allí están, ¿los ves? -me dijo señalando desde la ventana las sombrillas que ocupaban mi mujer y su madre.
Armándome de valor le dije
-¿Pero así en frió?
-¿Entonces como? -me pregunto inquisitiva
-Te puedo hacer un cunnilingus primero- me sorprendí yo mismo contestando
-¡Venga! -contesto quintándose las braguitas y tumbándose en su camita con las piernas abiertas ofreciendo y exponiendo su coñito totalmente depilado de labios generosos un poco mas claros que sus pezones, me arrodille en el suelo y acerque mis labios a esa maravilla, lo bese, le di chupaditas a su clítoris y abriendo sus labios pude ver su virgo, el interior de su coño era de un rosa perfecto, mas perfecto que el rosa de una rosa y por toda la raja le pase la lengua con energía, generosidad y ganas, Gloria gemía y respiraba profundo, sus gruesos pezones resaltaban bien duros coronando sus pequeñas tetitas, seguí comiendo coño, ella apretaba mi cabeza contra su sexo, me tome todo su néctar maravilloso, varias veces, sin decir nada, ella se levantó, dejándome totalmente cortado, se asomaba a la ventana para comprobar que todo estaba en orden y nuestras familias seguían en la playa y volvía a colocarse para que siguiera comiéndole el coño, tome algo de crema y unte mi dedo indice y mientras le comía el coño la penetraba y lubricaba el culito, cuando entro todo el dedo Gloria tuvo una espectacular mojada, abundante, un banquete para exquisitos, su orgasmo fue lento y largo, in crescendo, cuando termino de correrse ya le hacia mete y saca sin obstáculo en el culo.
-¿Ahora si no?-me pregunto cuando se recuperó de su orgasmo, no era un pregunta, era casi una orden, con tres palabras me estaba diciendo que le tenia que follar el culo sin excusa, no tuvo que repetir la petición, tomó la crema embadurno mi polla de arriba a abajo se unto en su culo un buen pegote y se puso a cuatro patas sobre su camita, el panorama que ofrecía era fantástico, el culo creciendo desde su estrecha cintura como un corazón boca abajo, su coño virgen, una tentación que me estaba negada, sobresalía entre sus muslos, hermoso. Primero le pase la polla, con movimientos de follada, sobre el surco de las nalgas, le gustaba, comenzó a masturbarse, podía sentir su estremecimiento y el movimiento de su mano en la entrepierna, me animé. y tomando mi polla apreté y pujé con la cabeza en su agujerito, ella arrecio su masturbación y gemía mas ronco y mas seguido, no fue difícil introducirle la cabeza de la verga, de hecho lo hice varias veces, le metía la cabeza y se la sacaba y se la volvía a meter y Gloria le cogió el gusto a sentir como se le abría el culo con la cabeza de la polla, meterla toda fue mas trabajoso, estaba estrechita pero su buena disposición lo hizo mas fácil, varias veces, cuando notaba mas dolor que placer, le saque la polla de su estrecho, caliente y angosto culito para recuperar el terreno perdido y seguir penetrándola, después de embadurnarlo de crema, ya tenia casi dos tercios de mi polla metida en su culo y temblaba del esfuerzo y la calentura, ella estaba tensa, pronto me dejó claro que no era por la enculada.
Mejor me pongo en una silla en la ventana para ver si vienen que no veas tu que rollo si nos pillan- me dijo
Puso la silla junto a la ventana y bajo la persiana hasta la mitad, se arrodillo en la silla sacando la cabeza por la ventana y ofreciéndome su culo de nuevo.
-Prueba ahora que yo creo que ya entra toda
Antes no había entrado toda, ahora si, hasta la raíz, sentía la polla apretada por el culo palpitando caliente, solo le daba metidas sin sacarla, ella empezó a mover el culito buscando a mi polla, yendo a su encuentro para sentir la penetración mas profunda, tenia un don natural, posiblemente genético, para dar placer a la polla con su culo y lo gozaba a tenor de la humedad y el néctar que se deslizaba por sus muslos, el anillo de su culito cedió y mi polla entraba y salia libre y sin obstáculos de su culo, pude sentir su primera corrida por los apretones que daba su culo en mi polla mientras orgasmaba, frotándose el clítoris con mi polla clavada en su culo abierto hasta la empuñadura. Yo no me reconocía me estaba follando a una jovencita por el culo y a pesar de la calentura no parecía que mi corrida fuera inminente Gloria, como una experta, me había pajeado y vaciado las pelotas hacia unas horas, el segundo polvo da mucho juego, a mi me da mucho juego al menos.

A Gloria le gustaba la caña, apretaba sus pezones y la clavaba la polla profundo y con fuerza y sus gemidos de placer eran notorios, le estaba estrenando el culo con una follada antologica, hay culos y culos, el de Gloria es de los mejores que ha visitado mi polla, ajustado, elástico, resistente a la follada enérgica y agradecido, la tomaba de las nalgas y la penetraba toda, se la sacaba hasta la mitad y volvía a clavarla, dándole bien por el culo y ella recibiendo me sentí por primera vez a su altura, palmeaba sus nalgas generosas, la tomaba del cuello mientras la enculaba con ganas y se derretía de gusto, Gloria se estaba corriendo, ya me resultaba familiar su orgasmo largo y a mas, nuevamente cuando sintió que yo estaba apunto, como cuando en la mañana me hizo la paja, me animo a correrme:
-!Venga papi dame tu leche! ¡Córrete en mi culito! ¡Venga! ¡Dame leche! -me decía mientras su cueva vibraba y hacia vibrar mi polla y ella hacia movimientos musculares abriendo y cerrando el culo con el objetivo de ordeñar mis pelotas de forma inminente dándome el máximo placer
El calor de su interior y su receptividad, siempre moviendo su culo para salir al encuentro de la polla en el momento de la clavada, lo pusieron fácil, un rayo subió y bajo por mi espina dorsal, una sensación de placer inedita, se la metí bien profundo, hasta los huevos, y me deje ir en la corrida empujando y apretándola contra mi culminando el rito de iniciación sodomita y bautizando sus entrañas con leche caliente de verga madura, un corridon de muy señor mio, ella casi se hizo un ovillo, yo sobre ella, sin salirme, mantener la posición con ella arrodillada sobre la silla sin moverte no era fácil pero no seria yo el que abandonara la plaza tomada hasta que mi soldado no fuera expulsado de la misma, Gloria volvió en si tras la intensa gozada y con un grácil movimiento de sus nalgas expulso mi polla de su culo que al salir sonó con el típico flop que me recordó una botella de Moet descorchada, Moet, aquel desvirgue de culo merecía un brindis sin duda, igual soy demasiado pegado a mi mismo si digo que también merecía dos orejas y rabo, correré el riesgo.

Ella observó y examino mi polla de la que aun goteaba algo de leche, no había restos de sangre ni de desechos como me había ocurrido en algun otro culo que había abierto (el de mi mujer si ir mas lejos), Gloria echó un vistazo por la ventana y me dijo:
-Ya están levantando el campamento vete al baño de abajo a lavarte y adecentarte yo me visto rápido y salgo por la puerta de atrás y me hago la encontradiza con ellas. Me hubiera gustado recrearme besando, mirando, acariciando y adorando el culo de Gloria pero esta, con mi leche rebozandolo, se puso sus braguitas, sus shorts vaqueros y su camisa como si nada y allí me dejó pensativo y con el complejo de culpa acechando mi mala conciencia, baje al baño me lave la polla que ni siquiera olía mal teniendo en cuenta donde había estado metida trabajando duro un buen rato y salí al jardín justo en el momento que todos entraban, Gloria también, se había encontrado con ellos en la puerta recién llegada, dijo, de casa de su amiga Miriam.
Gregorio sacó unas cervezas y algo de picar y allí la noche venció al Sol, en un momento en que fui por un vaso de agua fresca a la cocina volví a coincidir con Gloria ella me dio el ya familiar apreton de nalgas y me dijo:
-Me escuece y lo tengo muy caliente pero me gusta y siento que me palpita todavía ven mira y tomando mi mano del dedo lo metió bajo sus bragas y lo paso por su agujero todavía dilatado y pegajoso por la corrida, cuando lo saco lo chupó como despedida. Ya no la volví a ver aquel día.
Me llegó un pensamiento tonto, casi imbecil, no nos habiemos besado siquiera, aquello no era amor.
Terminamos las cervezas y nos despedimos, nuevamente en el coche conduciendo volví a experimentar el dolor de la polla empalmada aprisionada bajo el pantalón, el fresco recuerdo de la mañana y la tarde mas morbosas de mi vida producían un efecto impresionante en mi verga.
Y si, ya en la habitación, igual que la noche anterior, me folle a mi mujer y cuando le estaba dando fuerte por el coño a cuatro patas saco la polla de la vagina y la apunto en su culo, no me hice de rogar, me encanta follar culo, adoro el culo y mi mujer no es de esas que lo ofrece a menudo asi que le folle el culo con ganas, con los ojos cerrados y la sonrisa de Gloria tatuada en mi recuerdo, era el tercer lechazo del día que mi trabajadora polla escupia y mi segundo culo, no solté mucha leche en el culo de mi esposa pero a ella no pareció importarle mucho, lo paso fantásticamente bien, tanto, que a la mañana siguiente me volvió a despertar entre besitos y cariñitos con el desayuno en la cama, dos días seguidos, lo nunca visto.

opiniones y contacto: rabolucion@outlook.com

La sala multisensorial

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Fue sin duda uno de los mejores polvos de mi vida. Acababa de cumplir 23 años y estaba finalizando mi carrera en Psicología. Esta historia ocurre en mi periodo de prácticas, debido a mis bajas notas no pude elegir centro y me enviaron a un centro para personas con discapacidad gravemente afectadas. Recibí la noticia a disgusto porque yo no elegí ese centro, pero el tiempo de mi estancia allí sería lo mejor que me hubiera ocurrido jamás.

Llegué a las 8: 30 al centro educativo. Era un centro de día que atendía a personas con discapacidad para que sus familiares pudieran compatibilizar la vida laboral con la familiar. Consistía en una única planta para permitir la mayor movilidad posible de las personas que allí había.

La persona que tenía que tutelarme en las prácticas era Silvia. 42 años, Medía 1.65, morena, pelo castaño, ojos verdes y algo gordita, enormes senos como balas de cañón. Era sin duda una auténtica diosa caída del Olimpo. Esa mujer me vio en la entrada del centro y se dirigió a mí

- ¡Hola!- me dijo- ¡Tú debes de ser Roberto!, ¡Bienvenido!

- ¿Tú eres Silvia?

- ¡Sí!, ¡Encantada!

Nos dimos los dos besos correspondientes.

- Hoy como es tu primer día no voy a agobiarte de trabajo. – me dijo Silvia.

- Como tú veas- le respondí- Yo estoy aquí para aprender, no me importa que sea un día ajetreado.

- Para hoy te enseñaré las instalaciones y al personal del centro y veremos un par de sesiones en la sala multisensorial.

- Como tú ordenes.

Como ella dijo, me mostró el centro, a los trabajadores de él y las actividades que allí se realizaban. Llegamos a la sala multisensorial, era una sala grande con una cama de agua, tubos de luz y con un fuerte olor a incienso.

- Esta es la sala multisensorial- Dijo Silvia- Sirve para ejercitar la mente de las personas discapacitadas o con deterioro cognitivo a través de luces y sonidos.

- ¡es Impresionante!

- ¡Lo es!- Dijo ella- Ahora lo verás en directo.

Poco después entró un paciente en la sala. Era mayor y tenía Alzheimer. Estaba bastante rígido. Lo colocamos con esfuerzo en la cama de agua, apagamos las luces y comenzó el espectáculo.

- Con las vibraciones de la cama de agua, conseguimos que el paciente gradualmente se vaya relajando.

Era increíble todo el circo que estaba montado. La respuesta del enfermo no se quedaba atrás: pasó de estar como una piedra a estar en calma absoluta. He de decir que no solo me fijaba en la sala y en la reacción de los pacientes, sino en Silvia, no solo en su trabajo sino en su cuerpo y en la forma de moverse. Como se tambaleaban sus pechos al interactuar con el entorno. Se me estaban ocurriendo miles de fantasías que realizar.

Terminó la sesión y con ella mi primera jornada en el centro educativo. O eso creía yo hasta que Silvia se dirigió a mí.

- Ya sé que es tu turno de irte, pero ¿Podrías ayudarme a limpiar la sala?

- ¡Claro!- Respondí- No tengo inconveniente.

- ¡Gracias!- Dijo Silvia- Eres un cielo.

Estuvimos media hora limpiando la sala y ésta relucía impoluta. Era tardísimo y en el centro educativo ya no quedaba nadie.

-¿Qué te ha parecido la sesión de hoy?- Dijo Silvia

- ¡Bien! – Dije – Espectacular. Es increíble.

- ¿Quieres saber qué se siente en una sesión?

- Bueno.

Apagó las luces, quemó unas barritas de incienso y puso una música suave.

- Quítate los zapatos y túmbate en la cama.

Obedecía sumiso a sus órdenes. La verdad es que estaba un poco nervioso y a la vez excitado, pero nunca pensé que ocurriría lo que iba a venir a continuación.

Me quité los zapatos y me tumbé en la cama. Puso la misma música que pone ella en sus sesiones. Y todo comenzó. Los tubos de luz empezaron a funcionar, un fuerte olor a incienso inundaba la sala. Silvia se acercó y con su peso comenzó a mover la cama. Los dos nos reímos.

-Relájate- ordenó ella

Me tumbé bocarriba en la cama y sentía cómo la superficie de la cama se balanceaba de un lado a otro. Era una sensación extraña, por un lado estaba relajado pero por el otro me sentía excitado, deseando que pasara algo más.

-¡Cierra los ojos!- Me dijo ella

Hice lo que me pidió. Tras cerrarlos noté cómo un pequeño y suave trozo de esponja me acariciaba la cara, el cuello, los brazos y las manos. Sentí mi camiseta deslizarse hacia arriba, dejando al descubierto el tronco y, segundos después, el deslizar de ese trozo de esponja. Me estaba excitando cada vez más.

De repente pude distinguir cómo unas manos me arrancaban la camiseta y me acariciaban el torso desnudo. La lujuria se estaba apoderando de mí y comenzaba a emitir leves gemidos. Pude apreciar cómo sus labios besaban los míos. Me siguió besando y rodeando mi torso con sus manos.. Su lengua recorría mi cuerpo de arriba abajo, lentamente, suavecito. Se deslizó hacia abajo. Desabrochó mi pantalón y se deshizo de él. Continuó besándome la cintura, las piernas, volvió a la cintura y se detuvo en mi sexo. De repente abrí los ojos

-¿Qué vas a hacer?- le pregunté

Sonrió y comenzó a saborearlo como quién saborea el más dulce de los caramelos. Yo estaba como loco, sin dar crédito a lo que estaba ocurriendo en la sala. Decidí observar cómo me practicaba la felación. Sin duda una de las cosas más bellas que había visto en la vida. Lo lamía con la puntita de la lengua, lo chupaba, me lo acariciaba, lo besaba… una y otra vez, sin pausa alguna.

-Estoy a punto de correrme- Le grité

- ¡Pues hazlo!- me dijo ella

Debido a la excitación producida por esta diosa del Olimpo llegué al orgasmo. Llenando toda la cama y sus manos de semen.

- ¿Te ha gustado?- Me preguntó

- Sí, mucho- respondí- Ahora te toca disfrutar a ti

- ¿Qué vas a hacer?

Me lancé a ella como un león a por su presa. Le comí la boca mientras le quitaba la ropa a tirones.

MMMM… estás poseído- Dijo ella

Ahora te toca disfrutar a ti- Dije yo

Comencé a acariciarle el clítoris y su vagina con la punta de mis dedos. Ella se retorcía de placer, lo que hizo que yo acelerara el ritmo con el que le estimulaba su zona genital. Ni corta ni perezosa, ella agarró mi pene con su mano y comenzó a la vez a acariciarlo y a ponerlo erecto.

- Espera- le dije- voy a por un preservativo que llevo en la cartera

- De acuerdo

Alcancé mi cartera y saqué el preservativo.

-¡Espera!, ven que te lo ponga yo.

Me acerqué a ella, lo desenfundó y me lo puso. Me coloqué encima de ella e introduje mi polla en su vagina lentamente. Poco a poco, vas sintiendo mi pene se fue introduciendo cada vez más por su sexo gracias a la hidratación de su coño.

Al principio iba despacio porque no quería hacerle daño alguno, deseaba de veras que disfrutara tanto o más de lo que me había hecho disfrutar a mí. Fui acelerando el ritmo, de forma gradual, embistiendo cada vez con mayor fuerza.

-¡Sí, no pares!- Decía ella entre jadeos- Me tienes a puntito de derretirme

Casi no hacía falta que me esforzara demasiado, debido a los movimientos bruscos la cama de agua hacía el balanceo por sí sola.

-¡Ya lo siento!- Gritó ella

De forma inesperada pude notar cómo se aferró a mi cuello y una cantidad de líquido importante encharcaba mi cintura y la superficie de la cama. Había llegado al orgasmo.

-Amiguito- me dijo- 2º asalto en marcha.

Me tumbó sobre la cama y se puso encima de mí. Comenzamos a hacerlo otra vez. Poder ver sus pechos botar al ritmo de sus caderas era lo más excitante. Yo acariciaba, mordía y lamía sus pechos. Me encantaba meter entre mis dientes su pezón y rozarlos con la puntita de la lengua. Mientras con mis manos acariciaba su espalda y apretaba su cuerpo contra el mío para que nuestros sexos tuvieran mayor contacto.

-¡Cariño, creo que voy a llegar otra vez!- dijo ella

-Creo que yo también- le comenté

A pesar de que hacía muy poco que había llegado al orgasmo, no tardó en llegar de nuevo. Unos instantes después, lo hice yo.

Así concluyó mi primer día de prácticas. El primero de muchos días de placer.

Papá postizo

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Bueno es mi primer relato, pero después de leer tantos me da ganas de contar un poco de mi vida; soy mexicana en este momento tengo 31 años pero la historia comienza cuando tenía 9, a esa edad ya estaba desarrollada completamente, en lo físico pero en mi psique aún era una niña….por aquel entonces en la casa frente a la mía se mudó un hombre de 30 años, su hija y la bruja de su mujer, hice amistad rápidamente con aquella niña cuyo nombre era M. Ella a diferencia mía seguía teniendo el cuerpo de niña, yo por el contrario tenía pechos de 36b y mis nalgas bien paraditas y mi caderas anchas, mientras que mi cintura era de 58 cm, a la mamá de mi amiga no le gustaba que jugara comigo por que decía que sólo una puta vulgar tendría ese cuerpo, como el suyo era excesivamente delgado….

El papá de mi amiga era otro cantar, tiraba de a loca a su mujer y jugaba con nosotras y nos contaba anécdotas de su vida muy graciosas; era muy alto, lo digo por que yo mido 1.58 y el mediría 1.80, cuando jugábamos a veces sentía un roce en mis nalgas o en mi pecho, cuando jugábamos atrapadas solía tomarme de la cintura y apretarme contra su cuerpo, lo sentía “raro” me daba un poco de miedo pero también lo sentía rico; así pasó esa etapa de mi infancia, con juegos y estudios. Pasaba tanto tiempo en casa de mi amiga, por que me gustaba (y para fastidiar a su mamá) que los vecinos decían que yo era la otra hija de Don A. Y de broma yo lo llamaba papi (mi verdadero papá solo sonreía)

Cuando cumplimos 15 años mi amiga quiso la tradicional fiesta, la única variable era que quiso sólo 2 chambelanes y una dama de honor, YO. El vestido que escogió para mi (después me entere que lo había escogido su papá) era ajustado en la parte superior y de enfrente con un escote bastante marcado que cada vez que me movía o respiraba sentía que los pechos se me salían, la falda era con bastante vuelo, el color era azul marino, era muy bello. En ese momento yo estaba colada por un chico llamado Carlos que solo me daba alas y después se iba con otras, en la fiesta de mi amiga estuvo mucho tiempo conmigo y yo muy ilusionada, cuando paso otra chica y sin más se fue con ella, cuando lo alcance y le reclamé me dijo que yo era como su mascota, me llamaba cuando estaba aburrido, que a el le gustaban la mujeres y no las niñas, eso me hizo llorar y me fui atrás del salón a llorar amargamente, el Don A. Había escuchado todo y me fue a consolar:

- vamos Avy no llores, tipos como él no valen la pena, anda deja de llorar – decía esto mientras me abrazaba y me untaba contra su cuerpo, yo podía sentir su pene duro restregando se contra mi

- pero papi -decía yo entre sollozos- yo lo quiero de veras…

- lo se pero si lo sigues huirá de ti, a partir de ahora ignóralo y vendrá por ti, vendrá a buscar a la magnífica mujer que eres…

- ¡no soy mujer! -le grite desesperada- no se besar ni comer penes – en ese momento me puse toda roja y trate de separarme de él

- ¿quién te ha dicho que para ser mujer necesitas saber eso? -dijo mientra me apretaba más con su cadera y yo lo sentía

- todas las chicas de la escuela…-en ese momento pensé “cuando me abraza lo tiene duro, así que lo excitó, tal vez me quiera enseñar” -papi enséñame, se que te excito, por favor, enséñame a ser mujer -por un momento quedo inmóvil, realmente no lo se, pero creo que fue instinto ya que me empece a frotar contra él

- esta bien niña, te enseñare TODO lo que sé, siempre y cuando tú me entreges tus tres virginidades y en el proceso no me llames papi, si no papá, te he deseado por mucho tiempo como para negarme…

-¿mis tres virginidades? – no entendí en ese momento

-tu boca- dijo mientra me la besaba- tu vagina -dijo mientras me acariciaba sobre la ropa- y tú ano -puso sus manos en mi colita – ¿qué dices? -tomando una fuerte respiración conteste

- ¿cuándo y en dónde? Quiero ser ya una mujer – dije con más valentía que en la verdad sentía – en ese momento me separo de su cuerpo, tomo mi rostro entre sus manos y me dio un gran beso, primero con los labios, cuando comencé a responder metió su lengua y con ella me exploraba la boca, yo mientras tanto no sabía si imitarlo o chupar la lengua, decidí imitarlo lo que género que el me soltara el rostro, tomara mi cintura y me untara en su cuerpo, estuvimos así un buen rato, hasta que entre jadeos por parte de los dos me separo

-el próximo sábado vas a esta dirección -me la dijo- y ahí comenzarán las lecciones, harás lo que yo te diga sin pretextos ni escusas, ¿bien?

-si…papá – en ese momento me volvió a besar como anteriormente, después de un rato

-bien, entremos, tu primero y yo por otra puerta, tengo que mmmm aliviarme….

CONTINUARA

Espero que les haya gustado


Noche bodas

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Cuando llegamos al hotel donde pasaríamos nuestra “noche de bodas” los empleados del hotel nos miraban con curiosidad, la diferencia de edades era evidente, Gerardo tenia un poco mas del doble de mi edad, sin embargo nadie en ese lugar sabia que solo se trataba de una noche de bodas falsa o mejor dicho, que solo estaba cumpliendo un sueño sexual de Gerardo, mi amante en turno.

Al pie de las escaleras me tomo en sus brazos, camino cuesta arriba sin ninguna dificultad, un empleado caminaba por delante nuestra con nuestras maletas, se apresuro a abrir la puerta y nos dio el paso.

El empleado salió cerrando la puerta tras el… tengo que reconocer que me sentía excitada, comparando mi noche de bodas con Mario, ahora parecía algo que me hubiese gustado sentir aquella noche.

La habitación era muy amplia, jamás había estado en un lugar de igual elegancia, las ventanas daban justo a la playa, al abrirlas la brisa entro recorriendo mi rostro, Gerardo se aproximo y tomándome por la espalda rodeo mi cintura y con una suavidad enloquecedora desabotono mi vestido, el cual cayo al piso, Gerardo lo levanto y lo doblo cuidadosamente para depositarlo en el closet, me miro con esa sonrisa cautivadora y con rostro de alegría se apresuro a decirme lo siguiente.

Sonia, luces tan hermosa, que me gustaría que este momento jamás se terminara, ¡gracias por aceptar mi propuesta!

Unas medias blancas de seda, sujetas por un liguero blanco de finos encajes, una tanga blanca con tirantes amarrados a los costados y un delicado corazón cubriendo mi monte de vellos, no podían faltar las ligas de encajes en las piernas y el sostén de finos encajes, como ultimo las zapatillas blancas de tacón de punta, y pulsera en los tobillos.

Gerardo camino hasta quedar a mi lado, mi cuerpo temblaba como no lo hacia en mucho tiempo atrás, Gerardo me abrazo y me beso con verdadera pasión, eh tenido que parame en puntas y el agacharse para poder alcanzarlo, sus fuertes brazos aprisionaron mi cintura, ahí de pie, iniciaba una verdadera noche de bodas.

Sus manos buscaron las ataduras de la tanga, primero una y después la otra se soltaron, la tanga cayo a mis pies, ahora el broche del sostén se abrió y este igual cayo al piso, solo quedaba con las medias, las ligas y el liguero, claro y las zapatillas, así con esas prendas encima se inicio el delicioso ritual del amor.

Me ayudo a sentarme en una esquina de la cama, separo mis piernas y me pidió quedarme así, sin moverme, me observaba con mirada de deseo, sus manos se apoderaron de mis tetas, y con suavidad apretó mis pezones, los acaricio hasta que se hincharon por el deseo, ahora su lengua inicio un largo y lento recorrido, iniciando en mi cuello y terminando en mis pies, beso cada centímetro de mi cuerpo, pero todavía no tocaba mi rajita, yo deseaba sentir una caricia en ella, pero nada, la espera aumentaba el deseo a cada minuto.

Golosamente chupo mis tetas, mi cuerpo se estremecía de placer, apreté mis piernas un poco para frotar mi clítoris, el cual ya pedía ser acariciado, me palpitaba exigiendo su parte.

Por fin su mano busco mi raja, la cual al sentir sus dedos se contrajo en un movimiento enloquecedor, sus dedos recorrieron los labios vaginales, suavemente, llevándose a su paso líquidos de mi rajita, la cual estaba muy mojada, ah,ah,ah,ah,ah,ah, se escucharon mis gemidos.

Ven amor acompáñame, me ayudo a ponerme de pie y camine con el unos pasos, me recargo en la pared y separo mis piernas, sus dedos acariciaron mi clítoris, primero con suavidad, después con un poco de brusquedad, lo aprisiono en sus dedos y lo estrujo, sentí lo inevitable, mis piernas se doblaron y casi caí al piso, en el justo momento que un torrente de liquido fluía de mi rajita.

Me dio la vuelta y ahora mi espalda quedo recargada en la pared, nuevamente separo mis piernas y sus dedos buscaron mi clítoris nuevamente, el cual estaba enrojecido por la caricia anterior…lo atrapo en sus dedos y nuevamente logro hacer que me viniera con facilidad, era la segunda ves en pocos minutos y el seguía aun vestido, yo estaba excitada como jamás lo había estado, no había duda esa era mi verdadera noche de bodas. En mi mente agradecí a Mario su accesibilidad para dejarme ir con Gerardo a solas.

Me ayudo a levantarme y me despojo de las ultimas prendas que tenia puestas, pero lo que escuche me dejo fría, ¿Cómo me decía eso justo cuando mas caliente me tenia? Pero después de escucharlo hablar comprendí el por que su actitud.

Mi cielo, vamos a salir a comer algo, después terminaremos con lo que iniciamos.

¡Pero Gerardo! Prefiero quedarme aquí, estoy muy excitada.

Lo se pequeña, pero seria fácil terminar en unos cuantos minutos, y tenemos mucho tiempo por delante, así que cuando regresemos te prometo que estarás mas excitada que ahora y me agradecerás por tomar esa decisión.

Mira, le pedí a Mario tu talla de vestido y te eh comprado este, espero te guste, ah y ahí en esa maleta esta algo mas tómalos y póntelos por favor mi cielo.

Se trataba de un vestido un poco largo de color rojo, con un gran escote al frente que dejaba verla mitad de mis tetas, contaba con una abertura por un costado, que apenas cubría la tanga roja que me dio en la maleta, me puse mis zapatillas negras y después de arreglar mi cabello Salí de su brazo, cruzamos el lobby y salimos para abordar un taxi de sitio.

Llegamos a un restaurant, donde ya teníamos una reservación, pero jamás imagine lo que me tenia como sorpresa ahí mismo. Apenas nos acomodamos en nuestra meza se aproximo un señor de edad un poco mas grande que Gerardo, se saludaron efusivamente y me presento como su esposa sin dudarlo. Lo que yo no sabia era que ese nuevo hombre estaba en la sorpresa de Gerardo.

Y dime Gerardo, que tal la estas pasando en tu luna de miel amigo.

De maravilla, no sabes mi esposa es la mujer mas caliente que puedas imaginar, ahora mismo debe tener mojada su tanga.

Mire a Gerardo extrañada y sonrojada, sin darme tiempo de decir algo se apresuro a decirle a su amigo.

¿Quieres sentir como esta? Vamos tócala por debajo de la meza.

La mano del extraño se escurrió por debajo y haciendo a un lado mi vestido acaricio mi raja por encima de la tanga, de verdad estaba mojada.

Vaya es cierto la tienes tan caliente que tu solo no podrás apagar su calor.

La llegada del mesero me salvo, continuamos con los alimentos sin mas comentarios de sexo, pero apenas terminamos nuevamente iniciaron con su platica, la mano se deslizo y se apodero de mi raja, mientras Gerardo decía lo siguiente.

¿Pedimos unas copas?

Claro, respondió el amigo yo me apresure a decir…yo solo agua Gerardo, no acostumbro a beber licor.

Vamos amor, solo será un par de whiskies, después nos retiramos a terminar nuestra faena.

Mientras tomábamos las copas, Gerardo le dijo a su amigo.

Acaricia la raja de mi mujer, ella lo desea, y dime ¿estas hospedado como quedamos?

Claro Gerardo, a un costado del cuarto de ustedes, así que llegare enseguida y te ayudare a apagar el fuego de esta nena.

Cerré mis ojos y deje que ellos hicieran conmigo lo que desearan, el morbo me había puesto caliente nuevamente.

Que ricas tetas tienes Sonia, espera a llegar al hotel, te daremos una deliciosa cogida que no olvidaras jamás pequeña.

El licor empezó a hacer efecto en mi cerebro me sentí desinhibida y les sugerí a ambos al mismo tiempo… ¿podemos retirarnos? No puedo mas estoy muy caliente.

Salimos juntos del restaurante, y nos fuimos en el auto del amigo de Gerardo, al llegar al hotel bajamos una calle antes nosotros y el se dirigió solo, cuando subimos a nuestra habitación, apenas entramos el entro y cerro la puerta, Gerardo me tenia en sus brazos dándome un prolongado beso en la boca, sentí como su amigo desataba el vestido de la parte del cuello y lo deslizaba hacia abajo, me lo quito por completo y ahora aprovecho para acariciar mis nalgas.

Me recostaron en la cama y mientras los miraba desnudarse, yo me retorcía deseando sentir sus vergas en mi boca. Gerardo zafó la tanga y me acomodo de tal forma que mi cabeza quedo en la orilla de la cama así su amigo me dio a mamar su verga y Gerardo me chupaba mi raja, oh,oh,oh,oh, dios mío, que ricoooooooooooooo.

No sabes que delicia de raja tiene esta nena, ven cambiemos de lugar y prueba este delicioso manjar.

Cambiaron de lugar y ahora el placer se acrecentó, Gerardo aprovechaba muy bien sus manos y mientras yo le mamaba su verga, acariciaba mis tetas, pellizcaba mis pezones y los hacia ponerse duros me dolían por lo hinchados que estaban.

Gerardo, dale vuelta, estoy ansioso por darle una rica mamada de culo, se le mira delicioso.

Me dieron vuelta y ahora mi ano era chupado con maestría, yo seguía engolosinada con la verga de Gerardo. Ayyyyyyyyy, aaaaa,a,a,a,a,a,a.

Mi cuerpo se sacudió violentamente mientras mi leche salía de mi raja.

Increíblemente aquellos hombres no parecían estar a punto de terminar, pues sus vergas estaban bien duras e hinchadas sus venas, pero podían aguantar sin problema alguno, por fin escuche lo que tanto deseaba escuchar.

Creo que es momento de darle verga a ese rico culo, se me antoja tanto que te pido ser yo quien le de por el culo, ¿puedo Gerardo?

Claro amigo, es todo tuyo, para mi será esa raja que escurre leche sin parar, ¡vamos no tardes mas y ensártale el culo!

Lo que estaba por ocurrir, me dejaría una deliciosa sensación de satisfacción total, que ha dejado una grata huella en mi vida.

El amigo de Gerardo me tomo de espaldas a el, paso sus brazos por mis piernas y elevándome me sentó en su verga con una facilidad sorprendente, mi ano se dilato poco a poco, dejándome inundar por tan rica verga, ensartada camino conmigo hasta donde estaba un gran espejo se detuvo quedando yo de frente y pude mirar mi ano ensartado y mi rajita escurriendo, esa imagen desato un infierno de placer en mi ser, y mas cuando Gerardo se aproximo y poniéndose de frente a mi, chupo mi raja, sin importarle casi tocar los huevos de su amigo, esa imagen era enloquecedora.

Su lengua acaricio mi clítoris y resbalaba por mi raja sin parar, repetía la acción una y otra ves, mis gemidos eran de verdadera locura…asiiiiiiiiiii, hayyyyyyyy, que ricoooooo, massssssss, ah,ah,ah,.

Minutos después me dejaron de pie, y ahora Gerardo me metió la verga en mi raja, la saco casi en segundos, totalmente llena de leche, se paro frente de mi y me dio a mamar, empinada su amigo separo mis piernas y me penetro por la raja, mientras yo saboreaba el liquido de mi raja en la verga de Gerardo, no recuerdo cuantas veces cambiaron de lugar, pero todas fue para saborear la leche de mi rajita en sus vergas.

Hagámosle un sándwich, Gerardo, vamos, yo por su culo y tu su raja.

Nuevamente me tomo de las piernas me ensarto en su verga y me dejo con la raja frente de Gerardo, antes de meterme su verga, Gerardo dio una mamada mas, saboreo mis líquidos como un niño, y por fin se puso de pie, dirigió su verga a mi rajita y me ensarto, convertidos en un solo cuerpo, se movieron acompasadamente, mi cuerpo sudaba en medio de ellos, por primera ves supe lo que era terminar en acoplamiento total, al unísono sentí mi raja recibir la leche de Gerardo y mi ano la de su amigo, parecía llaves abiertas, y claro yo solté un torrente de leche que escurría por las piernas de Gerardo.

Rápidamente el amigo de Gerardo se tendió en la cama me tomo de la cintura y me sentó sobre el, me ensarto por el ano y con sus piernas abrió las mías, Gerardo se puso a mi lado y me dio a mamar su verga, esta ves no pude evitar que terminara en mi boca, trague toda su leche, el sabor me enloqueció de placer, después saco su verga de mi boca, y con sus dedos me hizo una masturbación. Esta ves salió un gran chorro salpico a Gerardo y caí desfallecida al tiempo que su amigo me llenaba nuevamente de leche en mi ano.

Me fui a dar un baño, y en silencio agradecí por esta nueva experiencia que Mario había conseguido para mí, antes de regresar a casa, Gerardo me dio algo y me dijo lo siguiente.

Ten Sonia, dale esto a tu esposo, y dale las gracias por dejarte venir.

Al llegar a casa le di a Mario el sobre que me había dado Gerardo, se trataba de una memoria donde había grabado sin darme yo cuenta todo lo que habíamos echo, Mario la miro mientras yo le mamaba su verga, para mi mirar y recordar cada momento fue placentero, Mario me cogió esa noche y ambos quedamos agradeciéndonos mutuamente por nuestra participación.

Soy la mamá de Gerardo

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Resumen: Tengo 35 años y sin saber cómo, me vi de repente, de manera inconsciente teniendo que ver con un compañerito de mi hijo, de su edad, con quien di salida a mis instintos sexuales que tenía yo reprimidos y guardados por ahí. Fue algo completamente impensado, que brotó de lo más profundo de mí. A continuacion se los cuento, con un detalle mayor.

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Hola: soy Araceli, 35 años de edad cuando sucedió la historia que aquí les cuento. Madre soltera; tuve a mi hijo a la edad de 20 años y luego, pues nunca me casé; vivo yo sola con él.

Soy una mujer de tez blanca, cabellos negros, poblados, cara bonita, senos menudos, caderona, piernas bonitas, nalgona. No soy muy dada a arreglarme ni a andar provocando a los hombres, pero he tenido suerte con ellos.

Esa tarde estaba preparando la comida cuando entró mi hijo con tres compañeritos de la secundaria; venían de jugar futbol, andaban los cuatro sudando, en short y camiseta, aun con las medias de fut.

+ ¿quieren agua de limón…?.

Me contestaron que sí, y me fui a prepararles.

Regresé hasta el comedor, en donde estaban bromeando, diciéndose de cosas, riéndose, como adolescentes que eran, sin embargo, educados, me agradecieron la jarra de agua que les había preparado:

= ¡muchas gracias Araceli!,

me contestaron los chicos, que no solamente me tuteaban, sino que me decían por mi nombre, como si fuera su compañera de escuela, pues es así la costumbre de ellos.

Me retiré a la cocina y luego empecé a oír que reían y que se decían muchas cosas.

Al asomarme miré a mi hijo dándole un puñetazo a uno de sus compañeros en el brazo, al tiempo que otro de ellos le decía:

= ¡yo le echaba dos…!,

y los tres compañeros se soltaban a reír.

Esas risas se acabaron en cuanto yo me asomé.

Al cabo de un rato, los compañeros se despidieron y mi hijo se metió a la regadera. Salió, se vistió y nos sentamos a comer. Ahí le pregunté:

+ ¿qué tanto estabas discutiendo y peleando con tus compañeros…?.

= ¡Son unos idiotas…, los tres…!.

+ ¿Idiotas…, porqué…?.

Como nos tenemos mucha confianza, mi hijo me dijo:

= es que…, ¡dicen que estás rete buena…!.

Yo me sonreí, complacida, halagada y…, mi hijo continuó su relato:

= Uno de ellos…, Bernardo, al que me estaba “surtiendo”, ese decía que “de buena gana te echaba

un palito…”

¡Me emocioné con esa revelación!, y…, aunque andaba muy necesitada de sexo, me sentí algo intimidada por la edad de esos chicos, ¡de la edad de mi hijo!, que terminó su relato al contarme que:

= ¡y los otros idiotas dijeron que ellos te echaban dos…!.

Yo, toda emocionada, con mi pantaleta mojada de la calentura que aquella plática me había producido, tuve que sonreírme y tratar de minimizar lo que había pasado, al decirle a mi hijo:

+ y qué caso le haces a esos chicos…, ¡nada más estaban tratando de hacerte desatinar…!

Ahí dejamos esa conversación. Mi hijo me pidió permiso para salir en la tarde – noche, diciéndome que regresaría alrededor de la media noche.

Le dije que sí. Se arregló por la tarde, se salió y yo me puse a ver la tele mientras planchaba la ropa. Vi algunas escenas eróticas en la tele y me sentí nuevamente…, ¡con ganas!.

Terminé de planchar y me fui a preparar mi merienda: pasaban apenas de las 9 de la noche. Estaba terminando de merendar viendo la tele, que se encuentra en el comedor de mi depa, cuando tocaron la puerta: era Bernardo, el chico al que se “estaba surtiendo” mi hijo. ¡Venía muy arregladito, cambiado, perfumado!, ¡se veía muy guapito el chiquillo!:

= ¡Hola Araceli!,

me dijo, tuteándome, como lo estilan los jóvenes de hoy:

= ¡vengo por Gerardo…, para irnos a dar la vuelta por ahí…!.

Mirándolo sorprendida le dije:

+ pe…ro…, él hace ya rato que se salió…, ¡dijo que regresaba ya tarde, por ahí de la media

noche… Creí que se había ido con ustedes…!.

= ¡Eeeehhh…, entonces…, el que no entendí fui yo…, creí que nos íbamos a ver aquí…!.

+ Pues no…

= Oye…, qué rico huele tu chocolate…, ¿me invitas una tacita…?.

Me dio risa con ese muchacho, siempre tan “confianzudo” y directo en sus cosas… Le dije que sí. Se sentó a la mesa, se la fui a servir a la cocina y regresé:

+ ¿quieres una concha para tu chocolate…?

= ¡si Ara…, gracias…!.

Se la di y nos sentamos a merendar, mirando la tele. Proyectaban una película mexicana, actual y de repente se ve una escena en donde estaban haciéndose el amor una pareja. ¡Me sentí que me ponía colorada!, y me fui a hacerme loca a la cocina, esperando que pasara esa escena.

Cuando regresé al comedor, vi que Bernardo se había cambiado a la sala:

= ¡Vente p’acá…!. ¡Ya me piqué con esa película…, se está poniendo muy buena…!.

No se porqué, pero le hice caso al muchacho y me fui a sentar a su lado, al sillón, que era un sillón doble (para dos personas). Yo estaba al lado izquierdo de Bernardo del lado interior, del lado de la pared y desde ahí se alcanzaba a mirar bien la tele: de hecho, por eso estaba ahí ese sillón, para que miráramos la tele mi hijo Gerardo y yo.

Estuvimos mirando la tele, el transcurrir de la película, hasta que de repente se volvió a presentar otra escena erótica en la pantalla: me puse nuevamente colorada y muy tensa: sentía que mi corazón brincaba de la emoción y con la respiración entrecortada voltié a verlo, queriendo decirle que iba a la cocina de nuevo, pero sentí que su mano me agarraba la nuca; en realidad no fue ninguna sorpresa, y por ello no me moví. Así de esa forma vimos como el hombre comenzaba a “fajarse” y a desnudar a la chica: estuvimos así un buen momento; Bernardo me jalaba hacia él de manera muy suave y luego de un estremecimiento, me dejé ir hacia su hombro, pasivamente.

Tan pronto puse mi cabeza en su hombro, él volteó a verme y nos dimos un beso, ligero, juntando apenas nuestros labios, pero eso nos encendió y nos reacomodamos de manera inmediata y nos enfrascamos en un beso cachondo, encendido, apasionado.

Al mismo tiempo del beso, me puso su otra mano sobre mi pecho, sobre mi seno, el izquierdo, y se puso a frotarlo, a acariciarlo, a motivarlo, aunque a ratos era muy tosco y me lo apretaba con más fuerza de lo que yo hubiera deseado, pero esas caricias, grotescas, me estimulaban a mil por hora.

Consiguió levantarme el top que llevaba; me introdujo su mano por encima de mi estomago, por debajo de mis senos y comenzó a apretujarlos, por encima de mi brasier.

Las caricias no eran ni preciosas ni precisas, eran más bien desordenadas, bruscas, pero con mucha pasión, que logró contagiarme y le acariciaba su cabeza, sus cabellos y lo apretaba contra mi pecho, hasta que sentí que me levantaba el brasier y dejaba mis senos de fuera, para comenzar a besarlos, a chuparlos, a succionarlos.

Volví a apretarle su cabeza contra mi pecho, exclamando gustosa:

+ ¡Beeernaaardooo…!,

diciendo todo con ello, sin decir nada, a la vez.

El muchacho simplemente se despegó de mi seno, jaló una bocanada de aire y expresó mi nombre, como exhalación:

= ¡Araceliii…!,

Y se volvió a clavar en mi pecho, a seguir succionando el pezón, que estaba muy erecto y muy grande, motivado por esos chupetones que aquel chico le daba.

En cada chupetón que me daba, me sentía petrificada, me quedaba sin respirar y sentía cómo se me inundaba mi sexo, cómo mojaba mi pantaleta, de las emociones que me provocaba Bernardo. ¡Tenía cerrados los ojos!; estaba muerta de pena y deseo. ¡Sentía que todo mi cuerpo vibraba!: mis senos, mi vientre… ¡Me puse muy colorada y muy rígida!, pues me decía que no debía ser pero…, tampoco podía separarme de él…, es más, me seguía apretando yo misma su cabeza a mi pecho, para que me siguiera mamando.

+ ¡Beeernaaardooo…!,

volví a pronunciar…, como dando salida a mis ansias, sintiendo su mano en mi estómago, a la altura de mi cintura, tratando de meterse por debajo de mis pantalones, pero no lo lograba.

Me bajaba su mano hasta la altura de mi entre-pierna, a la altura de mi sexo, por encima del pantalón, y luego se regresaba de nuevo, hasta la cintura, hasta donde estaba la piel de mi estómago, descubierta, para luego volver nuevamente en su intento por introducirme su mano, debajo de mis pantalones, para introducirse hacia abajo, hacia la unión de mis piernas, hacia donde estaba mi sexo.

Sentía su mano, que me seguía acariciando mi vientre y acariciando mi sexo, por encima del pantalón. ¡Quería sentirlo mejor!; ¡él quería sentirme más dentro!, y luchaba por bajarme los pantalones, por desabrocharme el botón de hasta arriba.

Tuve que ayudarle a lograrlo: yo misma me desabroché ese botón de mis jeans y de inmediato el muchacho me bajó el cierre de la bragueta, para empezar a recorrerme mi pantaleta con su mano derecha.

Yo estaba mordiéndome fuertemente los labios, para no gritar del placer que yo estaba sintiendo. El chico me seguía succionando mis senos, me seguía acariciando mi pubis, mis vellos púbicos, mi sexo, por encima de mi pantaleta, muy suavemente, estimulándome más aún, hasta que dejó de tocarme mi sexo y levantó su mano más alto, buscando un pasaje por la parte de arriba, por encima del elástico de mi pantaleta, para poder meterme su mano por debajo de mi pantaleta, para acariciarme mi sexo directamente, y no a través de la tela de aquella prenda íntima, que era alta, casi hasta la cintura y entonces, ¡sentí que brincaba el elástico del resorte!, que su mano se deslizaba hacia mi bajo vientre, desnudo, palpando directamente esa región, hasta que llegó a mi mata de vellos y…, ¡sentí que me estaba viniendo!, ¡completamente!.

¡Es una sensación deliciosa, alcanzar el orgasmo de esa manera, estimulada por alguien!, ¡en este caso un chiquillo!, compañerito de mi hijo, en la secundaria.

¡Deseaba que siguiera y retenía todo mi aliento!. Me abrió los labios vaginales y me introdujo sus dedos, en mi cosita peluda.

+ ¡Aaaaggghhh…, Beeernaaardooo…!.

¡Sentí una descarga eléctrica correr dentro de mí, y me volví a venirme tremendamente.

= ¡Estás rete linda, Araceli…!.

Me dijo, mientras me apoyaba toda la palma de su mano abierta contra mi sexo y me lo comenzaba a apretar.

Una mezcla turbulenta, llena de pasión y vergüenza, se apoderó de mí en ese instante:

= ¡Estás rete sabrosa, Araceli…!.

+ ¡Aaaaggghhh…!.

Emití un breve gemido. Bernardo me acariciaba en ese momento mi sexo: ¿podría darse cuenta de que estaba yo ya toda venida…?.

= ¡separa las piernas…!,

me dijo Bernardo, pero como yo me tardara en hacerlo, el chico me lo aclaró:

= ¡para acariciarte mejor…!,

por lo que separé mis piernas como él quería, aunque en un arranque de pudor las volví a cerrar:

+ ¡No Bernardo…, no puede ser…, no está bien…!,

pero el chico simplemente volvió a repetirme:

= ¡separa tus piernas…!,

y las volví a separar, lentamente, aunque sentía que me estaba escurriendo de mis venidas.

El chico me colocó su mano abierta sobre todo mi sexo, sobre mi mata de vellos, apretándome con fuerza mi pubis, como tomando posesión de él y:

+ ¡Aaaaggghhh…, Beeernaaardooo…!,

grité, quejándome deliciosamente por ese apasionado apretón, soltando un gemido ronco, especial…; en ese instante me sorprendí a mí misma empujando mi pubis, mi sexo en contra de su mano…, pidiéndole al mismo tiempo que continuara, sin pedírselo abiertamente.

= ¡Bájate el pantalón!,

me dijo el chiquillo, y me lo bajé hasta por encima de mis rodillas, dejándole expuesta a su vista mi pantaleta, mojada de mis venidas.

Los dedos del chico me palparon de nuevo mi sexo, por encima de mi pantaleta, siempre con la misma pasión y deseo, con la misma ansiedad, ¡irresistibles…!. ¡Me tenía a su merced…, me le estaba entregando, es más, me le estaba ofreciendo, era yo la que me le estaba ofreciendo…!.

+ ¡Bernardooohhh…!.

Con la respiración agitada comencé a disfrutar sus caricias; ¡yo misma escuchaba mis propios gemidos placenteros, y me volvía a excitar otra vez…!.

+ ¡Bernaaaahhhrdooohhh…!.

Todavía por encima de mis pantaletas, el chico me acariciaba mi sexo a lo largo de mi rajadita…, lo hundía, introduciéndomelo un poco, con todo y mi pantaleta, moviéndolo con mucha ansiedad y deseo. ¿Cómo podía resistirme a esos tocamientos tan deliciosos?. Estaba sintiendo en ese momento una cosa gruesa y un tanto suave que se movía del otro lado de mi pantaleta…, y que me empujaba con fuerza sobre de mi rajadita…

= ¿Te gusta…, Araceli…?,

me preguntó Bernardo en esos momentos

+ ¡Bernaaahhhrdooohhh…, sí, sí…!.

En realidad nunca supe si le respondí a su pregunta o le había hecho, simple y sencillamente una solicitud para que le siguiera.

+ ¡sííííí…….!,

y le volví a empujar mi sexo, totalmente mojado, contra su mano.

Fue en ese momento, casi como si estuviera entre brumas, que alcancé a escuchar la voz de ese chico ordenándome:

= ¡quítate tus calzones…!.

Un temblorcillo me recorrió mi cuerpo, de pies a cabeza y…, sin poder oponerme, comencé a bajarme yo misma mis pantaletas, cumpliendo los deseos de ese chico. Me miraba a mí misma llevándome mis manos hasta el elástico de mi pantaleta y luego, comencé a jalármelas hacia abajo: ¡no podía evitarlo…!, estaba aprisionada por el deseo.

Me levanté un poco del asiento para permitir que mi pantaleta me pasara por debajo de mis asentaderas y me la dejé justo arriba de mis rodillas, en donde se encontraban también mis pantalones, que no me había terminado de retirar.

Por mi misma, volví a sentarme en ese sillón y separé de nuevo mis piernas, para que ese chico pudiera “tocarme”. ¡Estaba sin respirar!, esperando lo que siguiera…

Levanté mis ojos para mirarlo, con unos ojos de súplica y entonces.., él me tocó; me puso un dedo, ¡un solo dedo!, y me sobresalté por completo… Me separó mi vellos púbicos, todos batidos de mis secreciones, hacia cada lado de mi rajadita y luego, comenzó a deslizarme su dedo de abajo hacia arriba y luego otra vez… Luego fueron dos dedos…, luego fueron los tres, que se me insinuaban entre mis labios, luego entre los pequeños, por arriba y luego también más abajo… ¡Estaba más que mojada…, completamente batida de mis secreciones y de mis venidas…!.

= ¡Ber… naaahhhr… dooohhh…, sí, ahhh…, sí…, ahhh….!.

Gemía en cada una de sus pasadas y giraba mi cabeza y mi cara a los lados, respirando con mucha velocidad. Le empujaba mi vientre buscando su mano y clavaba mis dedos en el sillón, transida totalmente por el placer…

Los dedos de Bernardo se pusieron a recorrerme con mayor rapidez y mayor fortaleza; ¡me estaba dedeando con fuerza!, me los metía y los sacaba, simulando al acto sexual, con sus dedos en vez de pene, y yo abierta, abierta de par en par…

Mis labios mayores estaban inflados y abiertos por el empuje de la carne interior. ¡No me importaba ni adonde estaba, ni quién era, ni con quién estaba, todo lo que importaba era que mi sexo estaba recibiendo placer!.

Me estaba metiendo sus dedos entre mis labios vaginales todos batidos; hacían un ruido…, bastante particular, al entrar y salir.

Estaba tan ensimismada con ese…, “ejercicio”, que…, el tiempo se me fue por completo, hasta que el “cucú” de la sala comenzó a repicar, señalando la media noche: ¡Gerardo!, ¡mi hijo!, ¡no debía de tardar en llegar!.

Me separé de ese chico, con las pantaletas y los pantalones atorados a la rodilla, arribita de la rodilla:

+ ¡Gerardo…, no debe de tardar en llegar…!,

Y me lancé a la carrera hacia el baño, dejando a Bernardo descontrolado.

No bien acababa yo de sentarme en la taza del escusado, cuando oí que la puerta se abría y luego unas voces: ¡ya había llegado Gerardo!.

Me lavé la cara, me arreglé lo mejor que pude y salí hacia la sala, a saludar a mi hijo y a despedir a Bernardo.

Le di de cenar a mi hijo, quién me miraba con cara de interrogación, pero ninguno de los dos dijimos nada.

Nos fuimos a dormir y ya ahí, acostada en mi cama, algo dentro de mí comenzó a decirme que había disfrutado muchísimo, que me había gustado a morir y que había sentido mucho más bonito que cuando me acariciaba yo sola, en mi cama.

Me sentí apenada de haberlo hecho, pero con muchas ganas de repetirlo.

Un viejo muy morboso

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¡Sonia! ¿Puedo hacerte una pregunta?

Claro amor… ¿Qué sucede?

Nada, solo que me gustaría saber que opinas de pasar un fin de semana en un lugar alejado de la ciudad, rodeados de la naturaleza.

¡Suena tentadora tu oferta! ¿A dónde me quieres llevar? Y ¿Cuál es el verdadero motivo?

Mira, hay una persona que nos invita a pasar unos días en su casa de campo, le conocí por el chat, y esta interesado en conocerte, es de edad madura, pero me asegura que todavía puede darte momentos de placer, y además acepta que yo este presente…¿Qué opinas mi amor?

¿Tú deseas ir? Si es así no hay problema, pero si no me satisface, tu tendrás que terminar lo que el no pueda, ¿de acuerdo?

Así salimos una tarde de viernes, abordamos un autobús que nos llevaría a la mixteca poblana, quizá unas 3 horas después descendimos del autobús en una parada a orillas de la carretera: ahí esperamos por espacio de una hora, hasta que apareció una vieja camioneta, se detuvo a nuestro lado y asomo un señor que a primera impresión, parecía muy amable.

Suban, yo soy Rubén. Pido disculpas por el retraso.

Yo subí en medio de ambos y así emprendimos el camino a su casa, que a decir verdad fue una maravilla pasar por esos lugares que parecían arrancados de un cuento, se podía mirar un gran rio serpenteando a lo lejos.

¡Así que te gusta mirar! ¿Dime sabes manejar?

Si, si se manejar.

Bueno en ese caso, maneja tu, yo prefiero ir conociendo a Sonia, espero no les moleste.

Claro no hay problema.

Rubén detuvo la camioneta y cambio lugar con Mario, solo que ahora al sentarse a mi lado, me tomo de la cintura y me sentó sobre sus grandes piernas, sin pudor alguno me remango el vestido hasta la cintura, así que solo tenia la tanga sobre su pantalón, le indico a Mario por donde continuar y mientras hablaba sus manos acariciaban mis muslos.

¡Que linda piel tienes Sonia! Y tus nalgas son exquisitas, ¿te gusta que te cojan por tu culito?

Si, me gusta mucho.

Que bien pequeña, así disfrutaremos mas de este encuentro…ponte de pie y apóyate en el frente, separa las piernas y no las cierres.

Sus manos buscaron mis nalgas, las apretaron un poco con brusquedad, sus grandes manos se deleitaban con mi piel, así busco mi rajita y sobre la tanga acaricio suavemente, toco mi botoncito y se concentro en el, acaricio y masajeo suavemente, lo que decía mientras actuaba termino poniéndome muy caliente.

¿Sabes Mario? Quisiera que me dijeras si te gustaría ver a tu esposa con una verga en la boca, una en su rajita, y una en cada mano, y mirarla escurrir leche de los cuatro hombres que estén cogiéndola, escucharla aullar de placer, ¿te gustaría?

Por supuesto que me gustaría Rubén… ¿tu podrías conseguir hacerlo realidad?

Si, si puedo lograrlo, y créelo, mañana mismo lo veras, hoy solo será mía, quiero mamarle ese culo y esa rica raja, hasta que chille de deseo, ella misma suplicara que le de mi verga…tengo varios meses sin coger así que te la dejare tan llena de leche que lo disfrutaras amigo.

Detente Mario, quiero mostrarles algo, aquí inicia mis terrenos, de aquí en adelante estamos libres de miradas indiscretas, un poco mas adelante hay un pequeño bosquecillo, rodeado de arboles, estoy ansioso de ver desnuda a Sonia caminar por ese bosquecillo. ¿Lo permites?

Si, no hay problema.

En ese caso sigue un poco mas, y yo te diré donde dejaremos la camioneta, vamos.

Mientras Mario seguía manejando, Rubén me levanto el vestido despojándome de el, me desabrocho el sostén y solo me dejo la tanga y las zapatillas, siguió acariciando mi clítoris ya mi tanga estaba mojadisima, yo solo me dejaba llevar por el momento, me estaba gustando ese jueguito.

Aquí detente y bajen de la camioneta.

El viento acaricio mi cuerpo, sentí como si fueran miles de manos tocándome, Rubén me tomo de la mano y me pidió lo siguiera, Mario caminaba mas atrás de nosotros, observando todo lo que hacíamos, nos detuvimos en una cerca donde al otro lado había una manada de toros y vacas, lo que vi me dejo mas caliente todavía. Un toro montaba a una vaca, su verga estaba enorme, Rubén me recargo en la cerca y con suavidad fue bajando mi tanga, me la quito por completo y mientas yo seguía mirando a los animales el abrió mis piernas y se tiro en el pasto en medio de mis piernas, su lengua busco mi raja y la chupo suavemente, delicadamente pasaba de mi raja a mi ano, en ese momento me olvide de Mario quien no perdía detalle a unos pasos de nosotros.

Sus manos se posaron en mis nalgas como queriendo abrirlas mucho, así pudo deleitarse con mi ano, su lengua entraba un poco logrando hacerme gemir enajenada y caliente como una puta en celo…ahahahahahahaha, no te detengas por favorrrrrrrrrrrrrr, sigue chupándome, asiiiiiiiii ah,ah,ah,a,ah,ah,ah, que delicia.

El toro se estremeció al tiempo que mugía con fuerza, cuando soltó a la vaca su verga escurría semen, jamás había presenciado semejante acto, mi cuerpo reclamaba recibir el mismo trato que aquella vaca.

Regresamos a la camioneta en silencio, inconscientemente me recosté en el hombro de Rubén, buscando sus labios, el correspondió y me beso apasionadamente, así continuamos hasta llegar a una finca perdida en el campo, al bajar me tomo en sus brazos y le dijo a Mario.

Caramba Mario Sonia esta demasiado caliente, ahora espero poder apagar ese fuego que la consume, síguenos y quédate un poco alejado, observa y disfruta de lo que veras a continuación amigo.

En brazos camino conmigo yo tomada de su cuello, se detuvo en la entrada de una especie de cabaña, donde solo había una colchoneta, ahí me bajo y me recostó, mientras el se desnudaba con desesperante calma, cuando salto su verga fuera del bóxer, no pude evitar suspirar, ante mis ojos una verga morena de piel aterciopelada, se movía como si tuviese vida propia, me llamo mucho la atención su forma, jamás había visto una igual, estaba curva, como si fuese un cuerno de toro, no perdí tiempo y me abalancé a tomarla con mis manos y la acaricie antes de engullirla toda en mi boca.

Jamás había estado tan caliente, tanto que me negaba a dejar de mamar esa rica verga, Rubén por fin logro que yo soltara su verga y ahora se acostó y mientras el mamaba mi raja yo hacia lo mismo con su verga en un delicioso 69, así pasamos varios minutos, por fin nos separamos solo para cambiar de posición.

Ponte de cuatro patas, quiero mamar tu culo, hasta que pidas verga.

Me puse de cuatro y su lengua acaricio mi ano, poco a poco me estaba llevando al éxtasis del placer y del deseo, suplique como nunca antes lo había echo con nadie.

¡Por favor Rubén! No me hagas sufrir cógeme yaaaaaaaaaaaaaa, te lo suplicoooooooooo.

Ay,ay,ay,ay,ay,ay, no puedo mas métela anda.

Me puso de frente a el y dirigió su verga a mi rajita, sus manos tomaron mis tetas acariciándolas, pellizco mis delicados pezones hinchados por el deseo, mis gemidos rompían el silencio de la tarde, esta ves verdaderamente estaba siendo emputecida y aun faltaba lo mejor de la tarde.

Me aparto y saco su verga escurriendo mis líquidos vaginales, me dijo se la mamara nuevamente y le obedecí sin remilgos, le deje limpia la verga y ahora me dijo que me cogería por el ano, se sentó en un viejo sillón y me tomo de la cintura, su verga entro en mi ano, el cual palpitaba por el deseo, me tomo de la cintura y dejo mi raja mojada totalmente expuesta. Miro a Mario y le dijo.

Vamos Mario desnúdate y démosle un rico sándwich a nuestra puta apresúrate.

Mari se despojo de su ropa y se unió a nosotros, me tomo de las piernas y metió su verga en mi raja, era la primera ves que sentía esa delicia, en medio de otro hombre y Mario ahí mismo, mi culo y mi raja estaban gozando como nunca, nuestros cuerpos sudaban por la calentura, sentí que estaba en la gloria, Rubén apretó mis tetas al tiempo que decía lo siguiente.

¿Te gusta la verga verdad puta? ¿Eres nuestra puta? Vamos responde.

Si, si me gusta sentirme puta, así quiero ser su puta siempre. De ambos.

Vamos Mario dile cosas sucias, que a ella le encanta escucharlas.

¿De verdad te gusta en lo que te eh convertido Sonia? ¿Te gusta ser una puta?

Si, Mario me gusta mucho quiero seguir siendo tu puta, entrégame a quienes desees, yo lo disfruto mucho. Ah,ah,ah,ah,ah,ah,ah, sentí un torrente de leche viajar por mi ano, y me inundo toda, al mismo tiempo Mario soltó su leche en mi raja y yo no aguante mas, termine en un delicioso orgasmo, desfallecida me quede inmóvil en medio de los dos, me sentí satisfecha, pero Rubén no.

Se puso de pie y me puso de rodillas para que le mamara la verga una ves mas, nuevamente se irguió, y ahora aprovecho para cogerme por la raja, su leche salió disparada y escurrió por mi rajita, por fin me dejo descansar ahí en esa colchoneta dormimos los 3, yo en medio, mi ano y mi raja no dejaban de palpitar por los momentos vividos.

De madrugada Rubén me despertó me tomo de la mano y me llevo afuera de la cabaña, nuevamente quería cogerme, pero ahora me tenia una sorpresa mas.

Dio unas palmadas y apareció un muchacho de unos 19 años alto, de cuerpo atlético, desnudo y con una gran verga parada, aunque delgada no dejaba de ser una gran verga, aquí esperen ahora regreso.

Cuando regreso Mario venia con el, esta ves le dijo, mira lo que haremos a nuestra puta…el muchacho impaciente me metió la verga por mi ano, sin piedad, la sentí entrar y llegar hasta lo mas profundo, mientras Rubén me daba su verga a mamar, esta ves no me soltó hasta terminar en mi boca, el chico termino en un gran torrente de lava en mi culo, el chico se alejo y Rubén le dijo a Mario.

Ahora pueden dormir tranquilos, yo dormiré en otro cuarto, mírale el culo como lo tiene de leche de ese chico…y recuerden mañana será una gran noche mucho mejor que esta, los que vienen tienen buenas vergas, ya lo creo que te dejaremos el culo bien abierto.

Nos despedimos y nos fuimos a descansar en silencio, solo esperando el día siguiente.

El profe

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Mucha gente me pregunta si es cierto que aprendí tanto de mi tío Paulo sin traumarme, sobre todo por ser muy joven cuando me inicié en el sexo duro. La respuesta es NO. Yo aprendí a disfrutarlo al máximo, pero también a saber utilizarlo. Mi tío me ayudó a ver como podía balancear esas dos cosas. Claro, el siendo hombre lo veía más de su lado. El macho monta, se corre, y va a la siguiente. Pero yo sé que de mi lado, podía usarlo mejor que simplemente dejarme montar. Tal como el lo decía, mi concha y mi culo eran apertura para todo lo que quisiera lograr.

Cuando tenía que salir bien en algún examen o necesitaba mejorar notas, sabía perfectamente como sobarmele al profesor para que entendiera que si me subía o mejoraba la nota, su premio sería una mamada o una cogida a su gusto. Los colegios son así, no se engañen. Especialmente en colegios como el mío que era solo de señoritas. Los profesores siempre ven que pueden cachar. A quien se pueden coger. Algunas se dejan, otras ni se dan cuentas, otras, simplemente no dicen nada. Yo hablaba de eso con mi tío cuando llegaba del cole.

Como siempre, antes del almuerzo le gustaba hacer “inspección”. me recostaba boca abajo en la mesa enfrente de el. El levantaba mi falda y me metía dedos. Luego siempre los chupaba y me decía “hoy no te cogieron verdad?” con lo que el pasaba a cogerme con los dedos, hasta que yo me venía; o bien “tienes la concha bien abiertita hoy”… “a quien le paraste el culo?” y yo le contaba sentada en sus piernas, a veces lo excitaba tanto que me pedía que le contara jalándosela, así se corría con mis historias.

Recuerdo la primera vez que lo hice. Iba fallando horrible estadística. El profesor, Don Ricardo, un tipo cuarentón, alto, ni gordo ni flaco, digamos, rellenito, con barba y bigotes pero quedandose calvo. Sumamente velludo, se le notaba en la camisa todo el vello del pecho. El profe siempre tenía dos costumbres, una de burlarse de las que salíamos mal, y la otra de elegir siempre una asistente por trimestre. Aunque nadie hablaba de ello, yo sabía que elegía de asistentes a quien quería metérsela, y gracias a mi tío yo podía reconocer si lo lograba o no. Si la chica se había dejado, iba super bien,con las mejores notas, y la mantenía de asistente de clases por todo el trimestre. Si no, pues la despachaba rápido, diciendo públicamente en clase que ser su asistente la estaba dejando sin tiempo para estudiar y cambiaba a la siguiente. Siempre elegía a las más peques. Las que yo estaba segura que no estaban abiertas aún.

En el colegio, mi imagen era muy de niña buena, es cierto, no era la mejor estudiante, pero era asistente de misas y de muchos eventos. Estaba lejos de que se notara, que en mi casa, cogía casi a diario con mi tío, por poco y por mucho con alguno o varios de sus amigos, que bajo el uniforme usaba hilo y que mis pechos resaltaban por el brassier de media copa que usaba que los dejaba casi expuestos. Por eso, cuando empecé a fallar en estadística, decidí acercarme a hablar con el profe.

“..así que estáas interesada en ser mi asistente..?” – me preguntó esa tarde después de la salida

“Si profe, la verdad yo sé que voy mal y a lo mejor si soy su asistente, me ayuda a entender mejor la clase”- le dije con el aire más inocente que pude encontrar.

Creo que lo creyó porque me dijo de repente muy pensativo.

“.. ser mi asistente implica bastante tiempo después de clase. A veces entre otras clases que tengas. No sé si estas consciente de que puede ser pesado ser asistente de un profesor.. lo has platicado con algun otro profesor o profesora? o con el coordinador?…. si yo te elijo, ellos deben dar su aval pues tienes que ir bien en las materias que puedas faltar de repente..”

Siguiendo en mi tono inocente/ de súplica le contesté..

“Porfa profe, ayúdeme, estoy muy preocupada por las notas. Le prometo que voy bien en la mayoría de mis materias de letras y humanística. Solo en física estoy fallando tambien..pero es la primera que tengo en las mañanas.. no sé si podemos obviar esa hora.. ?”

Medio convencido.. me dijo que lo pensaría, que lo platicaría y que pues me avisaría al día siguiente. Por un momento pensé en tocarlo, pero recordando que le gustan las “santitas”, decidí mejor poner mi mejor cara de niña buena, agradeceerle e irme.

No me hizo esperar tanto. Ese mismo día, me mando un e-mail para decirme que había platicado con el coordinador de mi área, que había estado de acuerdo con que yo fuera la asistente de clase para el nuevo trimestre siempre que no faltara a la clase de física. Además me decía que al día siguiente me haría una prueba en su oficina, así que a la hora de la salida me esperaba. Sonreí. Sabía que había caído.

Al día siguiente me aseguré de ponerme un panty normal cubridor y aburrido, blanco con corazoncitos. Además un brasier normal de niña también blanco. A la hora de la salida, me dirigí a su oficina. El colegio es un antiguo convento, por lo que todas las oficinas de los maestros están en diferentes partes del edificio. La del profe Ricardo, quedaba justo al lado de parvularia. Era una de esas oficinas con puertas muy altas de vidrio que usan cortina para privacidad. Como dije, eran un edificio antiguo.

Entré con mi cara mas inocente y alegre.

“.. te estaba esperando, pasa, pasa, casi tengo lista la prueba que quiero que hagas..” y diciendo eso, note una mirada diferente en sus ojos. Lujuria. Eso era. me senté enfrente tomando mi mejor pose. Mientras escribía algo en la computadora, empezó a hacer conversación conmigo..

“Dime algo, tienes novio?” me preguntó.

“No”.

“Pero has tenido novio?” insistió.

“Uno”. le contesté “Pero no era muy bueno conmigo”.

“Que mal que mal, pero sabes, eres muy jovencita. tienes muchos años para muchos novios”. Me dijo todavía sin mirarme.

“Supongo que si”. le contesté tratando de sonar angelical.

” A ver, dime una cosa, le has preguntado a alguna de tus compañeras de las tareas que hacen como mi asistente?” preguntó maliciosamente.

“La verdad no profe, perdón, no pense… ” aunque yo sabía que eran esas actividades.. mamarlo, dejarse coger, jalarsela..

“Ahora te explico, espera un minuto que esto se imprima”. Luego tomó el papel en sus manos, lo puso enfrente mío con un lápiz y me dijo “Párate y date vuelta”.

No sabía exactamente como iba a empezar esto pero lo hice, me pare a quedar frente a su escritorio pero de espaldas a el.

“El papel que te he puesto es un examen de estadística. Tienes que resolverlo”. Cuando me iba a sentar me detuvo. “No, permanece parada, solo agachate”.

“DIme algo” y me puso las manos en las caderas. Yo sentí un escalofrío de un segundo. “Eres virgen?”

Me rei internamente. Así que ya empezó. Bien, poniendo siempre mi cara mas triste, me di vuelta y le dije “No profe. ese mal novio, me pidió una prueba y yo.. pues.. ” y me tapé las manos, queriendo reír pero siguiendo el juego de ser la niña buena.

“Mmmm es una lástima que no lo seas, y al mismo tiempo me alegra. Te hará las cosas más fáciles”. ” A ver, date vuelta, agáchate y empieza”.

“Pero profe.. no he estudiado”.

“No importa, tu trata de contestar lo que puedas, la prueba real está en que seas muy callada”. Me dijo otra vez con sus ojos de lujuria.

“No entiendo” le dije.. aunque creía empezar a entender muy bien.

“Mira mi vida, te lo diré directo. Tu vas a contestar ese examen, mientras yo te examino a tí. Es parte de ser mi asistente. Si no haces ruido, no importa lo que yo haga, te pongo 10 inmediatamente. Por cada ruido que escuche, te bajo puntos. Estamos? el test empieza ahora mismo, así que date la vuelta, agáchate y empieza”.

Esto último lo dijo en tono tan fuerte que incluso yo me asusté e hice lo que me dijo, me di vuelta, me agaché y empecé a escribir mi nombre. Iba apenas empezando cuando sentí que me levantó la falda y me bajó de una vez el panty. “SEpara las piernas” ordenó. Lo hice.

Quise seguir escibriendo, pero sentí que me metía algo en la concha por detras. No era su verga. Más bien se sentía como un palo, una vela.. algo diferente. Quise voltear pero el me detuvo “reprobada si volteas”. Seguí intentando escribir, pero lo que sea que me estaba metiendo era grande y difícil. Empezó el mete y saca.. y murmuraba “más, más.. ya casi, ya casi todo”…yo me movía al ritmo del palo que me metía, sintiéndo dolor y siendo sincera, placer.. me mordía los labios para no hacer ruido y el lapiz en mi mano, hacía todo menos escribir dos palabras en el papel que tenía en frente. Por medio de un portaretrato en su escritorio lo ví, no era un palo lo que me metía, era un cirio enorme, con razón me dolia, con una mano lo metía, con la otra me sostenía la cadera para que me entrara más. “Que rica mamacita, tu novio se ve que te la metió bien”.. y luego se apegaba a mí y me murmuraba al oído “solo estoy empezando mami, abre bien esas piernitas”. las abrí mas, sintiéndolo dolor. Luego sacó el cirio de una vez y la sensación me dió casi un orgasmo inmediato. Emití un gemido muy a mi pesar pero no lo pude evitar. “Tienes 9, sigue”.

Por el portraretrato vi que finalmente se sacaba la verga. Y luego la sentí, la metío poco a poco, mi concha ya lubricada de la cogida con el cirio. Una vez en posición, empezó a embestirme. Cada embestida se sentía mas a flor de piel. Estaba muy sensible y no tardé en venirme nuevamente. Como no debía hablar me mordí los labios. El seguí, primero con embestidas lentas y duras, luego fuertes y rápidas y luego cada vez más rápidas hasta que sacó la verga para correrse afuera. “Niña.. estás riquísima. Hace mucho que no me corría tan rápido, me gusta que ya hayas tenido novio, estas mas.. abiertita”. Eso me dió risa al recordar a mi tío.. claro que estaba más abiertita…solo que este no sabía cuanto.

“Bueno, por ser la primera vez, te voy a dejar ir ya.” me dijo recomponiendose y subiendose el pantalón. “Dame tu examen y nos vemos después de la próxima clase el día jueves”. Vi el papel que tenía.. estaba arrugado entre mis manos y apenas y tenía parte de mi nombre. Igual así se lo entregué, me subí el panty agarré mi mochila y me dirigí a la puerta. Antes de salir me dijo “sabes que de esto ni una palabra a nadie, verdad?”. Sonreí y le dije que sí. Me di la vuelta.. cuando ya iba saliendo me dijo.. “Y a la próxima… trae tus hilos sexy de siempre, se te ve mejor el culo.. no me gustan esos panties de niña chiquita..”.

Sonreí.. por algo el era el profe!

La entrevista de Trabajo

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Hola mi nombre es Tania, tengo 18 añitos, hace poco entre a trabajar a mi primer empleo; la verdad es que no tengo ninguna experiencia pero después de llevar mi currículo a una empresa muy grande de construcción que trabaja para varios gobiernos, casi de inmediato me llamaron por teléfono:

-Quiero hablar con la señorita Tania Uscanga.

-¿Señorita Tania Uscanga?

-A si es.

-Mire usted solicito el puesto para secretaria de presidencia, sin embargo veo que su experiencia es algo limitada, seguramente tendrá usted alguna experiencia señorita, Tania.

-No, no tengo experiencia.

-Además, veo que es usted muy joven, recién acaba de cumplir 18 años la semana pasada.

-Si así es.

-Mire, el Señor Raymundo, está muy interesado en verle, al parecer quiere darle una oportunidad, preséntese mañana viernes a las 21 hrs.

-Pero a esas partes de la ciudad ya es muy tarde, ya no encontrare abierto el tren subterráneo de regreso.

-No se preocupe señorita, seguramente eso se lo soluciona El Sr. Raymundo., Ja, Ja.

Se rio, la muy perra, no sé de qué.

Sin pensarlo Dos veces, me desnude y me metí a la ducha, acaricie mi piel lentamente, usando mucho shampoo, les platico como soy, soy chaparrita 1,69 de estatura, de senos tengo unos 80 cm., de cintura unos 61 cm. y de nalgas tengo 99 cm., si estoy nalgona y bastante piernuda, definitivamente siempre uso tangas, o culottes de encajes, pues es más cómodo y me veo más sexy.

Mi piel es muy blanca, tengo el cabello muy negro y largo hasta media espalda, medio ondulado; mis tetas están coronadas por un par de pezones rosaditos, y con el pezón muy ancho, la verdad ya estaba muy caliente pensando en que iba a hacerme Raymundo a cambio del empleo; y mis pezones se empitonaban al menor roce del agua, mis manos ansiosas tocaban mi delicada piel completamente depilada, y se posaban en mi entrepierna, metiendo medio dedito en mi joven puchita, casi tengo un orgasmo pensando en las cosas que un hombre maduro podría darme a parte del trabajo, las gotitas de agua tocaban mi piel de durazno y resbalaban coquetas por las sinuosas curvas de mis nalgotas, mulléndose en mis posaderas que parecían, un par de almohadas.

Al salir de la ducha, descalza, decidí maquillarme así desnuda como estaba, y me dirigí al tocador, saque toda mi colección de pinturitas, y decidí maquillarme en tonos muy cargados, quede pareciendo una golfita, me puse una base muy clara, y finalmente me pinte de un rojo intenso la boca, y muy vulgarmente me dispuse a aplicar un gloss en los labios.

Me aplique pestañas postizas, y arregle mis manos, decorando mis uñas con pinturitas de florecitas, muy vulgar.

Me puse una tanguita roja muy linda que ajustaba perfecto entre mis nalgotas y me puse un bra de esos que levantan las tetas en lo alto y las juntan, como si se tratara de exhibir un par de frutas frescas al mejor postor.

Me coloque una loción de puta barata a propósito, pues sé que eso enloquece a los hombres, mi conchita está casi depilada, solo le deje una rayita en medio muy sexy, en forma de triangulito hacia abajo, como señalando la entrada a las vergas, del hombre en turno.

Encima de mi conjunto rojo de lencería, me coloque una mini faldita rosada a medio vuelo que alcanzaba a cubrir mis pompas, con el propósito de que se me vieran las nalgas al menor movimiento.

Y me puse un top rosado medio transparente que dejaba ver mis senos atrapados por ese brasiere tan obsceno.

Arregle mi pelo dejándolo medio ondulado, reposando sobre mis hombros, y decidí no usar medias, pues así mis piernas tan bien torneadas y gorditas; sabía que hacían enloquecer a los machos, me decante por usar unas zapatillas rojas altísimas con unos tacones de aguja de unos diez cm.

Me vi en el espejo y este me devolvía la imagen de una nena encantadora de ojos grises, cabello negro a media espalda, y una pinta de prostitutita vulgar de 18 años recién cumplidos, voy a ser el delirio del Sr. Raymundo, pensé.

Para llegar a la empresa tuve que subirme al tren subterráneo que a esas instancias del reloj iba atestado de hombres, sobra decir que me fueron repegando sus vergas en las nalgas todo el tiempo, y casi todos apestaban a sudor de hombre, pero no puedo decir que no me excitaba bastante la idea de ir siendo toqueteada, por todas partes, hasta un cabron se atrevió a darme una nalgada, y yo solita me hacia la disimulada, sin embargo en una parada un cabron se agarró duro de mis caderas y aprovechando el tumulto del tren se afianzo fuerte con su verga entre mis nalgas; yo podía sentir como la vergota de ese extraño iba creciendo entre mis nalgotas, y las restregaba con fuerza hasta, que de pronto sentí como ese potente falo endemoniado, se froto tan fuerte en mi nalgatorio, que se rompió mi minifalda, sintiendo en mi desnudez el falo de ese varón desconocido, al tiempo que ese extraño jinete se venía con gran abundancia esparciendo su semilla en todas mis nalgas, y mis piernas, provocándome un escalofrió, que rápidamente recorría todo mi juvenil cuerpo.

Cuando alcance a moverme pude darme cuenta que tenía todas las nalgas empapadas de su semen, y olía a semen fresco; sin embargo cuando voltee, el extraño ya se había ido.

Como diablos termine así pensé; como permití que esto pasara, tengo que llegar a la empresa; cuando por fin llegue, vi el reloj; exactamente las 21 hrs.

Subí al piso de la presidencia, y aunque prefiero usar las escaleras, esta vez tuve que usar el ascensor, pues tenía prisa.

Por atrás, la mini dejaba ver parte de mis nalgas con semen fresco y la tanga de encajes roja que llevaba, finalmente toque la puerta del Sr. Raymundo.

Estoy aquí,

Alcance a decir con la voz más

femenina y coqueta que pude.

El Sr. Raymundo estaba de espaldas sentado en una silla finísima de especial e incógnita fabricación, entre dos pedestales, y el respaldo a rayas horizontales, la mejor de todas las sillas supuse, él debe ser el más rico de la región pensé; incluso algo leí acerca de su familia en los periódicos.

Estaba un poco nerviosa.

El hombre sin voltear a verme me dijo.

Hola Tania tengo meses siguiéndote por Internet

-¿Cómo?

Cállate puta.

Yo te conozco bien, Tania; conozco tus novios incluso he visto las fotos de tus noviecitos donde te están cogiendo, los cabrones te han estado tomando fotos y videos mientras te cogen y a ti te gusta, ¿no es así?

….este, sí.

-¿Quieres este trabajo?, la paga que te daré es excelente andarás presumiendo putita.

-Si Sr.

-Desnúdate puta

-Las piernas me temblaban su voz era tan varonil que tan solo de imaginar lo que allí pasaría me encharcaba la vagina.

De inmediato me desnude por completo, y descalza camine hacia él; mi juvenil cuerpo de 18 años avanzo hacia el despacito, mis nalgas turgentes de piel suave, y tierna y casi sin usar, vibraban con mis caderas bamboleándose promiscuas, mis senos libres parecían aplaudir mi ferviente y sumisa entrega a lo que sería mi destino.

-¿Qué haces puta?

-Híncate, y a gatas, como una gatita en celo

Me pareció bastante humillante pero si eso tenía que hacer para ganar su aprobación, lo haría,

Me hinque, puse mi rostro pegado al piso de mármol finísimo, y flexione mi cintura arqueando mis caderas, lo más que pude, dejando mis hermosas bolas de carne blanca fresca hacia arriba, con la hendidura de mi panocha rebosante y depilada mostrando con mis piernas unas formas de beba inquietante e ingenua, que enloquecerían a cualquier hombre.

Ahora encontraras una venda en el piso, tómala.

Que venda, alcance a decir

-Si puta ahí está una venda; póntela en los ojos, no veas, lo que voy a hacerte.

Atarantada me coloque una venda en los ojos, y espere resignada.

De pronto, sentí sus manos fuertes afianzarse en mis caderas y sin ningún preámbulo, lentamente sentí como una cabeza enorme rosaba mis pompis como queriendo abrirse paso.

Sus manos parecían las de un pulpo, pues podía jurar que las sentía tocándome por todo mi cuerpo, mi espalda, mis senos, formando remolinos en mis pezones, su voz era fuerte y me susurraba al oído toda clase de obscenidades, de pronto con sus manos levanto mis nalgas en vilo, y pude sentir como su pene gigantesco se habría paso en mi vagina de hembra, comenzando un mete y saca delirante con muchísima rapidez, sus manotas golpeaban sin piedad mis nalgas, que indefensas se bamboleaban en el aire, su voz elegante y varonil representaba la voz de un hombre de más de sesenta años; que me gritaba toda clase de obscenidades, como puta, golfa, serás mi cerda; y me escupía saliva caliente sobre mi pelo, mis nalgas continuaban recibiendo sus azotes de sus manos sin parar, en mis tan castigadas nalgas.

Con fuerza insospechada mi maduro y extraño amante, me estaba penetrando como ninguno de mis noviecitos lo había hecho antes, más aun el tener la venda en los ojos provocaba un calor en mi vagina cada vez que su falo entraba potente, una y otra vez mi panocha era colonizada por mi extraño amante y estrenaba mi tierna panochita.

Yo perdí la noción del tiempo y al tiempo que sentía como su verga se alternaba entre mi vagina y mi culo provocando un hueco y otro hueco, mi ano lo sentía totalmente abierto.

Mi Varonil Amante se enterró con fuerza en mi vagina, juro que su verga es tan grande que sentí como tocaba mi útero por dentro; y de un momento a otro el viejo cabron, se empezó a venirse dentro de mí vagina, y en todo mi cuerpo de una chica de tan solo 18 años, mojando mis nalgas con su néctar divino, a chorros interminables de esperma hirviendo que me parecía eterno, provocándome un orgasmo delirante en una fiesta de gemidos eternos.

Ay, ya papi, ay yaaaaaaa; En medio de una lluvia de gemidos y nalgazos en el vientre de ese cabron, y en medio de los azotes que recibían mis nalgotas, estaba escuchando con voz grave:

-Listo, ya estas contratada Tania.

-Serás mi asistente personal.

Pd.-Espero les haya gustado.

Francisco el amigo de mis padres (parte 2)

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Hola nuevamente, me es grato saber que mis relatos le han gustado a un gran número de personas, eso me pone muy feliz y me motiva a seguir redactando mis vivencias, como he mencionado desde mi primer relato (vacaciones con mis suegros) las historias que escribo, no las he sacado de ninguna parte más que de mis experiencias y relaciones que he sostenido con varias personas cuando viví en México, el cual recordarlo y plasmarlo en letras me hace recordarlo nuevamente y hace enchinarme la piel una y otra vez.

Debo confesar que no es fácil describir con palabras todos los buenos momentos tuve en ese hermoso país, que sin dudar alguna me llevo sus mejores recuerdos y espero algún día regresar ahí….

Este relato que escribiré es la continuación del anterior (Francisco el amigo de mis padres) el cual si contara las innumerables veces que sostuvimos relaciones sexuales sería hacer todo un libro, pero intentaré resumirlo en 3 relatos de los cuales este viene siendo el segundo espero que les guste y cause esa emoción en ustedes como lo siente una servidora….

Haciendo un pequeño resumen, recordaran que Francico y yo habíamos tenido un encuentro un poco sexual un día antes que él se fuera a su Estado, lo cual ha quedado una llama de libido entre nosotros, así mismo cuando él se fue, me dejo un msj de texto en mi celular, diciéndome que la había pasado muy bien y que además me hizo un depósito a mi número de cuenta para que yo fuera de vacaciones a su casa (omito el estado ya que como dije antes él Fue gobernador de una entidad federativa en México y no quisiera causar controversia alguna, ni con los medios, ni mucho menos con su familia).

Francisco y yo teníamos una relación de “amigos” muy estrecha, por lo que después de que él se fue de nuestra casa, seguíamos teniendo comunicación vía telefónica, muchas veces me decía que me extrañaba y me quería mucho (cuando estaba de cariñoso), y otras veces me decía que quería mordisquearme las tetas, apretarme las nalgas y darme una buena cogida por cada rincón de mi cuerpo jajaja (era cuando estaba caliente o tomado.

Nuestras platicas por teléfono eran muy extensas de 2 o 3 horas, parecíamos novios de preparatoria jajaja, en muchas ocasiones me enviaba detalles a la escuela como rosas, flores, chocolates, que un amigo de él se encargaba de llevármelos a la escuela, y no era por nada pero igual yo sentía algo muy especial por él, claro que yo no quería involucrar mis sentimientos ya que era muy peligroso para los 2.

En lo que llegaba las vacaciones yo seguía normalmente, iba a la escuela, iba al gym, salía con mis amigas y amigos, y desde luego como toda chica tengo necesidades fisiológicas y me encargaba de satisfacerlas lo mejor que podía, obviamente esos detalles se los omitía a Francisco en cada llamada teníamos.

Así mismo, estaba pendiente de la decisión que mis padres iban a tomar, en relación del viaje a la casa e Francisco, ya que mis padres como he dicho son unas personas muy ocupadas y entregadas al trabajo, pero aun así podrían tomarse unas vacaciones cuando quisieran.

Faltaba una semana para que terminara el curso y llegaran las vacaciones, y nos encontrábamos en los exámenes finales, yo estaba algo nerviosa ya que había una materia que sentía que no la iba a pasar, puesto que mi profesor es un viejo testarudo y siempre chocábamos con el carácter. Cuando entregaron los resultados afirme lo dicho, había tenido una nota reprobatoria, aquel viejo había cumplido su amenaza.

Cuando entre a hablar con él, su única respuesta fue “te lo dije Diana, aquí caprichitos no se cumplen, así que vas a venir a mis asesorías los 3 días o estudiar mucho para tu examen que es en 4 días”. Yo estaba totalmente rabiosaaa!!! Quería agarrar a ese viejo y decirle hasta de que se iba a morir, pero sabía que estaba en juego mi calificación, mis vacaciones y obviamente no quería que mis padres se enteraran.

El profesor tenía la fama de ser un morboso, las chicas siempre se quejaban de lo mismo, y escuchaba los comentarios de que siempre se sentaba en un banco que se encuentra bajo las escaleras para zorrear a las chicas que pasaban, de igual forma mis compañeros de clases me habían comentado que a lo mejor me reprobó porque yo le gustaba y que siempre se me quedaba mirando en las clases.

Sea como sea yo ya tenía mis planes para vacacionar y un viejo amargado no me las iba a estropear!!! Debo aclarar que ya había terminado el curso, y solo iban a clases aquellos alumnos que debíamos alguna materia y para el colmo de los colmos fui la única que había reprobado el infeliz maestro!!!!

Esa noche mientras cenábamos en la casa, mis padres me habían confirmado que no irían a la casa de Francisco ya que tenían aun compromisos laborales en el DF, pero que irían los últimos 3 días de las vacaciones que me dieron para que fueran por mí, yo estaba emocionada al miiiiiil, pero aun necesitaba pasar esa materia =(.

Después de cenar fui a mi habitación y le marque a Francisco para darle las buenas noticias, así también le dije que me iba a tardar 3 días mas aquí por la materia que debía, el al igual que yo estaba muy entusiasmado ya queríamos que pasaran esos 3 días como agua, pero de mi parte se me iba a hacer algo eterno, no quería estudiar la materia y muchos menos me concentraría sabiendo lo bien que me la iba a pasar con Francisco.

En la mañana cuando me levante sabía que tenía que hablar con el maestro, o ver de la manera en que pudiera ayudarme, en realidad sabía que no iba a conseguir nada con ese tipo, pero ya nada perdía, así que me vestí y me fui a la escuela, pufff vaya que si estaba vacía, realmente eran muy pocas las personas que íbamos, y mientras esperaba al maestro, me puse a navegar en internet, pero nada en especial.

Pasaron varios minutos y el maestro no llegaba, yo estaba desesperada y me dirigi a la dirección y me comentaron que no iba a llegar por problemas de saluuuud…grrrrrrr yo estaba que quería ir a matarlo a su casa (si supiera donde vive) jajaja, pero me dijeron que podía encontrarlo en su casa, la verdad no quería molestarlo fuera de las aulas, pero era de vida o muerte…

Le marque a un amigo que sabía dónde vivía y me dirigí a su casa, debo admitir que es muy bonita y elegante, me baje de la camioneta y toque su timbre, salió una señora ya muy mayor y supuse que era su esposa, le explique que me atreví a ir a su casa porque necesitaba que me asesorara para mi examen, y me voy topando con la noticia que el maestro había salido al centro médico a que le recetara antibióticos, me despedí de la señora y subí a mi camioneta a hacer berrinche como niña caprichosa.

Cuando llegue a mi casa, tenía 2 opciones estudiar o estudiar, realmente no quería hacerlo y cada ruido era una distracción para llamarme la atención. Eran las 9 de la noche ya prácticamente estaba lista para dormir, cuando suena mi celular, no conocía el número, pero conteste, era mi maestro, que me estaba pidiendo disculpas por no haber asistido y realmente se escuchaba mal, y me dijo que al otro día me daría unas asesorías express en la mañana en su domicilio, yo por tal de hablar con él y ver la manera de ayudarme acepte.

Al dia siguiente me levante muy temprano, me bañe y me fui a vestirme para ir a casa de mi maestro, la verdad aun era muy temprano y no estaba de buenas para arreglarme, ese dia solo lleve pants de licra rosa muy ajustado y una blusa de tirantes delgados, iba muy deportista pero obviamente me veía muy bien, me di unos retoques de maquillaje y me fui en mi camioneta.

Al llegar al domicilio estaba afuera la señora regando el jardín, me saludo muy amablemente y me dijo que su esposo ya estaba en la sala esperándome, cuando llegue a la sala, mi maestro andaba muy bien vestido, cosa extraña de él porque no es de cuidar su persona, pero en fin no le tome la mayor importancia.

Maestro Carlos: hola Diana buenos días, veo que si te interesa pasar esta materia…
Yo hola profe, buenos días, clarooo se lo dije desde el primer dia, pero nada me toma enserio.
Carlos: eso veo, pero con eso de que nunca vas a la clase…
Yo: pues si voy, pero se ve que paso desapercibida para usted..
Carlos: No, para nada, solo que debes poner mas interés a la clase y mas seriedad.
Yo: ok maestro, por eso vine hasta aquí, se que usted va ayudarme a pasar su materia (haciendo gesto provocativa y juguetona)….queeeee desde luego usted mismo lo va a poner, por lo que pondré atención en lo mas minimoooo…
Carlos: ok eso espero…

La verdad a pesar que físicamente estaba ahí presente mi mente como lo había mencionada anteriormente ya estaba viajando en otro lugar, debo comentar que soy muy distraída (para lo que no me interesa), Carlos seguía su catedra, como siempre apasionado en su materia, pero sin apartar la mirada de mi (de mi cuerpo).

Cuando hicimos una pausa para despejarnos un poco, Carlos se fue a traer unas bebidas en lo que yo me quede esperando. Yo estaba esperando la oportunidad para decirle al Profe que me ayudara pero por más que intentaba, sabía que él no iba a acceder, puesto que aparte de fama de Zorro igual tiene fama de ser un tipo derecho, eso dificultaba las cosas, y sabía que si no podía con palabras tenía que hacerlo a mi manera—

En lo que Carlos preparaba algunos bocadillos yo iba utilizar mi mejor arma….la seducción…hasta el momento no había alguien que pudiera resistirse a todos los atributos que me mando Dios.

Así que, aproveche la ocasión que estaba ocupado en la cocina y los broches de mi sostén los afloje, me levante de mi asiento y el pants me los puse a la altura de mis caderas, (obviamente la visión era extraordinaria para cualquiera ya que mi blusa estaba arriba de mi ombligo y baje mi pants, casi podría adivinar el Profesor que yo no traía rompa interior abajo, respire profundamente mientras me soltaba mi cabello y caminé hacia la cocina.

Cuando llegue vi a Carlos cortando el jamón en pequeños triángulos, me apoye en la puerta de la cocina y le pregunte si lo ayudaba en algo, el dio un pequeño salto de susto ya que no me esperaba ahí, pude ver como se quedó atónito su mirada era totalmente cristalina, dejo por un momento de hacer lo que estaba haciendo..

Carlos: claclaclarooooo diana, aun pppienso cortar unas frutassss….
Yo: ok dígame dónde están y yo los pico, no se preocupe.
Carlos: ccclaro pasa estas en tttu casaaaa..

Debo decirle que Carlos es un profesor muy bajito, a lo mucho medirá 1.55m yo soy más alta que el por 23 o 24cm, apenas y me llega a la altura de la barbilla, que si anduviera en tacones llegaría justamente donde quisiera (en mis tetas) jajaja….

Me acerque muy delicadamente moviendo aquello que vuelve locos a los hombres (mi culo) de una manera muy comprometedora, el pants ayudaba a moldear esa forma de corazón invertido que poseía, tome un cuchillo de la mesa y me puse a un lado de Carlos, el cual se notaba algo nervioso, asustado, tímido, lo que sea, el no esperaba verme así, ya que pocas veces en clases me llego a ver vestida provocativa, pero en clases no podía lanzar la mirada que estaba lanzándome en su propia casa…

No podía aguantarme la risa Carlos no dejaba de sudar, yo haciéndome la inocente, y el algo preocupado por su esposa porque podría entrar en cualquier momento a la cocina y verme así vestida, yo seguía picando la fruta, Carlos solo seguía su instinto de hombre y repasaba mi cuerpo de arriba abajo, yo le sonreía cada vez que lo hacía y eso lo ponía más nervioso, no pensaba que respondería a sus miradas.

Terminamos de picar las frutas y nos fuimos a la sala nuevamente el “muy caballeroso me cedió el paso para que fuera adelante” eso me gustaba el jueguito era divertido. Nos sentamos y mi sostén se me desacomodo totalmente (ya estaba planeado) y le pedí a Carlos que me prestara su sanitario. Entre al sanitario y me quite el sostén, con esas tetas que me mando iba a ser imposible dejar de notar que ya no tenía sujetador, y eso era lo que quería que viera Carlos para ver si me insinuaba algo.

Cuando me senté nuevamente Carlos ya había notado mis tetas descubiertas, sabía que era difícil que lo dejara pasar desapercibido, yo seguía seduciéndolo a mi manera, y el solo disfrutaba del panorámico.

Carlos: Diana veo que ya esta haciendo algo de calor no crees?
Yo: siiii demasiado lastima que estamos repasando sino nos fuéramos a tomarnos algo para refrescarnos =)
Carlos: siiii no caería mal algo bien frio…
Yo: siiii ya veeeee sino me hubiese reprobado no estuviéramos aquí…
Carlos: jajaja yo te reprobé? Solita te reprobaste y por faltar muchooo.
Yo: mmmm… bueno podemos arreglarlo de otra manera es que ya tengo boletos para ir a la playa con mis padres y no quiero que ellos se enteren que reprobé y tampoco quiero arruinar sus vacaciones.
Carlos: mmmmm…mira no te aseguro nada porque la verdad no te lo mereces y tampoco te voy a premiar, pero veré que puedo hacer por ti, pero ten por seguro que barato no te va a salir..
Yo: lo que usted me pidaaaa profesor estoy dispuesta, pero por favor quiero aprobar esta materia.
Carlos: ok deja ideo lo que voy a pedirte y te marco mañana, por cierto mañana no vengas porque voy a salir con mi hermana y mi cuñado y no voy a tener tiempo de atenderte, pero espera mi llamada.
Yo: graciassss profesooooor se lo voy a agradecer muchisimooooo.

Yo estaba súper feliz porque sabía que mi plan había dado éxito, pero aun no sabía lo que me iba a pedir, en fin, es lo de menos ya tenía mi pase seguro para irme a ver a Francisco.

Terminamos la asesoría de ese día, Carlos me acompaño a la puerta y me despedí de el de un beso en la mejilla (quien nos viera podría decir que somos muy buenos amigos jajaja) aborde nuevamente a mi camioneta y él se acercó a la ventana de mi lado y nuevamente me dijo “recuerda si te ayudo no va a ser barato”…solo le respondí que no se preocupara que lo que me pidiera lo haría.

Cuando llegue a mi casa mis padres se encontraban en la sala viendo una película, por lo que los salude y me subí a mi alcoba, yo estaba que no entraba tanta felicidad en mi…decidí entrar a mi correo y platicar un rato con mis amigos, pero nada interesante, no paso de 15min cuando sonó mi celular…era francisco la verdad hasta me ponía nerviosa cuando me marcaba, no sabía ni como contestarle…no se si eso es bueno o malo, porque decidí no involucrar sentimientos pero uuuuuffff hasta temblaba y sentía muy bien cuando me marcaba.

Francisco: hola preciosa como estas?
Yo: muy bien bebe tu que tal como te fue el día?
Francisco: excelente fuimos a un convivio en el trabajo y cada quien fue con sus respectivas familias y estuvo fantástico.
Yo: no pues que bien, a mí no me fue nada mal en mis asesorías, me hubiese arrepentido no ir porque pude hablar bien con mi maestro y me va a ayudar.
Francisco: espero no te ayude mucho eeeeeh porque todo eso es mío jajaja….
Yo: no te preocupes lo guardo muy bien para ti (jaja me va a crecer la nariz de pinocho)…

Platicamos lo que habíamos hecho en la semana y no podía creer que los minutos se iban muy deprisa me volteaba de un lado para otro, sentía muy suave mi cama y con la voz grave de francisco hacia viajar mi mente hasta él, mordía mis labios como si el los estuviera haciendo, mis manos resbalaban en mi cintura y los recorría alrededor de mis pechos, de igual forma acariciaba mis piernas, jugaba con mi pelo, llegaba hasta mi entrepiernas y me estremecía, quería sentir a ese hombre que estaba el otro lado del teléfono de una forma salvaje. Pero solo ahogaba mis ganas en mi almohada…por el momento.

Después de unas horas charlando Francisco colgó y yo estaba q derramaba miel, no quería pero así mismo era imposible no hacerlo.

Baje a cenar y mientras lo hacía, me llego un msj de mi maestro, lo abrí y lo leí…me quede mudaaa, casi me atragantaba con la comida, mis ojos no daban crédito a lo que estaban leyendo…el texto literalmente decía así:

“Hola Diana buenas noches, solo es para comentarte acerca de la plática que sostuvimos el día de hoy, lo he estado pensando y quisiera que hicieras algo por mí, así como yo lo hare por ti, como bien sabrás soy un hombre maduro, pero eso no quiere decir que no me sigan gustando las chicas jóvenes y tú eres una mujer exquisita que jamás he dejado de voltear a ver, mas sin embargo por ser tu profesor debo guardar mi distancia, yendo al grano del asunto, lo que quiero que hagas por mí es lo siguiente, quiero que mañana aprovechando que no te daré asesoría me envíes una foto tuya muy sexyyyy…y por último el día del examen quiero que vayas vestida como te diga…eso te lo diré mañana en lo que pienso bien como me gustaría verte…por el momento es todo, espero lo consideres así como yo lo estoy haciendo, que descanses y tengas muy buenas noches!!!”

Quedé totalmente sin palabras, no sabía ni que hacer, no creí que me pidiera algo como eso, es más, hasta pensé que me iba a pedir dinero o cosas así, por un momento pensé en contestarle y decirle que mejor me ponía a estudiar, pero sabía q iba a ser mala idea, porque aun yo estudiara él se la iba a ingeniar en ponerme un examen complicado, y tampoco quería arriesgarme a ello.

La foto lo podría a hacer, pero también no se cual sea “sexy” para él, porque tengo unas para mi parecer sexys, pero que tal sino le gustaba, o que tal si le enviaba algo q me exceda de lo sexy que él considera y eso daría más pie a lo que ya había provocado…mi mente en ese momento era un sin fin de cosas vagas que daban vueltas alrededor de lo mismo.

Ya no podia dar marcha atras, si realmente queria ir a ver a Francisco y no deber la materia, tenia que hacerlo…siendo sicera, la idea de la foto no era la gran cosa, solo que si me llego a impresionar del profesor, en fin…debo confesar que yo tenia demaciadas fotos un poco comprometedoras, por lo que solo era cuestion de elegir la mejor…

al otro dia cuando me desperte, prendí mi laptop y empesé a revisar mis fotos, era increíble lo mucho que he cambiado con los años, desde mis 15 años ha habido un cambio significativo en mi físico, y desde que empesé a tener sexo, mi piel, caderas, gluteos y pechos han crecido mucho, es mas, hasta la sonrrisa me sale sin esfuerzo jajaja.

Despues de haber revisado mis fotos, decidí enviarle una, la verdad a mi parecer era sexy, en la foto aparecia con un pants blanco muy ajustadoy un pequeño top muy deportivo, acostada sobre un camastro de la nuestra picina y con una posicion muy comprometedora, que da pie para que la mente viaje a donde quiere llegar….

le envié la foto a su correo y posteriormente le envié un mensaje a su celular diciendo que ya habia cumplido con mi parte…no tardo ni 1 hr, cuando me respondió que apenas habia cumplido con el 50% del trato….que aun faltaba ir vestida como el me dijera…ouch….eso si que es de pensarse, pero en fin…

preocupada de que aun no me llegaba el msj del profesor de cual era la forma que iría vestida, me quede dormida y no fue hasta el otro dia a las 7 de la mañana que me levante, revise mi celular y ya estaba el msj de Carlos, sentia miedo y morbo el pensar que era lo que pretendía.

Textualmente decia: “hola diana buenas noches, perdon por la tardansa pero andaba un poco ocupado, pero eso me dio mas tiempo para pensar en lo que te pondrías, para ser exacto y directo me encantaria que fueras al examen con una falda y camisa de vestir, que te veas a la vez ejecutiva pero asimismo te veas provocativa y ardiente, sin mas por el momento te veo el dia de mañana a las 10 de la mañana” buenas noches…..

ni hablar tenia que cumplir con lo que me pedia, a final de cuentas no era nada de otro mundo, a lo mejor el profesor era fetichista, pero ni modo ya no habia vuelta atras..busque en mi guarda ropa y encontre lo que necesitaba….deje todo listo y me acoste a dormir…..

el dia del examen me desperte muy temprano no queria que nada saliera mal, me quite la pijama y me di una ducha de agua tibia para relajarme, asi mismo aproveche el tiempo para depilar mis piernas y mi conchita…sali del baño y me mire al espejo…no puedo evitar decir que mi cuerpo es muy hermoso y me quedo admirada del perfeccionamiento que le ha dado el gym a mis curvas que bien pareciera que estoviera operada o cirujiada, pero puedo presumir que es natural al 100%…

tome mis medias negras de red muy finas que llegaban al inicio de mis nalgas que a la vez me hacian lucir mas gruesas y provocativas piernas, me puse una tanguita blanca muy ajustada a mi piel que desaparecia entre mis nalgas dejando solo un minúsculo triangulo adelante y atras, y que hacia juego con mi sosten de media copa que resaltaba mis tetas redonditas…posteriormente me puse mi camisa de mangas de 3/4 blanca desbotonada hasta donde inicia el sosten dejando ver mis tetas de una manera sujestiva y libres al movimiento voluntario..la falda era una cortita tableada muy ligera que me quedaba 2 dedos debajo de las nalgas muy comprometedora, sexy y daba ese toque formal que buscaba…

me observe al espejo nuevamente y woooow me senti muy radiante, deseada, provocativa y hasta exitada por como me veía y como me verían los demas, solo faltaba ponerme un poco de maquillaje, me di un pequeño retoque para verme un poco fresca y no tan superficial, mi cabello me lo alacie un poco mas y lo deje suelto…por ultimo me puse uas zapatillas de tacon numero 10 eso me hacia ver au mas alta y mas corta mi falda,pero me gustaba porque me mantenia en una posicion mas erguida…

cuando al fin termine de vestirme emprendi mi camino a la escuela pero el trafico vehicular estaba un poco pesadita lo que hizo que me demorara un poco mas, ya se me hacia tarde, tenia 10mi de retraso hasta que al fin llegue, para mi suerte la escuela estaba vacía solo habian pocos docentes y alumnos que se encontraban en las aulas aplicado examenes, me di prisaaa para llegar a mi aula y cuado llegue ya se encontraba el profesor sentado e su escritorio co la vista fija a un periodico,,, entre muy decidida y saludo el profesor con un beso en la mejilla…
no puedo descibir realmente la reaccio que hizo, pero se quedo realmete asombrado, jamas habia ido a la escuela tan provocativa y mucho menos para presentar un examen…

Yo: hola profe como se la paso con su hermana y cuñado?
Carlos: muy bien gracias por pregutar…..te vez hermosa Diana
yo: uuuuy muchisimas gracias lo prometido se cumple…
carlos: si eso veo te felicito eres de palabra, y asi como tu has cumplido yo tambien cumplire la mia…te pondré un 9 en tu calificacion final…
Yo: mmmm….9? Pense que era para un 10….buuuuuu….ahora veo que mi cuerpo es de “9” grrrrrr…
Carlos: no no no no yo no dije eso…..alcontrario tu cuerpo es de mil…pero debo ponerte ua calificacion de acuerdo al interes q has puesto en la materia en el semestre…
Yo: mmmmmm….no se porq no me convence…no le gusto mi foto o mi ropa?
Carlos: si si siiiii por su puesto te vez magnifica nadie pondria un “pero” a tu belleza….solo es para dicimular un 10 perfecto en el examen final.
Yo: ok pero si pusiera un 10 estaria mejor jijijiji….

os quedamos en el aula platicando y haciando tiempo…el no quitaba su vista de mis senos los cuales se movian en cada risa que daba y mis cruzadas de piernas voluntariamente q hacia dejaba al profesor mudo…

al fin termino la hora y aun no ponia la calificacion, por u momento dude de su palabra, el me dijo que me podia ir tranquila porque me asentaria la calificacion que me habia dicho, me levante de mi asiento y le di un beso a medio labio y le dije muchas gracias susurradoselo al oido, cuando me di la vuelta camine muy despampanante dejando ver un poco mi trasero, estando ya cerca de la puert para salir de mi aula, me detuve dandole la espalda a mi profesor y atrayendo su mirada a mi cuerpo levante mi faldita a la altura de mi cintura y deslizando mi taguita hacia abajo y con el culo apuntado hacia el profesor dandole un buen espectaculo, me la quite y se la arroje al escritorio diciendole “considere el 10 profe, nos conviene”…

agarró mi tanga y la olió muy gustoso y me dijo “nos conviene en que?”….a lo que le respondi…. “luego le digo por un msj”….le mande un beso volado y me fui caminando por todo el pasillo hasta llegar a mi camioneta muy contenta porque sabia que ya lo tenia en mis manos el 10 y que al fin me podria ir de vacasiones……yupiiiiiii

cuado me subi a la camioneta le marque a Frncisco para comentarle que en 2 dias me iria a verlo…estaba muy contento y entusiasmado ya queria que estuviera ahi…la platica era muy amena que no me di cuenta que iba a exceso de velocidad….y para mi mala suerte me detuvo un oficial para interrogarme….mmmmm…bueno ya que….

se acerco a mi ventanilla…era el tipico policia chaparrito, moreno, de escaso bigote, pansoncito, pero eso siiii muuuuuuuuuy “rudo”…baje un poco el cristal para ver que se le ofrecia…y como “buen” policia me empezo a leer mis infracciones…no tenia mucho que decir sino que aceptar mi error, en ese momento no tenia mucho efectivo como para poder hacer mi labor de soborno (jajaj que pena) pero negocie con el….ya sabran diana y sus calenturientas negociaciones…..

le dije que le pagaria mi infracion en especie, pero sin sobrepasarse…le dije que se subiera a la camioneta, y en una cuadra un poco transitada, le enseñe mis tetas y puse sus manos sobre ellas y el ya solo empeso a acariciarlas suavemente, un poco sudoroso me dijo si podia besarlas a la cual le dije que siiiii…estuvo disfrutando de mis ricos melones una y otra vez el chaparrito que me llego a calentar un poco….lo detuve un momento y le dije que para que o hubiese historial alguno iba a darle algo mejor…me subi la falda hasta la cintura y se quedo asombrado al ver que no traía bragas debajo…me puse de rodillas en mi asiento dejandole mi culo en su cara y lo tome del cabello y lo dirigi hacia mi conchita….el no podia dar credito de lo que estaba pasando jamas creyo tener a una chica como yo en cuatro chupandole la concha (eso el me lo dijo…)

movia demaciado bien esa lengua arriba y abajo, que no podia dejar que pare tal obra que hacia con mi conchita y mi culito….a estas lamidas las acompañaba con uas nalgadas que se escuchaban muy fuertes pero que se sentian como gloria…despues de un rico orgasmo que me provocó era mi turno…le baje la cremallera y saque su paquete…no era muy grande pero para la calentura estaba perfecta…empese a acariciarlo…y hacer movimientos de arriba y abajo muy leeeento…posteriormente empese a lamer la cabecitaaaa…me la introduje completa a la boca, era un poco incomodo ya que su pansa impedia hacerlo sin dificultad….

el queria penetrarme pero yo no se lo permitia…solo me subi en el y sosteniendo su verga me la pasaba alrededor de mi concha…el me sujetaba muy fuerte de mis nalgas insistiendo metermela..pero no lo deje…estando aun en su asiento, me voltie dandole la espalda y sostediendome del tablero de la camioneta pase mis piernas por encima de sus hombros (haciendo un 69), sentia como me succionaba completamente la concha y metia su legua dentro de mis dos orificios…yo por mi parte me deboraba su verga y lamia sus testiculos con gusto enorme…nuevamente senti un rico orgasmo el cual grite satisfactoriamente y el cual causo que el policia se viniera a chorro en mi boca y caraaaa….

ya un poco desgastados el policia procedio a subirse la cremallera yo por mi parte me baje el pedasito de tela que tenia como falda y acomodarme mis tetas dentro de mi camisa y nuevamente nos dirigimos hacia la patrulla…el policia solo me dijo… “gracias quedamos a mano, pasame tu numero celular uno nunca sabe cuando necesita de ayuda”…por lo cual le di un numero que invente y posteriormente me despedi de el y nuevamete retome el camino a mi casa (con mas precaucion) pero ya mas relajadita jijiji

llegue a mi casa y mis padres habian salido eso me dio tiempo para darme una ducha y cambiarme…me acoste en mi cama un momento y a pensar lo sucedido y me dije a mi misma…DIANA que loca estasssss!!!! jajajajajajaja pero lo disfruto demaciadooooo!!!!….

bueno por el momento ha sido todo en esta segunda parte de este relato, esperando muy pronto terminar el tercer y ultimo relato de esta pequeña saga (esperando que si sea el ultimo)…..

sin mas por el momento me despido esperando sus comentarios y recordandoles….que ustedes son los unicos dueños de sus fantacias….solo hay que hacerlas realidad….BESITOOOOSS!!!

El tio solteron de mi esposo

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El paseo en motocicleta.

Mientras mas nos acercábamos a nuestro destino, el calor se hacia mas sofocante, pasaríamos el fin de semana en casa de la familia de Mario, se reunirían para celebrar una fiesta, y así pues no podíamos negarnos, al llegar todo mundo se saludo con alegría, yo me sentía un poco extraña pues había a algunas personas que todavía no conocía muy bien, entre ellos el tío Fabián. El es el hermano menor de mi suegra, un señor muy educado y culto, hacia años que no lo miraba la familia yo no tenia el gusto de conocerle, pues no estuvo en nuestra boda.

¡Tío Fabián que alegría verte!

Ven acá Mario, deja darte un abrazo, y ¿esta muñequita quien es?

Tío, ella es Sonia, mi esposa… ¡Sonia el tío Fabián!

Mucho gusto señor Fabián.

Ven acá linda, pero que hermosa estas.

Gracias. Mientras todas las mujeres nos concentrábamos en preparar los alimentos para la fiesta del día siguiente, ellos se acomodaron en la sala y tomaban cervezas, al tiempo que contaban sus anécdotas, la platica de las señoras se fue haciendo cada ves mas interesante, y yo discretamente no perdía detalles como el comentario de la tía Ana.

¡Que pena que Fabián no se haya casado! Pero quizá así sea feliz.

Claro que lo es Ana, así puede tener a las mujeres que guste, y no tener problemas, jajajaja, se escucharon las risas de las señoras.

¿Y será cierto lo que se dice de el?

Nada, esos solo son chismes…pero bueno hay que apurarnos o no comeremos mole mañana.

Me quede intrigada, la curiosidad me estaba carcomiendo el cerebro, así que cuando estuve a solas con Mario le pregunte y el, me miro con el rostro serio me tomo de la mano y llevándome fuera de la casa, nos alejamos para que nadie escuchara lo que me diría.

Sonia, lo que te diré, no tienes que comentarlo con nadie mas, ¿lo prometes?

Si Mario, ¿pero que es tan malo lo que escuchare? Me tienes muy intrigada.

No se que tan real sea, pero se dice que mi tío Fabián jamás se caso, por un gran motivo… según nunca una mujer del pueblo soporto el tamaño de su verga. Pues dicen que la tiene enorme y muy cabezona. Incluso mucha gente contemporánea de el, le dice de apodo el “burro” pues dicen la tiene igual que un burro.

Pero eso nadie de la familia lo sabe con certeza…así que tendremos que quedarnos con la duda.

Regresamos a nuestra habitación y mientras Mario se quedaba dormido, quizá por el efecto de las cervezas yo no lograba conciliar el sueño, pensando en las palabras de Mario…me imaginaba esa verga gruesa y larga, la duda estaba clavada en mi mente y de solo imaginar algo semejante, me estremecí, por fin logre conciliar el sueño.

Por la mañana, todo mundo se apresuraba a sus tareas, cuando al fin hubo calma nos fuimos a arreglar para la fiesta, Mario había insistido en que me pusiera una minifalda de piel en color negro, una blusa blanca y mis zapatillas negras.

Para mi lo importante era que el se sintiera contento de lucirme, mis blancas piernas lucían hermosas la piel de la falda y las zapatillas resaltaban mis bien cuidadas pantorrillas Nadie hizo ningún comentario, pero si note que los hombres discretamente miraban mis piernas.

Cuando el tío Fabián llego, me tomo de la mano y me hizo girar sobre mi eje, al tiempo que le decía a Mario.

Caramba, Mario tienes una esposita muy hermosa, será la sensación de la fiesta, cuídala, todo mundo querrá bailar con ella… claro que solo lo haremos tu y yo.

Reímos tomando como divertidos sus comentarios, sin embargo ni Mario ni yo imaginábamos que esa noche su tío Fabián me daría una rica cogida, y así comprobaría el mito de su gran verga.

Todos nos divertíamos, el baile estaba en su apogeo, Mario estaba conviviendo con sus tíos, alegremente tomaba cervezas con ellos, yo por mi parte disfrutaba del baile con los hermanos de Mario y con algunos de los primos. Quizá serian como las 10 de la noche cuando el tío Fabián se aproximo a donde estaba yo y dirigiéndose a los chicos les dijo con su sonrisa contagiosa.

Bien chicos, ahora verán como se baila, ven Sonia démosles una clasecita.

Camine tomada de su mano y me divertí mucho, en verdad el tío Fabián baila muy bien, al terminar esa melodía pusieron una de ritmo suave, me tomo por la cintura y me atrajo hacia su pecho, nos perdimos en medio de todas las parejas que disfrutaban de la melodía, sentí como apretaba sus fuertes y grandes manos en mi cintura, mientras se aproximaba y me decía discretamente lo siguiente.

Sonia, cuando termine la melodía, quiero que regreses con los chicos pero no me pierdas de vista, cuando mires que me retiro del grupo, tu iras a la parte de atrás de la casa, dirás a los chicos que vas al baño, y caminaras atravesando el terreno de atrás de la casa, yo te estaré esperando al final del terreno, quiero mostrarte algo, solo te esperare 10 minutos si no llegas comprenderé que no aceptaste mi propuesta.

Quise decirle algo, pero me lo impidió, así termino la melodía y regrese con los chicos, discretamente miraba al grupo de los hombres, el también me miraba y así después de una media hora, lo mire salir discretamente por la puerta principal de la casa, el estruendo de la música no permitió escuchar el motor de su motocicleta, y nadie echo de menos su ausencia.

Mire nerviosa mi reloj, mientras luchaba con mi conciencia, ya habían pasado los 10 minutos que me había dado de plazo, así que decidida a ir, me disculpe con los chicos diciéndoles que tenia que ir al sanitario, camine discretamente, en efecto nadie sospechaba nada, un poco oculta mire entre las ramas de un árbol de limón que hay al final de la casa, y nadie miraba en mi dirección, todo mundo seguía en lo suyo.

El corazón me latía fuerte, un temblorcillo invadió mi cuerpo mientras me aproximaba al final del terreno, pedía un milagro y que el tío Fabián se hubiese aburrido y regresado a la fiesta yo haría lo mismo y todo quedaría olvidado…pero no, ahí estaba de pie fumando un cigarrillo, recargado en su motocicleta, me observo caminar hacia el, sin apartar la vista de mis piernas, lo mire fingiendo seguridad. Y le cuestione.

¡Bien tío aquí estoy! ¿Qué me querías mostrar con tanta urgencia?

Ven Sonia, sube a la moto, daremos una vuelta, no tardaremos en regresar.

Pero tío, tengo puesta una falda y no subiré así a tu moto.

Nadie nos mirara Sonia, anda obedece y sube a mis espaldas.

Sin tener alternativa subí a la moto y me acomode a sus espaldas el frio de la piel del asiento se aferro a la piel de mi cuerpo, si alguien hubiese estado ahí sin duda miraría mis pantaletas sin ningún problema.

Tomate de mi cintura con fuerza, iré rápido para no demorarnos más de la cuenta.

Cruzo veloz por unos terrenos baldíos, nos perdimos en la obscuridad de la noche, el conocía muy bien el lugar, después de unos minutos de detuvo frente a un gran árbol, apago la moto y me dijo que bajara.

Sonia, anoche escuche sin querer lo que Mario te decía de mi, y por eso quise saciar tu curiosidad. Espero no te asustes.

Bajo el cierre de su pantalón y saco una verga flácida, si era larga gruesa pero flácida, no parecía tener vida. Solo me la mostro unos segundos y me dijo lo siguiente.

¿Satisfecha Sonia? Ahora tú dejaras que mire que hay debajo de esa linda faldita. Creo que es justo.

¡Tío, perdóname! No fue mi intensión ser curiosa. Apenas termine de hablar el dio un paso y subió mi falda, bajo mis pantaletas de algodón blanco y miro mi rajita…saciada su curiosidad subió mis ropas y me dijo con rostro serio.

Regresemos, te dejare en el mismo lugar, esperare a que estés en la fiesta, yo llegare mas tarde, pero antes escucha muy bien lo que voy a decirte… esta noche tu tienes que despertar a este amigo, cuando todos se retiren los hombres estarán demasiado tomados, incluso Mario, las mujeres caerán rendidas por la labor que han desempeñado, quiero que te mantengas despierta y cuando sean las 2 de la mañana salgas sin hacer ruido, y me alcances en el mismo lugar, no quiero esperar mucho, ni acepto negativas. Saciar tu curiosidad tendrá un precio.

En silencio subí a la moto, me abrace de su cintura y regresamos a donde me había esperado, camine rápidamente y me mezcle con los chicos, quienes no me cuestionaron nada, el tío Fabián hizo lo mismo pero casi una hora después.

Hasta ese momento, nadie sospechaba nada, incluso Mario parecía no haber notado mi ausencia, paso a mi lado y lo seguí mientras caminaba con dirección al baño, ¡Mario ya no bebas mi amor!

Tranquila Sonia, tu sigue bailando, yo estoy alegre con mis tíos mi amor.

La noche transcurrió y en efecto uno a uno los hombres se fueron retirando en estado inconveniente, incluso pasaban de largo sin fijarse en nadie, mi suegro acompañado de mi suegra pasaron dirigiéndose a su recamara y no regresaron, era media noche y el baile termino, Mario se dirigió a mi y me dijo nos retiráramos a descansar, camine a su lado y entramos a nuestra recamara. Busque al tío Fabián con la mirada, pero no logre ubicarlo, pensé que ya estaría tomado y que olvidaría el asunto.

Ayude a Mario a quitarse los zapatos pues cayo profundamente dormido, poco a poco el silencio se apodero de la casa, las luces se apagaron todos descansaban en sus recamaras, yo me mantenía despierta, miraba el reloj insistentemente, el tiempo parecía haberse detenido.

Por fin marco las 2 de la mañana, me puse de pie y Salí con sigilo, dirigí mis pasos al terreno trasero, hice un alto y desahogue mis ganas de orinar, continué mi camino y nuevamente el corazón me latía con fuerza, un hormigueo recorrió mi cuerpo al mirarlo ahí, parado con su inseparable cigarrillo en la mano.

Que bueno que viniste Sonia, ¡quítate la falda!

¿Aquí? Pero tío, no puedo hacerlo aquí.

Vamos Sonia, obedece, y quítatela, no me hagas enojar.

Desabroche mi falda y la iba a acomodar en la moto, pero el me dijo.

Dámela, y sube a la moto.

Le di la falda y la guardo en una bolsa que traía con el, me tome de su cintura y sin acelerar nos alejamos de aquel lugar, el viento acariciaba mis piernas y mis nalgas, sentí una deliciosa libertad al ir así con el tío Fabián, esta ves el trayecto fue mas largo, al salir del pueblo acelero y nos alejamos velozmente, la caricia del viento se hizo mas placentera, apreté mis brazos en su cintura y me olvide de todo.

Cruzamos por un largo terreno de siembra, no había ninguna casa solo terrenos, después de una media hora se detuvo en un pastizal, después de bajar me miro y mientras encendía un cigarrillo mas me decía.

Termina de desnudarte Sonia, hazlo despacio…quiero disfrutar de tu lindo cuerpo, mientras termino mi cigarro.

Lentamente desabroche la blusa, la acomode en la moto y continué con mi sostén, mis tetas saltaron bamboleándose libremente, el tío Fabián lanzo una bocanada de humo sobre mis tetas, ahora tome los elásticos de las pantaletas y las fui bajando lentamente. Las acomode sobre la demás ropa, me quede inmóvil, el tío en silencio me observaba, recorría mi cuerpo disfrutando de cada centímetro.

Sube a la moto y siéntate, pero trata de separar las piernas, quiero mirar la rajita, voy a preguntarte algo y quiero que me respondas con sinceridad.

Separe las piernas como me indico y me dispuse a escucharle, saco una botellita de licor de la bolsa de su pantalón y tomo un trago, encendió un cigarro mas y sin apartar la mirada de mi rajita, me cuestiono.

¿Le has mamado la verga a Mario?

Si, muchas veces tío.

¿Y el, te ha mamado la rajita?

Guarde silencio unos minutos y decidí mentirle, para ver su reacción.

No tío, el nunca me ha mamado la rajita.

Y, ¿te ha cogido por el culo?

Si, eso si lo ha hecho varias ocasiones.

¿Te gusta mamar su verga?

Si tío, me gusta mucho.

¿Quieres mamar la mía? Y que yo mame tu rajita y tu culito.

Lo mire a los ojos y fingiendo ser una chica inocente, le respondí melosamente… ¡me dejarías chuparla tío! ¿De verdad? Y tú ¿quieres chupar mi rajita?

Me tomo de mi cuello y me beso ansiosamente, bajo sus brazos y tomándome de la cintura me bajo de la moto, tomo mi mano y caminamos unos pasos, hasta un pequeño rio que corría alegremente, ahí me recostó en una piedra que parecía una cama, plana y amplia, sus grandes manos tomaron mis tetas, mientras su boca buscaba mi rajita.

Su gran lengua entro por mis labios vaginales, y me esmere en abrir mis piernas tanto como me fue posible, cada lengüetazo me hacia temblar las piernas, mis tetas eran apretadas con verdadera pasión, tío a,a,a,a, que rico es eso, ay,ay,ay tío no dejes de chupar.

Con mis manos apreté mis cabellos, estaba enloqueciendo por esa linda lengua, Ho, diosssssssssssssssss, asiiiiiiiiiiiiiiii tiooooooooooooo, masssssssssss, a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a, rato después se aparto y me dio la vuelta, ahora me puso en posición de perrito y se dedico a chupar mi ano.

Voy a mamar tu culo Sonia, vas a sentir que llegas al paraíso, disfrútalo pequeña.

Se puso de rodillas y mientras sus manos acariciaban mis nalgas su lengua trataba de entrar en mi ano, a,a,a,a,a, tío si es ciertooooooooooooooo, es ricoooooooooooo, a,a,a,a,a,a.

No lo aprietes mi amor, ponte flojita y disfruta de mi lengua.

Ay tío perdóname, es que tengo miedo.

Vamos chiquita no tienes por que temer, solo disfruta del momento.

Me puse flojita y su lengua entro como si fuera una verga, a,a,a,a,a,a, tío si sigue chupando mi ano, es muy rico lo que haces, a,a,a,a,a,a,a,

¿Te gusto como te mame el culo Sonia?

Ay tío si lo haces muy rico, mira mis piernas siguen temblando, ¡gracias tío eres muy lindo!

Ahora es tu turno mi amor, mamaras mi verga y te la meteré por ese lindo culo que tienes, y desde luego por la rajita. Quiero sentir como te orinas teniendo mi verga dentro de ti, y no temas puedes gritar si lo deseas, aquí nadie te escuchara, estamos lejos de todo mundo. No te dejare ir sin penetrarte por ese culito.

Se aparto unos metros y se despojo de su ropa, su verga salto libremente pero seguía flácida, se puso de pie frente a mi y me dijo me hincara y abriera la boca, con ayuda de su mano la puso en la entrada y la empujo suavemente. Un gemido escapo de su garganta al tiempo que exclamaba.

A,a,a,a,a,a, Sonia, ¡que sabroso mamas la verga! Mi sobrino es afortunado, a,a,a,a,a,a, así pequeña, ya esta despertando. Sigue mamando mi amor. A,a,a,a,a,a,a,a.

La piel de su verga era como aterciopelada, su sabor me resulto muy sabroso… poco a poco sentí como cobraba vida y fue creciendo, con temor me apresure a sacarla de mi boca antes de asfixiarme.

Ay tío, es enorme, me voy a ahogar.

No te preocupes mi cielo, ahora solo dale unos lengüetazos como si fuera una paleta.

Deslice mi lengua, recorriendo esa rica verga, sus venas se hincharon, por instinto recorrí hacia abajo llegando a sus huevos, los deseaba chupar así que no me detuve.

El disfrutaba de mi lengua, sin querer toque por una fracción de segundo su ano peludo, y el se estremeció al tiempo que me decía morbosamente.

Ay corazón, ¿Qué haces? A,a,a,a,a,a,a, repítelo dame unas chupaditas.

Dirigí mi lengua a su ano y recorrí suavemente con la puntita. Jamás imagine que a los hombres les gustara sentir eso, bueno quizá no a todos pero al tío le encantaba. Después de un rato se sentó a mi lado y mire que su verga estaba apuntando al cielo había cobrado vida, no me pareció tan grande, así que sin esperar demasiado me senté sobre de el y sentados ambos me aferre a su espalda, mis tetas chocaban con su pecho lleno de vellos, el tomo mis nalgas y me ayudo a penetrarme por completo.

A,a,a,a,a,a,a,a, siiiiiiiiiiiiiiiii masssssssssssssssss, a,a,a,a,a,a,a,a,a, nuestros gemidos se unieron como dos animales en celo, nuestros cuerpos sudaban y así fundidos en un abrazo disfrutamos de esos momentos deliciosos.

Cada envestida suya, terminaba por meter mas su verga, por fin la sentí toda dentro de mi rajita, fueron unos minutos pero el placer me pareció interminable, cuando saco su verga, esta escurría de la leche de ambos, se sorprendió mirar que la tomara en mis manos y tratara de meterla en mi boca, solo logre meter un poquito, de esa gran salchicha.

Espera Sonia, suéltala un momento, disfrutemos los dos.

Me tomo de la cintura y me giro dejando mi cabeza hacia abajo comprendí lo que deseaba así que abrí mi boquita y chupe su verga. El hizo lo mismo con mi rajita, así de pie nos fundimos en un delicioso 69. Minutos después me bajo al piso, me puso en posición de 4 y ahora estaba dispuesto a cogerme por el ano.

¡Tío por favor! Ahí no, tengo miedo, me va a doler.

Nada Sonia, desde que te vi, se me antojo tu culo, ahora ya estamos aquí, te prometo que solo te meteré un poquito, y si te duele nos detenemos.

Aun poniéndome flojita, sentí temor al sentir como se aproximaba a mi ano, me tomo de la cintura y puso la punta, su forma de hongo me gustaba mucho, pero sentí miedo y un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando entro apenas la punta, mi ano se dilato y el se quedo quieto unos segundos.

¿Te duele Sonia? ¿Quieres que la saque?

No tío, creo que puedo aguantar un poquito más.

Al escucharme empujo un poco más y se aferro a mis caderas, no pude evitar un fuerte grito, al sentir como entraba sin piedad en mi ano.

Espera tío por favorrrrrrrrrrrrrrrrr, a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a,a, me muero ayyyyyyyyyyyyy, sácala tío rápido.

Pero se negó a hacerlo y apretando la hundió toda sin piedad, disfrutando de mi ano.

Horrorizada mire como se ponía de pie teniéndome ensartada, tomo mis piernas con sus manos y así me mantuvo por un buen rato, por fin se sentó pero no sacaba su verga, yo misma no deseaba que lo hiciera, por temor o por placer no lo se con claridad.

Una de sus manos tomo mi clítoris, masajeó hasta que se hincho, con dos dedos lo aprisiono y como si se tratara de un pene, lo masturbo con fuerza, me estremecí violentamente y al tiempo que sentí su leche correr por mi ano, yo terminaba arrojando chorros de líquidos vaginales. Su verga fue perdiendo su tamaño y rato después me la saco por completo. Nos pusimos nuestras ropas en silencio sin mencionar una sola palabra, quizá sintiendo culpa por nuestro pecado.

Subí a la motocicleta y regresamos a casa de mis suegros, entre sigilosamente, nadie se dio cuenta, por la tarde de ese mismo día Mario y yo regresamos a nuestra casa, ahora lucho por tomar la decisión de callar el asunto o confesarle todo.


El abuelo y su hermano por el mismo sitio

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Regresaba de dejar el coche en el taller para una revisión y como estaba cerca de casa, decidí caminar y no llamar a Paul para que me recogiera, al hacer mucho calor, entre a tomar un refresco en una cafetería de la esquina, con la grata sorpresa de que allí estaba el abuelo del súper, tomando una cerveza junto a otro que se parecía bastante a él en edad y aspecto.

Al verme entrar sonrió rápidamente llamándome para que me acercara y presentarme a su hermano, me dijo se llamaba José y estaba unos días por allí de vacaciones con su mujer , y como eran fanáticas de las compras las habían dejado irse y esa tarde estaban solos los dos de cervezas y cafés..

A su hermano le dijo, mira esta es Tere una amiga muy especial que conocí el otro día casualmente y bueno le eche una mano en un problema que tenía y la cosa fue bien y ahora somos buenos amigos…

Bueno bueno le dije que estamos casada y casado y tu hermano va a pensar mal,,, el me corto rápidamente y dijo, tranquila cielo que nosotros somos uña y carne y estas cosas nos las contamos en la intimidad pues aquí donde lo tienes también tiene su amiga allá donde vive, lo nuestro es genético, riéndose seguidamente.-

Seguimos hablando un rato y tomando un refresco cuando a media conversación Pedro, el abuelo del super me dijo, Tere llevas bragas? Me estoy poniendo caliente solo de pensar que tienes el coñito mojado apoyado en el taburete sin nada de abajo..….déjame tocar? .. y acercando con disimulo su mano la metió bajo la falda antes que yo dijera nada aprovechando estaba tapada por el hermano y nadie podía vernos y dijo… ufffff lo que yo me imaginaba…. ¨mojado y listo para la guerra…..¨

Yo le dije, mira me está esperando mi marido en casa y aunque no le dije llego tarde, no quisiera tardar mucho…el con tono picante y cortante me dijo,, tranquila no vas a llegar tarde, solo quiero que nos dejes follarte , vas a ver lo que dan de sí dos abuelos hermanos, además tengo mi casa aun paso ya lo sabes y estas se fueron con el coche y tenemos luego que vernos con ellas para cenar, pero no en casa..

Yo le replique que era un lanzado, y que iba a pensar su hermano era yo una mujer facil .. El rápidamente dijo, no por favor todo lo contrario eres una señora esplendida, lo que pasa te gusta follar como nos gusta a nosotros y pocas mujeres son tan trasparentes como tú y además con esa relación tan especial con tu marido.

José entrando en el juego, dijo aquí un amigo respetuoso y discreto pero si no quieres con los dos déjame por lo menos que os vea echar ese polvo, que este dice follas como los ángeles y tienes un coñito divino.

Bueno bueno volví a repetir, que yo solo pase a tomar un refresco….y Pedro cortándome rápidamente dijo….. y te lo vas a tomar pero te vas a llevar un completo de premio…te vamos a dilatar esos agujeros para que luego tu marido no tenga problemas y lo tenga lubrificado..

Saco la cartera, pago y dijo vamos que no perdamos tiempo que me estoy empalmando y aquí no voy a ir con el pantalón marcando…yo lo mire y lo cierto es que comenzaba a ponerse aquello duro y no sé como pero ese abuelo me calentaba con sus palabras y pensar en verlos a los dos desnudos me había encendido, pues su hermano no estaba nada mal..

Ya en su casa no tardo Pedro en mostrar mi conejo a su hermano que piropeándome dijo, mejor que lo que había descrito sin lugar a duda¨¨ y de sabor no te cuento pues lo vas a probar y veras que ricura de gazapo, agachándose rápidamente a darme las primeras lengüetadas.. Comencé a gemir y levantándome una pierna sobre su hombre se arrodillo del todo y metió la cabeza comenzando a comer… me iba a caer hacia atrás pero el hermano me sujeto y termine apoyada en su pecho a la vez que mis manos se agarraron a sus caderas.

Pedro miro a su hermano y dijo sujétala, tomando la otra pierna sobre su otro hombro y ahora mi conejo quedo ensartado junto a su cara, estando en el aire y sujeta por los dos abuelos..

Me sentí usada como una pelele, ¡pero dios¡…aquel abuelo comía como un ángel..y el lo sabía pues yo estaba gimiendo como una loca, mientras su hermano comenzó a besarme por el cuello a la vez que con sus manos sujetándome por mis sobacos ya agarraban mis pechos…

Les pedí ponernos más cómodos y en unos segundos ya estaba desnuda sobre la cama chupando aquellos dos viejos rabos que parecían clones uno del otro por su tamaño y grosor , solo diferenciando la textura del de Pedro que era más rugoso que el de su hermano, que parecía engrasado por el tacto tan suave que tenía.

Como no podía con los dos a la vez, Pedro le dijo a su hermano.. Come un poco de conejo antes lo riegue que esta, está deseando se la clavemos ya., Y yo tengo los huevos repletos que mi mujer anoche no me dejo follar..y os escuche a vosotros como follabais y me puse malo…

José se reía pero rápidamente comenzó a comerme mi conejo abierto como una flor allí sobre la cama mientras el de rodillas degustaba con gran maestría aquel plato .. Me corrí y cuando gemía mas metía su dura polla Pedro en mi boca diciendo “come, come, come “, mientras el hermano saboreaba mis juegos en su boca.

Pense iba a ser Pedro el primero en penetrarme pero anti mi sorpresa fue su hermano el que me tomo allí poniéndose de rodillas y tras abrir mis piernas y levantar mi cadera, tomo su rabo y de una certera estocada me penetro….pegue un grito sordo pues con aquello en la boca apenas podía soltar un sonido, comenzando aquel a moverse divinamente haciendo que con los impulsos de cadera me tragara más dentro lo que tenía degustando.

Me dieron unas arcadas al entrar muy adentro, y José le dijo a su hermano, joder sácasela que la ahogas…yo ya le había agarrado lo huevos fuertemente para que no se fuere lejos pues me encantaba chupar aquello, pero de forma más suave.

Así como estaba clavada me levanto y echándose hacia atrás quede ensartada en aquel viejo mástil pero sentada sobre el..Me agarro de los hombros y me atrajo pegándome sobre su matorral que poblaba en cantidad aquel viejo pecho.-

Sentí acomodarse a su hermano detrás y mis augurios fueron ciertos al ver que iba a ser penetrada por atrás por aquella vieja escopeta.

Primero fue un par de dedos dilatando y al final aquella rugosa cabeza la que hizo acopio de mi agujero trasero mientras José con un ritmo pausado iba penetrándome cuidadosamente..

Cuando ya se posiciono bien y la tenía bien dentro, comenzaron los dos con un ritmo más rápido a meter y sacar, haciendo del cuarto una jaula de aullidos y alaridos de placer, pues aunque yo gemía como loca, ellos no paraban de gruñir gimiendo mientras seguían acompasando las embestidas.

Uno me besaba en la boca y el otro me mordisqueaba y besaba el cuello, a la vez que decía… ¿ te gusta cariño, te gusta así como te follamos… ummmm que rica eres.. Eres un encanto? Me gustaría te viera tu marido así clavada como te follan dos abuelos.. Seguro aprendía algo de nosotros…el próximo día te lo traes y que se pajee delante de nosotros mientras te follamos..

Eso me encendía y me corrí como una jovial mozuela, celebrándolo ambos con unos mmmmmm que rica es esta mujer…

Pensé se iban a correr ya, pero no…se desengancharon y cambiando de postura se puso Pedro debajo pasa sentarme yo sobre él, pero con mi espalda en su pecho, dejando mi conejo al frente…cuando me imaginaban iban a intercambiar posición, sentí como este, abriendo mis piernas guio su duro rabo a mi conejo introduciendo parte de el ayudado con su mano, mientras su hermano se arrodillo al frente con cuidado de no hacernos daño y acercando su duras escopeta bien lubrificada la guio también a mi conejo ya copado con una dentro.

Fui a decir las dos por ahí no que son muy gordas… pero antes de poder decir nada más, se dejó caer José metiéndola junto a la de su hermano……Di un grito por aquella tremenda dilatación pero este me beso rápidamente amortiguando con su boca y sus besos mis alaridos de placer..

Pedro decía… como se tu marido la tiene bien gorda esta penetración te lo va a relajar para que luego te folle bien…además vas a catar dos leches a la vez y eso pocas veces lo vas a poder hacer. Riendo mientras gemía como un poseso.

No tarde en regalarles mis ráfagas orgásmicas y tras unos cinco minutos gloriosos e inigualables, aquellas dos viejas armas pero duras como rocas, comenzaron a vomitar pastosa y abundante crema que junto a mis abundantes jugos hicieron un lubrificante maravilloso.

Aflojaron los dos al unísono, aunque sus respiraciones eran jadeosas y fuertes, quedando aun yo ensartada por aquellos dos morcillones rabos que se resistían a salir de mi cueva.

Emparedada como estaba me quede unos minutos relajada y con los ojos cerrados, mientras José volvía a besarme dulcemente, rompiendo aquel armonioso momento su hermano cuando dijo, joder que estoy yo abajo y los pesan un huevo..

Me soltaron y quede tumbada sobre la cama con los brazos y piernas abiertas, supurando mi conejo los restos de aquella invasión de líquidos que había tenido, a la vez era observada por los dos que con unas suaves caricias sobre mis pechos y pezones, hacían de mi un cuerpo inerte pero lleno de placer.

Acerco Pedro su boca a mi oído y dijo.. ¿ Te gusto el polvo cariño…? Ves lo que dos viejas glorias aún pueden hacer con una mujer… el próximo quiero que tu marido vea como te follo…eso me enciende, y te puedo echar dos sin sacarla como lo vea a el mirando….

Yo le dije, me encanto… me dejaron rendida, y el próximo no creo que Paul se quede mirando, a él le gusta follar más que a ninguno y vas a ver qué bien lo hace… os quiero a los dos y si puede tu hermano los tres…..quiero perder la conciencia con tres hombres así…

Los dos resoplaron ante mi propuesta y sus castigados rabos parecían volver a tomar forma con aquel comentario, pero la cosa ya no llego a mas esta tarde, y tras asearme regrese a casa…

¿Mi alumno, mi sobrino, o mi amante?

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Hola, mi nombre es Letty, soy maestra, y este es mi primer relato, y lo que aquí les contaré, es 100% real, y me sucedió hace 1 año, espero que les agrade.

Tengo 43 años, soy de tez morena clara, mido 1.65, mi cabello es largo hasta la cintura, de color negro, y chino, soy delgada, y de piernas bien torneadas gracias a que bailo mucho, hago ejercicio, y me gusta correr en las mañanas, mis ojos son pequeños, y de color café, tengo una boca chica, pero de labios carnosos, en fin, mi cara es muy común, y a pesar de la edad que tengo, varios dicen que aparento menos edad… Mis medidas son 85 – 60 – 98, como pueden darse cuenta, no tengo mucho pecho, pero el que tengo es suficiente, y además, soy algo caderona, y por lo tanto, tengo un buen trasero que mantengo firme y en su lugar gracias al ejercicio, y me gusta lucirlo con pantalones entallados.

Pues bien, como ya les dije, esto me sucedió hace exactamente 1 año, y aunque a pasado todo este tiempo, lo recuerdo como si hubiera sucedido apenas ayer, y no creo, ni quiero, olvidarla nunca, ya que fue una experiencia maravillosa que me marco para siempre, y ni antes, ni después, me volví a sentir como en aquella ocasión, ese día conocí por fin el verdadero placer, ese día, después de mucho tiempo, me volví a sentir una mujer completa, ¿y con quien fue que conocí tanto placer como para sentirme de esa manera?, pues fue con un alumno de la escuela en la que impartía clases, y ese chico, desde que llegue a dicho lugar, el me adopto como tía, y yo, naturalmente, lo adopte como mi sobrino.

Era Viernes, ya fin de semana, y los dos ese día habíamos llegado temprano, por lo general los viernes la hora de entrada tanto para maestros como para alumnos era a las 9:00 A.M, pero por alguna razón él y yo llegamos antes de 8:00, por tal motivo, los dos nos encontrábamos solos en la escuela, yo ese día por el calor decidí ponerme una playera de tirantes delgados, y de color rosa, ya que ese es mi color favorito, también unos jeans bien pegados a mi cuerpo, marcando mis piernas, y mi trasero, y unas zapatillas de tacón alto, y de color negro, al ser de tirantes mi playera, se podía notar que mi brasier era del mismo color que la playera.

Como habíamos llegado antes de 8:00, y en toda la escuela solo estábamos los dos, nos dirigimos al salón en el que nos reunimos todos los maestros para desayunar, para juntas, y que funge de nuestras oficinas, entramos, yo serré la puerta , y mientras el se fue directamente a una de las computadoras, yo me fui a poner la cafetera, y desde allí le pregunté, -¿vas a querer café Quique?-, por cierto, su nombre es Enrique, -si, por favor-, me contestó, mientras encendía la máquina, y con paso lento, me dirigí hacia donde el estaba, pero solo porque por donde el se había colocado a la computadora, estaba la mesa que me servía de escritorio, sin saber que esa mañana, no tendría papeles encima de ella, si no que seria mi cuerpo lo que estaría en ella, me senté en mi silla, y comencé a ordenarla, colocando los libros en su respectivo lugar, y después, saqué mi agenda de mi mochila.

Después de algunos segundos de silencio le pregunté, -¿Cómo has estado Quique?-, y el me contestó, -bien, bien, ¿y usted tía, cómo está?-,y sin dejar de escribir en mi agenda, le contesté, -bien Quique-, el agregó, -no fue una pregunta, fue una afirmación de cómo está-, lo que me dijo, me hizo sonrojar, y con una sonrisa que claro, el no podía ver, le dije, -gracias niño, eres un patán, pero cada vez que me dices eso, me subes la moral-, claro, el término patán, se lo decía a el solo de cariño, ya que siempre me decía cosas que me hacían ponerme roja; y con una voz al parecer inocente me dijo, -¿Por qué patán?, yo solo digo lo que siento-, y diciendo esto se levantó de la computadora, se acercó a mi, se agachó, y con sus brazos rodeó mi cintura desde la parte de atrás, acercó su cara a mi cuello, y casi en un susurro me dijo, -yo solo digo la verdad, hablando vulgarmente, está usted bien buena, y todavía levanta muchas cosas-, solo me reí, y le dije, -hay chamaco, como eres-, y lo abracé.

Con una de mis manos le acaricié el cabello, y recargando mi cabeza en la de el le dije, -te quiero mucho-, y sin dejar de abrazarme me respondió, -yo también tía-, y se produjo un silencio que duró algunos segundos, de repente, me vi sorprendida por un beso que el me planto en el cuello, lo cual hizo que me recorriera un escalofrío por todo el cuerpo, -no hagas eso Quique-, le dije al tiempo que quité mi cabeza, -¿Por qué?-, me dijo con el mismo tono de voz que había estado usando, -por que…- no termine de decir algo, cuando me plantó otro beso en el cuello, pero esta ves más largo y húmedo, -¿Quique!, te dije que no lo hagas-, le recriminé, y sin dejar su tono de voz, solo que un poco altanero me dijo, -deme una razón para no hacerlo-.

Mientras llenaba mi cuello de besos, sentí como sus manos empezaron a acariciarme el vientre por encima de mi playera, y con sus besos bajó hasta mi hombro, y luego volvió a subir hasta mi oreja, en donde al sentirlo, me recorrió otro escalofrío por el cuerpo, intenté zafarme, pero el me tenia bien sujeta con su abrazo en la silla, y no me podía mover tan fácilmente, -Quique, no lo hagas-, le repetí, pero mi voz ya no era de mando, mi voz ya era un poco más suave y con tintes de excitación, más atrevidamente subió más sus manos, y empezó a tocar mis tetas, sin dejar de besarme el cuello, las comenzó a sobar, esta acción junto con los besos había provocado que mis pezones se levantaran, y yo lo único que pude hacer fue poner mis manos encima de las suyas, y al dejarlas estáticas sobre mis tetas, sabia que el se daría cuenta de mi estado, pero necesitaba parar sus movimientos, porque ya empezaba a excitarme.

-Quique, por favor, quita tus manos de ahí-, le dije, casi en un susurro, -¿Por qué, que no le está gustando?-, me respondió en el mismo tono de voz, -ese es el problema-, fue lo único que le pude decir, ya que era cierto, me estaba gustando lo que sus manos me estaban haciendo, y siguió masajeándome las tetas, mi respiración se había hecho más pesada y acelerada, y una de sus manos empezó a bajar por mi vientre, hasta llegar a la orilla de mi pantalón, -¡no Quique!-, le dije asustada, pero no hizo caso, y la bajó hasta llegar a mi vagina, y me acarició por encima del pantalón, no sé si consiente o inconscientemente al sentir esto, abrí ligeramente las piernas, y poco a poco empezó a bajar el cierre, -Quique, detente por favor antes de que…- , empecé a decirle, pero ,me interrumpió diciéndome al oído, -¿antes de que?, ¿antes de que se deje llevar por la excitación que está sintiendo?-, -si, por eso, por favor detente-, le dije casi suplicándole, pero el no me hizo caso, y metió su mano a mi pantalón acariciando mejor mi vagina, y sabía que se daría cuenta de que todo esto me estaba haciendo excitar.

-Por favor ya Quique-, siguió tocando, y en ese preciso momento supe que ya se había dado cuenta de que traía puesto una tanguita, en eso nos interrumpieron al tocar a la puerta del salón, y de inmediato se detuvo, me paré rápidamente, me subí el sierre, y me dirigí a abrirla, al abrirla una mujer bajita y regordeta me dijo, -¿todavía no llega la profesora Verónica?-, y con la respiración aún alterada por lo que acababa de suceder contesté, -no, llega más o menos como a las 9:00, ¿quiere que le diga algo?-, -si, por favor dígale que se le solicita en dirección urgentemente-, me dijo con una sonrisita, -claro que sí, yo le digo-, serré la puerta, y fui a quitar la cafetera, mientras me dirigía a donde estaba, alcance a ver de reojo que el se había dado la vuelta de nuevo a la computadora.

Me quedé unos 5 minutos frente a la cafetera, meditando sobre lo que acababa de acaecer unos minutos atrás, y después de ese tiempo, regresé a mi mesa, decidida a ponerle un freno, y al llegar a donde el estaba, me quedé de pie de tras de él, coloque mis manos en sus hombros, y le dije con mi voz normal, -sobrino, te pido por favor, que lo que acabas de hacer, no lo vuelvas a repetir-, el se levantó de la silla, y se acercó a mi diciéndome con una picara sonrisa, -¿Por qué tía?, ¿a caso no le gustó lo que le hice sentir?-, se acercó más a mi, y con una voz muy bajita le dije, -sí, me a gustado, y ese es el problema, yo ya te dije que no, que yo soy muy grande para ti, y eso no puede ser-, -¿y eso qué?, dicen que para el amor no hay edad, y para el sexo tampoco, ¿así que cual es el problema?-, y al terminar de decirme eso, me tomó de la cintura, pegando mi cuerpo al suyo, y haciéndome sentir su paquete, que debajo del pantalón se notaba que estaba bien duro.

-¡Quique!-, exclamé mientras sus manos masajeaban mis nalgas, y mientras su boca se volvía a apoderar de mi cuello, -por favor detente-, le dije casi en un susurro, pero el siguió besándome en ese lugar, bajando lentamente, hasta llegar al comienzo de mis tetas, y a la orilla de la playera de tirantes, -Quique, por favor ya te dije que te detengas-, le dije con mi voz un poco ahogada por lo que el me estaba haciendo sentir, y sus manos no dejaban de agarrar mi trasero.

Poco a poco una de sus manos rodearon mis caderas, buscó el botón del pantalón, bajó la cremallera, y metió su mano, -Ho por dios, Quique… por fa…-, fue lo único que le pude decir, ya que mi voz en ese momento fue interrumpida por un profundo suspiro que salió de lo mas profundo de mi ser, y aprovechando esto, me empezó a besar mis tetas por encima de la ropa, dirigiéndose a mis pezones que parecían querer atravesar mi brasier y mi playera.

Mientras que su mano recorría mi vagina por encima de mi tanga, la humedad entre mis piernas era más que evidente, y al sentir todo eso, ya no pude más, y me dejé llevar por lo que ese chico me estaba haciendo sentir, a tal grado que dejé de forcejear para separarlo de mi, y lo abracé por el cuello, entrelacé mis manos en su nuca, caminé unos pasos hacia atrás, y me recargó en la mesa, abrí un poco mis piernas, y se metió entre ellas.

Empezó a subir de nuevo, hasta sentir sus labios otra vez en mi piel, lo que de nueva cuenta me hizo estremecer, y sin pensarlo, solté un suspiro al aire, y con una voz casi inaudible más que para sus oídos dije su nombre, -Quique-, con lo que los dos sabíamos que ya me tenia en su poder, y que a partir de ese momento, el podía hacerme suya, y yo podía entregarme a el sin ningún remordimiento.

Siguió subiendo besando mis hombros, otra vez mi cuello, el cual le entregué levantando la cabeza hacia un lado para que pudiera besarlo mejor, subió hasta mi cara, y comenzó a besar mi mejilla, sin explicarme porque no llego hasta mi boca, volvió a bajar a mi cuello, pero mis manos fueron más rápidas, tomé su cara, y viéndolo a los ojos, la acerqué a la mía, y juntando sus labios con los míos, nos fundimos en un beso húmedo y apasionado, mis manos volvieron a rodear su cuello, y nuestras lenguas jugaron inquietas en nuestras bocas, mientras que sus manos no dejaban centímetro de mi cuerpo sin recorrer con sus caricias.

Sin dejar de besarnos, empezó a meter sus manos por debajo de mi blusa, y la fue subiendo hasta que llegó el momento de quitármela, por lo que tuvimos que separarnos de nuestro beso un par de segundos para que pudiera quitarme la playera, y una vez que me la quitó, la aventó al suelo, y volvimos a besarnos con una pasión indescriptible, mientras que el acariciaba mi torso semidesnudo.

Mis manos empezaron a jalar su playera para sacarla del pantalón, cuando por fin lo conseguí, no resistí las ganas de meter mis manos adentro de ella, empezando a acariciar inmediatamente su pecho, su espalda, y el hacer eso, causo que mi excitación aumentara casi de inmediato.

Empecé a sacarle la playera poco a poco, y nos tuvimos que separar nuevamente para quitársela por completo, estábamos tan excitados, que al instante retomamos el ardiente beso que nos estábamos dando, su lengua se movía como poseída por toda mi boca, buscaba mi lengua, y al instante salió al encuentro de la suya, se enredaban de tal forma que parecían quererse arrancar mutuamente, nuestras respiraciones ya eran sumamente rápidas, y a pesar de que nos estábamos besando, de mi boca, ya empezaban a emanar gemidos de placer.

Su beso me hizo volar hasta el cielo, nuestras lenguas se movían muy rápidamente dentro de nuestras bocas, y a veces jugaban a las escondidas, el se pegó más a mi, lo que hizo que mis piernas se abrieran más, y pegó su duro miembro a mi vulva, lo que al sentirlo tan cerca y duro, me hizo estremecer, y mis gemidos ya eran más que evidentes, se separó de mi boca para ir de nuevo a mi cuello, por lo que lancé un gemido y en un susurro a lado de su oído, solo pude decir su nombre, -Quique-, en ese momento yo ya no era yo, sin embargo, muy dentro de mi sabia que eso estaba mal, pero no me importaba, quería que siguiera adelante y que no se detuviera jamás, ya que en ese momento, me volvía a sentir mujer, y una mujer deseada.

Llevando su mano a mi espalda, la subió hasta encontrar mi brasier, lo desabrochó, y con un movimiento rápido me lo quité aventándolo al suelo también, ahora ya mis tetas estaban libres, así que sin dejarme de besar el cuello, llevó sus manos hasta ellas, lo que me hizo suspirar, las masajeó, las apretó, y con sus pulgares, comenzó a estimular mis pezones ya erectos, hasta que dejó de agarrar una de ellas, reemplazando su mano con su boca, dando pequeños besos hasta llegar a mi pezón, mamándolo como si de un niño chiquito se tratase, y después haciendo lo mismo en la otra teta, duró un buen tiempo así, besando y mamando mis tetas una a la vez, lo que me tenía en un grito de excitación.

-¡Quique!-, era lo único que salía de mi boca, ya fuera entre susurros, o entre gritos apagados por los gemidos que de ves en cuando se lograban colar, y sus manos, después de acariciar mi torso, fueron directamente a mis nalgas, después las metió en mi pantalón , ahora estoy segura, de que en ese preciso instante, se dio cuenta de que lo que traía ese día, era una tanga de hilo dental, pero bueno, cuando el metió sus manos, y acaricio un poco mis nalgas, avente mis caderas para adelante, sintiendo mayormente su miembro durísimo encajarse más en mi vulva, para separarme de la mesa un poco, con el fin de que el empezara a bajar mi pantalón, hasta que de un movimiento de mis piernas me lo logré quitar, mientras que el no dejaba de chupar y lamer mis pezones.

Sobó por un buen tiempo mis nalgas, y aunado a eso, no dejaba de mamar mis pezones, lo cual, hizo que la temperatura de mi cuerpo se elevara más, y por consiguiente, mis gemidos y suspiros se hicieron más apasionados, hasta que el empezó a acariciar mis piernas, y volvió a subir su cabeza para besarnos más frenéticamente, y recargarme de nuevo en la orilla de la mesa.

Al volver a recargarme en la mesa, el dejó de hacer todo lo que me estaba haciendo, se separo de mi, y observé como se empezó a quitar el pantalón, el calzoncillo, y me dejaba ver su aparato, duro, grueso, largo, y que me apuntaba directamente a mi, como diciendo que yo era la culpable de que estuviera de esa forma, y de cierta manera, así era, al ver es estado de erección que su pene había conseguido, ya no supe mas de mi, y lo tome entre mis manos, comenzando a subir y a bajar el prepucio lentamente.

-¿Te gusta Quique?-, le pregunte con la voz lo más sexi y provocativa que pude, el solo asintió con la cabeza, y eso me dio la pauta para comenzar a hacerlo más rápido, y con el aumento de la velocidad de mi mano, su respiración también aumentaba, al igual que la humedad entre mis piernas, hasta el momento en que con la voz entre cortada y casi en un susurro me dijo, -espere tía. Por favor espere que estoy a punto de acabar-, por supuesto no le hice caso, ya que ya lo había notado, pero ya no había nada que me detuviera, y aceleré mas las subidas y bajadas que hacia mi mano en su miembro, hasta que por fin explotó, llenando mi mano con su leche caliente, y salpicando también mis piernas, mi estomago, y mi tanguita.

Cuando solté su pene, rápidamente lleve mi mano hasta mi boca, saboreando por primera vez su semen caliente y espeso, limpiándolo completamente de mi mano, y recogiendo el que había terminado estrellado en mis piernas, y en mi estomago, al hacer esto, mi excitación creció más lo cual me sorprendió ampliamente, ya que yo siempre me había considerado una mujer que en la cama solo se dedicaba a complacer a su pareja, pero lo que ese día ese chico me estaba haciendo sentir, era nuevo para mi, así como la excitación que tenia, y la humedad entre mis piernas que para ese momento, ya era demasiada, tanto que mi tanguita estaba súper empapada de mis jugos, y ya empezaban a escurrir por entre mis muslos.

Creo que ya me alargue un poquito, hasta aquí dejare esta parte de mi historia, pero en la siguiente les contare lo que sucedió después de que probé su semen, ya que esa parte, es la que llevo, y llevare por siempre en mi memoria, en mi corazón, y la que mi cuerpo jamás me dejara olvidar.

Hasta la próxima.

A un marido complaciente le folle su hembra

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Acabo de levantarme, son las dos, estoy de vacaciones y necesitaba descansar de la magnifica noche que pase, bueno llegué a casa a las siete y media de la mañana, eso ya es significativo. Por cierto las chicas que querais una foto mia que os enseña mis 26 cmt, me la pedis a trio69dosårrobagmail.com.

Os cuento, estoy solo estos días y estuve poniendo anuncios de contactos desde el sábado, tuve varias respuestas y el domingo por la tarde quedé con un señor para conocernos y tomar un café.

Nos encontramos a las cinco en una cafetería concurrida en el centro de una ciudad cercana a donde vivo, un señor en los cincuenta y tantos años que quería conocerme para darle una sorpresa a su mujer. Ellos solían un par de veces al año quedar con dos parejas amigas íntimos de otra provincia y organizaban una cena y luego una fiesta especial para todos.

Me comentó que a él le gustaba mucho disfrutar de una buena orgía y al mismo tiempo ver como gozaba su mujer, que es una insaciable.

Esa tarde el la tenia libre porque su mujer estaba en casa de su madre en una reunión familiar y el no quería meterse en temas de otros para no tener problemas.

Cuando llevábamos un buen rato charlando me preguntó:

- Oye, no quiero que te parezca mal, ¿pero es verdad lo que se ve en la fotografía?. Menudo aparato.

- Si, es verdad, la foto no esta trucada, es asi, de verdad… Contesté.

- Vaya, pues me encantaría verla para hacerme una idea, ¿te importa? Preguntó.

- No, ¿pero como hacemos? Pregunté.

- Mira yo me levanto a pagar y tu vas al baño, esperas un poco y entro yo, no te preocupes será un minuto. Contestó.

- Vale, me voy al baño.

Entré en el baño, me fui al lavamanos y esperé un rato y de inmediato entró él. Me coloque en el urinario y saque la polla para fuera, incluso se veían colgar los huevos, él la miró y me dijo:

- Dios es enorme, vaya pollon, eso hace gozar a cualquier hembra, y menudo capullo tienes es precioso.

- Bueno no estoy empalmado del todo, cuando esta a tope es un misil ¿de verdad te gusta? Pregunté.

- Vaya en mi vida vi una cosa así me va a encantar ver como follas a mi mujer. Contestó.

- Bueno pues tu me dices, y quedamos si os apetece.

Metí mi polla y subi el pantalón, salimos del baño y de la cafetería, y antes de despedirnos me pregunto:

- ¿Que vas hacer esta noche? Preguntó.

- En principio no tengo plan, no se si me iré a casa temprano, estoy solo y no tengo nada. Contesté.

- Espera un rato, hago una llamada. Me dijo.

Llamó y recibió contestación de inmediato, y habló con su interlocutor lo siguiente:

- ¿Te falta mucho? Me encontré un amigo y estoy con él, si no tardas mucho lo invito a tomar un café y aprovecho para enseñarle unos planos en el despacho.

Escuchó un rato y comentó:

-Bueno si es a las siete estupendo, te espero en casa. Un beso.

Colgó el teléfono y me dijo:

- Si te apetece, vienes a casa y ves algunos proyectos que hago y tomamos un café mi mujer no tarda mucho en llegar.

- Estupendo, pero de verdad no es compromiso alguno para vosotros, podemos quedar cuando quieras.

- No hoy la vas a conocer que el martes tenemos una cena especial con estos amigos y quiero que la conozcas antes.

- Bueno estupendo.

Le seguí con mi coche hasta una casa muy moderna en una urbanización, entramos, me enseño su despacho, es arquitecto y pasamos al salón de su casa.

Puso una coca cola para mi y un gin-tónic para él y nos pusimos a charlar de cosas de actualidad y de la crisis.

A la siete y cuarto vimos abrir el portón y entró un porsche cayenne con una mujer muy atractiva, rubia, gafas, era lo que veia por el cristal.

El me dijo:

- Es Marisa, acaba de llegar, ¿espero que te guste?

- No te preocupes, me parece preciosa. Contesté.

En un rato estaba su mujer en el salón, sacando el abrigo y Antonio nos presentó. Ella era mucho mas joven que él unos diez años, tiene como 45 tacos mas o menos y muy cuidada, elegante y atractiva, una mujer muy deseable con buenas formas.

Después de los besos de rigor, le pidió al marido una copa, que el se fue a preparar a la cocina. Ella me miró de arriba abajo, pero no abrió la boca, yo me quedé un poco cortado, hasta que llegó le marido y dijo:

- Marisa, ¿que te parece Toti?

- Vaya es un chicarrón del norte, jajaja, me parece muy interesante, contestó.

- Me alegro que te guste y eso que no viste todo. Comentó.

- ¿Qué es lo que no ví?

- Bueno, jajaja, nada, es mejor que te lo enseñe él. Si te apetece ver una cosa especial. Me miraron los dos.

- ¿Qué es lo que me tienes que enseñar que es tan especial? Dijo.

- Bueno, contesté cortado mirando a Antonio, no se que decir, me imagino que es esto. Señalando mi entrepierna.

- Venga no te cortes. Dijo Antonio.

- No me voy a asustar seguro, tranquilo que no pasa nada. Dijo ella.

Pensé es una oportunidad para que esta mujer vea mi polla y que luego decida. En un minuto estaba soltando mi cinturón y abrí la cremallera del pantalón, baje el boxer y saque la polla, ahora estaba muy morcillona, me excitaba la situación, ya estaba con un tamaño respetable.

Ellos se miraron y Antonio dijo:

- Menudo aparato eh cariño.

- Es enorme, si que asusta, es increíble, debe ser enorme cuando esta tiesa, y que buen glande tiene, una preciosidad.

- Nunca ví una polla así, preciosa, eso debe ser una gozada verla dentro de tu coño, y que te folle bien, ¿Te apetece?

- Si Antonio, pero antes cenamos algo y nos ponemos a tono ¿os parece? Dijo Marisa.

Yo les observaba y ella dio un paso hacia donde yo estaba y dijo:

- ¿Puedo tocarla?

- Si claro, si te apetece, porque no. Conteste mientras miraba

a Antonio que también se acercaba para ser testigo de aquel primer contacto.

Ella alargo su mano y acaricio mi polla en toda su dimensión, no tardo en ponerse de punta como un misil, responde de inmediato al

contacto.

Siguió acariciando y miro a su marido:

- de verdad es increíble, esto lo quiero todo dentro cariño, quiero gozar de algo asi en mi agujero, y que tu lo veas.

- Claro lo invite porque vi su enorme rabo y pensé que era ideal para que gozases de él. Dijo Antonio.

- Gracias cariño, es magnifica, ¿os parece que cenemos algo rápido y luego me haceis disfrutar? Pregunto.

- Si me parece bien, que dices Toti, comemos algo y luego subimos.

- Si por mi parte lo que digáis, tomamos algo sencillo yo no tengo mucha hambre, pero si tomo un picoteo. Contesté.

No quiero enrollarme en contando la hora de cena que tuvimos, y aunque con algún roce por debajo de la mesa, nada especial y si una conversación para intensificar nuestra amistad.

Cominos un postre de frutas y nos fimos al salón para tomar el café, ella se sentó a mi lado en el sofa y estuvimos manteniendo un buen ritmo de morreos en presencia de su marido que estaba sentado enfrente, pasado un rato dijo:

Antonio voy a cambiarme y ponerme cómoda, ¿color negro completo te parece?

Si, el conjunto completo, estas preciosa con él. Y dirigió la mirada hacia mi y siguió diciendo: Te va a encantar esta preciosa con un conjunto súper-sexy.

Sonreí y ella se marcho al piso de arriba, mientras Antonio con un

Mando bajaba todas las persianas de casa, para evitar indiscreciones, y bajo la intensidad de la luz que tenia el salón.

Pasamos unos minutos solos, hablando y en un rato puso una música muy suave a la espera de que bajase Marisa.

No tardamos mucho en escuchar los tacones sonando sobre los peldaños, con contoneos medidos y unas poses eróticas, mirábamos a aquella hembraza bajar las escaleras, con sus botas de charol sobre la rodilla, medias de malla, ligueros, tanga, un corpiño negro con dos líneas verticales rojas, un collar negro ancho con tachas y un antifaz, todo de color negro, espectacular hembra, se veía sus horas de gimnasio, buenas piernas, un culo precioso y unas tetas de buen tamaño algo caídas, y nada de tripa, estaba buenísima y muy provocativa, mi polla se disparó dentro de mi pantalón, me entró ganas de subir y follármela allí mismo antes de bajar al salón, pero me contuve, ellos marcaban los tiempos y se el lugar que ocupo.

Se acerco a mí me dio un pico y pasó su mano por mi entrepierna

Y dijo:

-La necesito toda, toda, quiero eso en mis entrañas, amor.

Se fue hacia su marido y le dijo:

Aquí me tienes, toda tuya.

Vas a comerme la polla y que vea Toti como tragas , venga

Comentó Antonio,

Me indicó que me fuese al sofa grande para estar más cerca. Ella saco los zapatos, el pantalón, el boxer y abrió la camisa de su marido y empezó a acariciarle la polla y los huevos.

Me quedé impresionado de los enormes huevos de Antonio y que pequeña era la polla, no estaba empalmado y era todo pieles, me imagine que era muy poca polla para aquella hembra, por eso recurrían de vez en cuando a relaciones abiertas con otras parejas y que ella disfrutase de una buena polla.

Marisa comía la polla y los huevos mientras Antonio sacó las tetas del corpiño, pude ver unos pezones grandes de punta y unas aureolas negras a su alrededor, el me dijo:

Desnúdate y no te cortes, ¿cuando quieras?

Ella me miró y asintió con la cabeza.

Quedé en bolas en un minuto y mi polla estaba mirando al cielo, estaba empalmadísimo, Antonio la miró y le dijo:

Cariño, mira que pollon te va a hacer gozar, es enorme y gorda, menudo capullo te va a llenar bien.

Ella miró y contesto:

Gracias cariño esto si es un regalo. Y le dio un besazo enorme a él.

Yo empecé a acariciar mi polla para sacar las venas bien y me volví a sentar en el sofa, ella de inmediato agarró mi polla con su mano libre y comenzó a masajearla.

No tardó mucho en cambiar la polla de su marido por la mia, para lamerla y chuparla con devoción, miré la polla de Antonio y era relativamente pequeña, unos 9 o diez centímetros, ella estaba de rodillas y él se colocó detrás para metérsela, me quedé atónito, él se iba a follar a su mujer sin estar un buen rato jugando y haciéndola gozar.

Separó la tanga y le clavo la polla mientras ella seguía chupando la mía, noté que ella no se inmutaba, el la galopaba y le decía:

Que buen coño tienes, quiero ver esa polla llenándote toda, ufff como estoy como estoy…..

Mientras tiraba de sus caderas para clavarla todo lo que su polla podía, apretaba y le daba con rapidez, no podía creer lo que estaba viendo, se iba a correr y su mujer todavía no había empezado y no me equivoque en unos minutos se corrió con unos gemidos y bufidos extraños y se quedó quieto. Al rato salió y acarició la espalda de su hembra y le dio las gracias, ella no contestó estaba tragando mi polla todo lo que podía y mientras yo le apretaba las tetas y se las masajeaba.

Antonio se fue al baño y yo le dije a Marisa:

Me imagino que quieres unos buenos polvos, ¿me dejas a mí un rato?

Saco la polla de la boca y me dijo:

Si, pero espera que voy a lavarme.

Se fue al baño y no tardaron mucho en volver, besé a Marisa intensamente y comencé a acariciar todo su cuerpo y metí la mano en su coño recién lavado, frotándolo mientras morreábamos, le di vuelta me coloqué por su espalda besando su cuello magreando las tetas y metiendo mano a su coño en la cara de su marido.

Mi polla estaba inmensa y aproveché para metérsela entre las piernas, por detrás, ella apretó bien y note su calentura, así estuve un buen rato hasta que la tumbé sobre el sofá, saqué su tanga y mi lengua comenzó a recorrer sus pies y fui subiendo hacia su coño rosadito y con un poco de pelito bien cuidado.

Me apliqué en lamer sus piernas hasta que me fui a por su coño, lo lamí bien exteriormente y me aplique a meter la punta de mi lengua dentro acariciando su clítoris y su cueva interna, mientras le levantaba bien las piernas, ella sujetaba mi cabeza, estuve un buen rato comiéndole el coño e incluso le hice un beso negro potente que la hacia gemir intensamente, le metí dos dedos en su coño y comencé a bombear para sacarle la primera corrida a aquella hembra tan salida y deseosa de clavarse en mi polla y follar como una loba.

Seguí aplicando mi lengua y conseguí que ella se corriese como una perra con jadeos y gemidos potentes mientras su marido le acariciaba la cara y le decía:

Córrete cariño, disfruta que vas a ser muy feliz, así, así, sigue… así.

Espere un rato y me levanté, ella estaba abierta de piernas y no dude en empotrarle mi polla, metiéndosela poco a poco y abriéndole el coño mientras su marido me animaba a clavarla bien. Sentí como mi capullo se hacia hueco y notaba el calor y la humedad del coño de Marisa y empecé a empujar y clavar mi sable para que lo sintiese todo dentro y hacerla gozar con un buen ritmo de bombeo para hacerla gozar como una perra en celo.

A cada empujón sus tetas saltaban y su cara mostraba el goce de mi clavada, su marido la besaba y a acariciaba su pelo, yo no perdia minuto en dar empujones y meter bien dentro mi polla hasta que note el fondo de su coño, tres cuartos de mi polla estaban dentro palpitando, ella empezó a gemir y a contorsionarse para sentir bien el empalamiento y yo seguía a lo mió bombeando a rtimo y tirando de sus caderas para que notase mi fuerza bien, hasta que ella empezó a decir:

Antonio, me voy a correr, como me gusta este pollon , me llena bien el coño, que dura es uffff, me voy a correr.

Disfruta cariño, goza, como te entra vida que maravilla de polla uff es inmensa y te clava bien, que gozada verte disfrutar, córrete cuando quieras amor. Dijo él.

Ella seguía contorsionándose hasta que se puso rígida y empezó a gritar y jadear fuerte hasta que dijo:

Ahhhhh, aggggg, me corro , me corro , sigue sigue, fóllame, fóllame, si así así así, ahhhh, agggggg, aggggg, ahhhhh.

Yo seguía bombeándole el coño para que se corriese hasta la último espasmo.

La dejé descansar un rato, bebimos una coca cola y la invité a ponerse de rodillas para volver a follarla bien duro, ella obedeció y su marido la dio un cachete y dijo:

Venga colocate que voy a meterte la polla con mi mano, quiero que entre toda y goces mucho como una loba, me encanta verte gozar.

Me coloque detrás, mi polla estaba para empitonar de nuevo a la hembra de Antonio, él abrió las nalgas de su mujer para darme acceso a su coño , que no tardé en ensartar bien agarrando las caderas con fuerza y que la polla llegaba al fondo de aquel coño abierto y húmedo que hacia un rato se había corrido.

Ella movía el culo y me decía:

Follame duro, despacio, así bien dentro , ufff menuda polla me revienta me gusta, ahhh Antonio que polla tiene este cabrón.

Antonio estaba a mi lado viendo como mi polla taladraba el coño de su mujer y se estaba pajeando, estaba empalmado, la polla era pequeña unos nueve o diez cmts como dije, y le comenté:

Antonio, métele la polla en la boca a Marisa para que disfrute de dos buenas pollas, venga que le va a gustar.

Ella dijo:

Ven amor que te trago tu polla todita y me llenas de leche, cuando te corras.

El lo hizo y la temíamos de rodillas en el sofá yo de pie en el suelo para hacer mas fuerza en las clavadas y su marido con una pierna en el sofa y otra en el suelo para que su polla llegase bien a la boca de Marisa.

Me puso a mil la imagen y me empecé a calentar, y eso es lo que me lleva a una buena corrida, me movía clavando bien el coño de la hembra e incluso en varias ocasiones por mi potencia la levantaba del suelo en las clavadas profundas, que hacían gemir a

La hembra, aguante un buen rato de bombeo hasta que les dije:

Me voy a correr, salgo cuando me digas.

Ella dijo:

No lléname bien el coño y Antonio córrete en mi boca, y siguió chupando entonces Antonio dice:

Yo no voy aguantar mucho, me voy a correr.

Terminó la frase y mi leche empezaba a entrar a borbotones en el coño de la mujer y dije:

Ogggg, me corro, ufff que bueno me corroooooooo, aggggg.

Ya no escuche más porque los jadeos de los tres se confundieron al estar corriéndonos los tres al mismo tiempo. Estuvimos un rato jadeando y nos relajamos un poco.

Hablamos de lo bueno que había sido el polvo y me pidieron que me quedase a dormir con ellos, cosa que hice y ellos agradecieron , porque durante la noche follamos varias veces y por la mañana ella me hizo una mamada monumental y se trago mi leche todita.

Antes de despedirnos me pidieron que asistiese a su cena de martes de carnaval, ya que tenían una pequeña fiesta especial con otros tres matrimonios que venían a pasar la noche en su casa.

Cuatro hembras que me imagine potentes para poder gozar toda una noche, no podía rechazar la invitación y acepté encantado.

Os lo cuento en el próximo relato.

La apuesta con mi suegra

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Cuando conocí a mi suegra, no me gustó para nada y no me refiero al físico, sino a su forma de ser, demasiado vulgar para mi gusto. De mal vestir, siempre fumando, con bromas en doble sentido todo el rato y malas palabras en toda su conversación, pero en fin, se dice que los parientes no se eligen. Debe haber tenido unos 38 años la primera vez que la vi, madre soltera, cuando en un romance de colegio conocí a su hija de mi misma edad 17 años, (hija única) , la que me invitó a su casa y me la presentó. Físicamente era la típica suegra, baja de estatura, algo gordita, bastante culona y tetona, pero fea.

Anduvimos muchos años con mi novia, separaciones de algunos meses, peleas, etc. pero siempre terminábamos juntos hasta que cumpliendo los 30años, nos fuimos a vivir juntos. Sin embargo, no alcanzamos a vivir ni un año solos, y nos tuvimos que ir a vivir con su madre.

La verdad nunca me complicó vivir ahí, ya que con el tiempo, aprendí a comprender, aceptar a esa mujer y porque no decirlo, hasta quererla. Mi suegra, madre soltera y completamente independiente, muy esforzada, nunca se metió en nuestros asuntos, solo se preocupaba de que aportáramos para la casa y de ahí, nada más. Cualquier pelea o discusión con su hija, ella se mantenía al margen. Tenía un puesto en la feria y hacia aseo en algunas casas, dándole lo justo para subsistir, por lo mismo, a ella también le favorecía que viviéramos con ella. Mi novia era enfermera, trabajaba en el hospital y yo administrativo en una empresa de electricidad, por lo que juntando los 3 sueldos, nos alcanzaba para vivir más o menos cómodos, sin grandes lujos, pero bien.

Una de las cosas que compartíamos con mi suegra, y que le cargaba a mi mujer, era el fanatismo por el fútbol, claro que de equipos rivales. Cuando jugaban nuestros equipos, nos preparábamos para el encuentro, bastantes cervezas, cenicero, ya que ambos fumábamos mucho y sentados uno al lado del otro, no nos perdíamos los partidos. Mi mujer odiaba el fútbol y si no estaba trabajando, salía a casa de alguna amiga, dejándonos solos, ya que no la tomábamos en cuenta y la casa se llenaba de gritos.

Una tarde, ambos solos en la casa, mirando un partido de nuestros respectivos equipos, mi mujer en su trabajo, mientras nosotros bebiendo cervezas y fumando, una cosa llevó a la otro y surgió una pequeña apuesta con mi suegra. El trato era que yo tendría que lavar los platos durante una semana, cosa que me cargaba, si mi equipo perdía, mientras que si ella perdía, tendría que asistir a misa con la camiseta de mi equipo. En un partido muy tenso, mi equipo término perdiendo 1 a cero. Mi suegra, se burlo de mí hasta que se cansó. Teniendo plena fe en mi equipo, aumente la apuesta diciendo que estaba seguro de mi triunfo y que si yo perdía, lavaría los platos por un mes. Ahora si ganaba, la apuesta sería que ella tendría que andar toda una semana con la camiseta de mi equipo. La apuesta quedó establecida y se nos vino encima el segundo tiempo. Mi equipo volvió con todo a la cancha y en menos de 10 minutos, consiguieron anotar un gol, el que celebre a todo grito y un baile burlesco delante de mi suegra. El partido continuó y nuevamente mi equipo logra llegar al arco rival, anotando el 2 a 1. Mi suegra se reía nerviosa, ya que veía perdida su apuesta. Trató de dejarla nula, pero no se la acepté, tristemente veía como el tiempo se acababa y que tendría que estar una semana con la camiseta de mi equipo, diciéndome que no podría ir a trabajar así, que dirían sus amigos etc, hasta que ya acorralada, viendo a su equipo perder sin opción, me dijo que no cumpliría su apuesta y en su particular estilo, me dijo que prefería correrme una paja antes de andar toda la semana con la camiseta.

Yo se que lo dijo como broma, sin embargo, continué con la broma, diciéndole que no era mi tipo, pero que gustoso le recibiría la paja. Ya estaba por terminar el partido y mi equipo convierte el tercer gol, dándome por ganador absoluto. Ya con el partido ganado, mi suegra se tapaba la cara y se reía nerviosa , diciéndome que no sería capaz de andar la semana con la camiseta puesta. Le dije que trato son tratos, y que por último tenía la otra alternativa. Echándome hacia atrás en el sofá, rascándome la verga sacándole burla a mi suegra, diciéndole que ahí la tenía o si ya le iba a buscar la camiseta.

Ya estaba todo dicho, mi suegra había perdido y trato de cambiarme la apuesta por mil cosas, a las que obviamente rechacé. A las finales me dijo que cumpliría, pensando que se refería a usar la camiseta, le dije que tenía una camiseta nueva para que se colocara y sorpresivamente me dice que esa no, que la otra apuesta. Me miró con tono desafiante, actuando, seguramente pensando que yo me echaría para atrás. Sin embargo, con todas las cervezas que tenía encima, igual que ella, en un segundo se me ocurrió que no sería mala idea y envalentonado con el alcohol, me eché hacia atrás del sillón, ofreciéndole que cumpliera su apuesta. Mi suegra se reía y pensando que yo estaba bromeando. Se presentó un breve tira y afloja, diciéndome desafiante que la sacara para cumplir su apuesta y yo que ella me la sacara, hasta que me dijo que yo era pura boca y que de seguro no me atrevería, por lo que la apuesta quedaba en nada.

No sé de donde saque el valor, quizás por la gran cantidad de cervezas que tenía en el cuerpo y como andaba con pantalones cortos, me lo corrí hacia un lado, dejando mi verga expuesta ante los ojos de mi suegra que abrió unos tremendos ojos y corrió la mirada al ver mi acción y me trató de degenerado. Ahora yo desafiándola, le dije que era ella la que era pura boca, que a mí me daba lo mismo cual de las apuestas quería pagar, pero que si o si tendría que hacerlo. En un ataque de risa de su parte, me dijo que era un depravado , que nunca pensó que yo lo haría y que ni loca cumpliría ninguna de las dos. Le dije que era pura boca, ( guardándome nuevamente mi verga) , mujer de poca palabra, típico de los de su equipo, etc, hasta que se sienta a mi lado y me dice que cumpliría su apuesta. Nuevamente la sacó, causándole risa, mirando hacia otro lado, pero estirando su mano, me la agarra, diciéndome que termináramos de una vez por toda la apuesta.

Me comenzó a correr una paja fuerte repitiéndome que era un degenerado, riéndose, mirando hacia otro lado, mientras yo no daba crédito a lo que estaba pasando, sentado en el sofá, con mi suegra corriéndome una paja. En un minuto mi verga había alcanzado un tamaño bastante apreciable y le decía a mi suegra que me retractaba de mis palabras, que era una mujer de palabra. Un minuto más y mi suegra, me la suelta, diciéndome que ya era suficiente, que había cumplido con su parte. Pero yo no me di por satisfecho, diciéndole que no era justo, que la otra apuesta era de una semana y esta apenas había durado dos minutos. Me dijo que más quería, insultándome, diciéndome que era un degenerado infiel y yo riéndome le dije que los tratos son tratos, y pensándolo un poco volvió a agarrármela, moviéndola con más fuerza aún. Le dije que la idea era que me hiciera disfrutar, a lo que ella me respondió que eso no era parte del tarto, y que si no pensaba en su hija. Le dije que sí, pero que era una apuesta entre los dos y que ahí quedaría todo. Que no le podía negar que jamás pensé que lo haría, pero que estando así, la verdad se sentía muy bien. Ella fue cambiando, se quedó más callada y comenzó a mirar lo que tenía en su mano.

- Eres un caliente de mierda, mira como se te está poniendo

- ¿ y que quiere suegrita? .. se siente rico su mano

- Ufff … quien me manda apostar

- Mmmm que rico suegra …

- Mira como se te colocó .. que terrible .. acaso no te atiende mi hija?

- Si, pero … no ,me viene mal una mano de ayuda

- Caliente de mierda ..

- Mmmm que rico …

- ¿de verdad estas disfrutando?

- Pero claro … era que no

- ¿Ya? …. ¿estamos listos?

- No … un ratito mas …

- Degenerado … no se te vaya a ocurrir acabar

- Tranquila suegrita , tengo aguante …

- Me imagino … ya cortémonosla , que yo también me estoy calentando

- ¿si? ..

- Y que quieres .. si no soy de fierro … y hace tanto que no tenia una en la mano

- Mmm ¿y por que no le da un besito suegrita?

- Ufff .. mierda, me encantaría , pero mi hija

- Vamos … dele un besito … si esto muere aca

- No se ..mmm lo esta pensando …

- Ohhh … no puedo … pero …

Sorpresivamente mi suegra no se aguantó más y agacho la cabeza, metiéndose toda mi verga en la boca. De ahí todo cambió, las cosas se habían salido de control, ambos estábamos caliente y mi suegra realmente comenzó a disfrutar lo que estaba haciéndome, dándome una chupada exquisita. Yo me comencé a quejar, pidiéndole más y mas, hasta que mi suegra, sin fingir más, se arrodilla en el piso y ya desesperada me da una chupada mucho más fuerte aun. Yo la tomé de la cabeza y la movía al compás de su mamada, hasta que me di cuenta que una de sus manos se había metido bajo el vestido y se estaba tocando.

Le dije que ya no me aguataba más y que me dejara metérsela. Mi suegra me dijo de inmediato que si, algo rápido para sacarse la calentura y parándose, rápidamente se quitó los calzones por debajo de su vestido. En unos cuantos segundos, tenía a mi suegra sentándose de frente sobre mí, agarrándome la verga y metiéndosela en su peluda concha.

No lo podía creer, mi suegra sentada sobre mí, bajando enterrándose mi verga hasta el fondo, para volver a subir y bajar, aumentando de inmediato sus movimientos , con sus tetas chocándome la cara, gimiendo como loca, mientras mis manos le agarraban por primera vez el tremendo culo que se gastaba, que subía y bajaba enterrándose toda mi virilidad.

Estábamos enfermos de calientes, y sin perder tiempo le subí la camiseta y le bajé los sostenes sacándole las tetas al aire y comencé a chupárselas con todas mis fuerzas. Mi suegra gemía y gemía, follando con su yerno y yo sintiendo como su concha estaba completamente mojada, deleitándome con sus grandes tetas. Intente convencerla de irnos a la pieza, pero no quiso, era demasiado caliente el momento, tampoco quizo cambair de posición , quería hacerlo rápido para evitar ser descubierta por su hija , pero de todas formas disfrutaba como loca , y no mas alla de 5 a 10 minutos nada mas, me aviso que estaba por correrse. En un movimiento, le pegamos un golpe a la mesa, botando la cerveza y el cenicero al piso, pero nada importaba. El orgasmo se venía, llenándose el cuarto de quejidos, hasta que mi suegra empieza como a convulsionar diciéndome que se corría.

- Ahhhhhhhhhh … voy acabar .. voy acabar .. ahhh que rico .. ah voy acabar .. ahhhh

- Ohhhhhhhhh suegra …… que caliente …. Aguantese un poquito para que duremos mas …

- Ahhhhhhhhhh ……..no … dale luego …. Ahhh .. no lo puedo creer…. . ahhhhhhhh … me vas a mandar cortada!!

- Un rato mas …

- No …. Ahora … ahora .. no me lo quietes .. ahora viene !!! .. ahhhh

- Dele suegra!! .. mójeme el pico!! … mójemelo …””

- Ahhhhhhhhh échame tus mocos¡! …. Échame tus mocos dentro de mi zorra ahhhh

- Ufffffffff … me va hacer acabar a mi también

- Ahhhhhhhhhh ya!!!…. ahora .. ahora … dámelos .. dámelos!!!! …. me corro!!! .. me corrooooooooooo ¡!!

- Tomá .. toma ..¡!!!!

- Ahhhhhhh me estoy corriendo .. estoy acabando ………… ahhhhhhh me estas mandando cortada .. ahhhgggg que rico ¡!

- Yo igual…….. tome mis mocos suegrita. ¡ tómelos todos! ………ahhhgggg

- Ahhhhhhhhhhhhh

Nuestros gritos se escucharon por toda la casa, mientras mi suegra me ahogaba con sus tetas apretándome la cabeza, dejando su culo completamente abajo, enterrándose toda mi verga , temblando de placer , casi llorando de gusto.

Había sido un monstruoso orgasmo, corto, pero muy caliente. Mi suegra se mantuvo un par de minutos con mi verga dentro suyo y luego se salió. Al hacerlo un chorro de semen escurría de su concha, manchando el piso y el sofá. Quedó a mi lado, nada sexy , con sus piernas gordas abiertas y toda su pelambrera al aire, toda roja peluda, con semen por todos lados , abierta si ninguna vergüenza , como para que se le enfriara el coño, recobrando el aliento con los ojos cerrados mientras yo echado en el sofá , con mi verga aun tiesa, tratando de asimilar lo que había pasado mirándole la concha a mi suegra.

- Que locura

- Ufff. … si … realmente una locura

- Hace años que no me corría así … ¡años!

- Estuvo muy bueno suegra … corto , pero bueno

- No puedo creer que hayamos hecho esto … cómo llegamos a esto …

- Tranquila suegra .. ya lo hecho , hecho esta …

- Si … ya está hecho .. qué le vamos a ser .. que terrible … ufff

- Estaba bueno suegra ¿eh?

- Ja ja .. caliente de mierda

- Ja ja yo? .. y ud?

- Otra caliente mas .. ja ja … bueno de mas esta decirte que de esto ni una palabra a nadie

- Como se le ocurre …

- No, pero a nadie a nadie .. me lo tienes que jurar …

- Tranquila suegra , esto mueres acá

- Eso sí, acá muere .. nunca más …

- Tan malo estuvo?

- No .. al contrario … muy bueno … por lo mismo , hasta acá no mas .. ya nada mas de apuestas .. nunca mas vuelvo a apostar.

- Ja ja , cámbiese de equipo mejor

- Ja ja

Ya recobrando un poco la cordura, ordenamos todo el desastre que habíamos armado. Ordenamos la mesa, aspiramos la alfombra llena de cenizas. Preferí salir a dar una vuelta y asumir lo que había hecho. La verdad la cacha con mi suegra había estado muy buena, y seguramente esa mujer tendría más sorpresas ocultas que tenía ganas de descubrir. A pesar del juramento que ella había hecho, yo no estaba dispuesto a dejar esto nuevo que había encontrado. Tener dos mujeres dentro del mismo techo, era ideal.

Unas vacaciones inesperadamente placenteras

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Llegue como todos los años a pasar unos días con mis padres. Sentía una mezcla de sentimientos, por una parte me alegraba por verlos, por otra parte echaba de menos mi vida en la uni, con mis amigos y amigas. Pero era normal todos íbamos a casa en verano, solo que yo estaba tan lejos que solo nos veríamos una vez al mes, que habíamos quedado todos a medio camino.

Mis padres trabajaban en una gran casa residencial para una familia, tenían su propia casita a la entrada del terreno, mi madre se encargaba de llevar la casa, de cocinar, de mantenerlo todo a punto y mi padre también hacia un poco de todo, de jardinero, de chofer, de electricista…

Llevaban toda la vida allí, eran felices y ciertamente me consta que eran casi de la familia. Los dos años anteriores al haber estado la familia en sendos cruceros mis padres vinieron a verme a mí.

Cuando llegue con mi coche me abrió mi padre, mi madre salió enseguida y nos abrazamos, me besaban.

-hola cariño, cuanto te hemos echado de menos.

-hola papa, mama, yo también os echaba de menos.

-entremos cariño, te he preparado lo que te gusta para comer, luego ya cogeremos tus cosas.

Entramos y me senté a la mesa, comimos sin parar de hablar, yo les contaba cosas de la universidad. Mucho después de terminar de comer, salí al coche a por mis cosas, allí hacía mucho calor y me había quitado los vaqueros llevaba solo una camiseta larga que había dejado la última vez de esas que uso para dormir.

Abrí el maletero, me arrepentía de haber rehusado la ayuda de papa, la maleta pesaba como un muerto, tire de ella y cayó al suelo, casi me parto la espalda, sin soltarla estaba totalmente inclinada cuando oí una voz a mi espalda.

-venía a por Manuel, lo que no esperaba era encontrarme con tremenda visión

Me levante de golpe y a mi espalda vi al que debía ser Julio el marido de la señora Luisa, me moría de vergüenza tirando de mi camiseta, que me parecía más corta que nunca, aunque después de la postura anterior en la que debió ver mi culo casi al completo, ya que encima llevaba un tanga.

-soy su hija Elsa

-encantado yo soy Julio, has crecido desde la última vez

Y sin vergüenza mirando mis pechos dijo:

-Algunas partes más que otras

Avergonzada entre en la casa y llame a papa, este salió a hablar con él y yo me fui a mi cuarto, estaba excitada, pensé cuando recordaba su mirada de deseo devorándome. Me metí en el baño y me masturbe. Media hora después volvía junto a mi madre que dejaba la cena medio echa y se iba a la casa a terminar la de ellos. Me pidió que la acompañara y lo hice.

-hola señora Luisa

-hola Elsa estas muy guapa, que mayor, cuántos años tienes ya?

-veintiuno

Charlamos un rato, mi madre por la mañana dejaba medio hecha la cena, y tras media hora había terminado, volvimos las dos a casa. Esa noche me acosté pronto, aun recordaba el incidente del coche, pensé en la pareja ella era más guapa, él era solo atractivo, pero los dos destilaban clase y buenas maneras, eso los hacia más agradables. Tendrían unos cuarenta ella y el rondaría los cincuenta ya.

Me dormí rápido y por la mañana acompañe a mi madre a la casa, esta me dejo en la piscina, siempre la usaba a primera hora, la verdad es que siempre me dijeron que podía hacerlo a cualquier hora, pero papa no quería que molestara.

Cuando mama entro a empezar a preparar desayunos, yo me lance con cuidado al agua. Al rato note que alguien se lanzaba al agua. Nado hacia mí y salió a mi lado. Era el marido de Luisa.

-hola señor Julio, ya me iba

-porque tienes que irte? –Se acercaba a mí mientras hablaba-

-porque no quiero molestar

-no molestas, más bien me alegras la vista, llevo desde ayer pensando en ese culito prieto tuyo. Lo siento no quería molestarte –era falsa molestia, no se arrepentía-

Se puso tras de mí y enseguida note su paquete en mi culito.

-no sé qué me pasa contigo, me comporto como un tonto. Me encanta como hueles –me dijo al oído casi-

Yo aun sin querer me volví a excitar, había cortado con mi novio hacía ya seis meses, la falta de sexo me pasaba factura.

-no me puedo creer lo cambiada que estas Elsa.

Seguía sintiendo su paquete en mi culo, apretándose a medida que iba creciendo. Un momento después un ruido nos hizo separarnos, alguien venia. Era mi madre, tras pedirle que quería desayunar se fue de nuevo.

Yo salí y me fui tras ella, me gire y su sonrisa iluminaba su rostro, junto con esos ojos que miraban con deseo, sin esconder lo que quería. Eso me calentó de nuevo. Esa noche volví a masturbarme pensando en ese hombre, nunca había estado con un hombre de su edad, todos mis novios eran más o menos de la mía, eso me ponía más, las novedades me volvían loca.

Pasamos el resto de la semana coincidiendo en la piscina, él se ponía detrás y me frotaba su sexo haciéndome saber que le excitaba. No pasaba de ahí, solo tentaba, por miedo a no meter la pata, era la hija de su empleada, bastante más joven que él, no quería meterse en problemas en su propia casa, pero le excitaba cazar y le había gustado. Quería parar por eso no iba más allá, pero no podía parar me deseaba y yo a él.

-dentro de una hora estaré en la buhardilla, te deseo.

Salió de la piscina y me dejo en un mar de dudas, sabía que si nos cazaban mi madre se enfadaría, mi padre aún más, su mujer imagínate, pero todo eso me daba aún más morbo, ni siquiera me enloquecía el físicamente, pero me ponía a cien la situación, una hora después tras ver salir a su mujer y dejar a mi madre en la cocina subí lentamente la escalera, abrí la puerta y subí la pequeña escalera que me llevaría a la buhardilla, abrí la trampilla, entre y allí estaba, me abrazo, me beso y empezó a quitarme la ropa lentamente.

-te deseo tanto Elsa, desde el primer momento que te vi desee hacerte mía

Me dejo completamente desnuda y abriendo mis muslos de rodillas ante mi busco mi raja, la cual estaba ya sonadísima, la abrió con dos dedos y acerco su boca, saco su lengua y lamio, chupo y penetro mi cueva con su lengua provocándome un orgasmo, allí de pie entre polvo.

Cogió de una caja una manta, la estiro en el suelo y me tumbo en ella, me abrió las piernas, se puso entre mis muslos y apuntando a mi coñito empezó a penetrarme lentamente, me retorcía al sentir su polla, no era enorme pero estaba bien. El gemía y yo no quería ir despacio, le empuje, me subí encima y me empale, empecé a moverme apoyada en su pecho, movía mis caderas

-si nena que bien te mueves, no pares, así me gustan decididas, dame mas

Le pellizque los pezones y el busco los míos, me acariciaba las tetas cuando le dije

-sube las caderas y métemela bien adentro

Le pellizque más fuerte, subió las caderas, empuje hacia abajo y me corrí, mojando su polla, el gemía sin parar.

-que mojada estas, como he notado tu corrida, quiero chuparte mas

Deje salir su polla, me gire poniéndole mi coñito en su cara y el empezó a chupar, mientras yo agarre su polla y empecé a mover, a chupar el capullo, a metérmela más y más hasta que golpeaba casi con sus testículos, los agarre y tire mientras succionaba fuerte su polla, me mordisqueo y me corrí en su boca, el orgasmo me hizo tirar más fuerte de sus testículos y su semen golpeo mi garganta, lleno mi boca y se escurría entre mis labios sin que yo parara de mamarle.

-qué bueno chiquilla, que boca…

Me levante, nos vestimos y el me beso, note mi sabor en sus labios.

-ojala pudiera quedarme, pero tengo que irme

-no importa

Ciertamente no me importaba, ya me había dado lo que quería, se fue primero y me quede cinco minutos, cuando fui a bajar, al pasar delante de la habitación de ellos oí como discutían los dos.

-no has podido esperar, te la tenías que tirar verdad? Sabías que me gustaba

Me quede plantada allí, era la voz de Luisa y hablaban de mí. Estaba enfadada no porque él le fuera infiel sino porque me follo antes. Mis bragas se mojaron aún más.

-ya no quiero saber nada

Se metió en el baño enfadada, temí que ese enfado la llevara a decirle a mi madre toda. El salió y me vio.

-no te preocupes Elsa yo me encargo

Salió de la casa y me quede allí unos minutos asustada quería ver si se había relajado, salió del baño con una toalla alrededor de su cuerpo y me pareció muy guapa, su piel era blanca, su espalda rígida al igual que su barbilla y sus ojos claros la hacían parecer una mujer fría y distante, pero muy excitante. No sé en qué estaba pensando nunca había estado con otra mujer. No quise analizar lo que iba hacer.

Toque a la puerta y entre, ella ni intento cubrirse, me miro con rabia, yo temblaba por dentro tenia tanto miedo a que fuera con el rollo a mi madre, pero de repente vi cómo me miraba, su mirada antes fría, ahora miraba mis pechos grandes, el doble que los suyos, que se antojaban pequeñitos bajo la toalla.

Solo fue un momento, volvió el hielo a su mirada cuando me dijo.

-sé que has follado con mi marido

-si

-no vas a disculparte? Que pensara tu madre de eso?

Sus amenazas y lo excitada que estaba es la única disculpa por lo que pasó a continuación.

-no voy a disculparme y no vas a decirle nada a mi madre.

-como te atreves a hablarme así mocosa?

Eso me excito más y me enfureció que me llamara mocosa.

-quítate la toalla puta quiero ver tus tetas

Se quedó paralizada, sus ojos lanzaban chispas, me miro de arriba abajo y dejo caer la toalla al suelo.

-así me gusta puta, quita los brazos enséñame esas tetitas zorra

No estaba acostumbrada a ser sumisa, pero me deseaba, lo veía en su mirada. Dejo los brazos a los lados de su cuerpo y me acerque a ella, cogí entre dos dedos sus pezones y los retorcí, ella gimió y yo hice lo mismo con el otro. Cuando empecé con ese juego fue pensando que si la hacía perder los papeles no podría ir con el cuento a mis padres, pero me estaba gustando, estaba excitándome como nunca dominando a esa mujer más mayor que yo, orgullosa y rígida. Me ponía a cien verla jadear bajo mis caricias.

Voy a echar la llave, tú te tumbaras en la cama y yo te comeré el coño, quiero saber a qué sabes. Me fui hacia la puerta, me aleje para darle tiempo a parar eso, pero al girarme estaba tumbada en el centro de la cama, respira con dificultad mientras yo regresaba, me quite la camiseta, el pantalón y las braguitas, subí a esa cama esponjosa y llena de almohadones y abrí sus muslos, me puse en el centro y acerque mi boca, olía a jabón, abrí su rajita con dos dedos y pase por ella mi lengua, me encanto su tacto, su olor, la textura de su flujo empapando mi lengua, mis labios. Me excitaban sus grititos ahogados cada vez que la succionaba.

-calla puta o te oirá mi madre

Ella se callaba, entonces mordisquee la suave carne de su sexo y note como se corría en mi boca, pase mi lengua sin dejarla aflojar ese orgasmo, metí dos dedos en su coño y ella arqueo su cuerpo jadeando, penetre con violencia, metía hasta el fondo, los sacaba y ella jadeaba, los saque y la amenace con parar si no se callaba.

-no pares Elsa me vuelves loca

La seguí penetrando con mis dedos hasta que volvió a correrse, nos besamos, nuestras lenguas danzaban entrelazadas, yo gemí cuando ella busco con su delicada mano mi raja y la froto, busco mi clítoris y lo fricciono entre sus dedos hasta que me corrí sin dejar de besarnos, luego nos giramos y yo le comí el coño mientras ella me devolvía el favor, ambas volvimos a corrernos, nos abrazamos y descansamos un rato.

-me encanta tu piel, la mía es tan clara y apagada, la tuya es preciosa.

Acaricio cada rincón de mi cuerpo, de la cabeza a los pies no dejo milímetro sin analizar, descubrí que era bien capaz de darme todo el placer que necesitaba.

-aun estas enfadada?

-ya no cariño, no puedo enfadarme contigo, ni con él por desearte yo acabo de tenerte por completo y ya vuelvo a desearte, no puedo culparlo.

Volvió a besarme, a mamar mi coñito, mis tetas y yo me corrí varias veces. Me fui a la ducha y cuando entraba en el baño le dije con ganas de ser mala.

-Luisa ven, quiero darme una ducha y ver como tú te tocas sentada en el baño

Me metí en la ducha y oí la puerta, entro, se sentó en la taza con la tapa bajada y abriendo sus piernas empezó a masturbarse, me duche mientras ella pasaba su mano.

-despacio puta no quiero que te corras, mírame mientras me ducho me gusta que me mires zorra.

-si –me dijo con voz excitada-

-te gusta ser mi sumisa verdad golfa?

-pues ciertamente y sorprendentemente sí.

Salí de la ducha me arrodille ante ella y le mordí el clítoris hasta que empezó a jadear

-chilla puta desde aquí no te oye nadie

Sus jadeos subieron el tono y se corrió en mi boca. Volví a la ducha, me vestí y la deje allí apoyada en las baldosas.

-adiós perra. Eres mi perra Luisa?

-si cariño. Soy tu perra.

Cuando cerré la puerta vi a Julio que se quedó de piedra al verme salir del dormitorio, le sonreí y bese sus labios antes de bajar la escalera y regresar a casa.

Por la mañana estando en la piscina vi salir de la casita de la piscina a una mujer abrochándose lo que parecía un uniforme de limpieza, en la ventana vi una sombra y esta le lanzo un beso, mi madre se cruzó con ella en el camino, le pidió algo y vino hacia mí.

-nena te traigo un café

-quien era mama?

-la chica que viene a limpiar

-quien hay en la casa de la piscina?

-el padre de Luisa, aun no lo habías visto?

-no

-pues ya estaba cuando viniste

-cambiando de tema y esto mama?

-es que hoy se han ido todos más pronto y me he dicho voy a ver a mi niña.

Tome el café con mi madre en una mesa de allí mismo, cuando esta se fue, la curiosidad me pudo, y mire de nuevo, tras la ventana me encontré con los ojos más verdes y fríos que había visto en mi vida. Solo fue un segundo y sin decir ni hacer nada se fue.

Cuando iba hacia casa vi llegar a Luisa, se paró y me acerque al coche. No nos habíamos visto desde nuestro encuentro.

-señora Luisa como esta?

-bien señorita Elsa, voy a descansar un poco, estaré en mi habitación si necesitas algo.

No quería ir, había decidido que solo lo hice por librarme de que con el cabreo se chivara, pero me engañaba pensé mientras recorría el camino que había hecho a la inversa y subía la escalera quería seguir explorando lo que recién había conocido.

Abrí la puerta y allí estaba en el centro de la cama completamente desnuda, me acerque y le dije

-desnúdame a mi

Mientras ella me desnudaba besando cada trozo de piel que aparecía yo la miraba excitándome, también empecé a acariciar su blanca y suave piel cuando un ruido me hizo girar y le vi.

Julio sonreía en la puerta del dormitorio…

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